Domingo de Ramos en nuestras comunidades

ENTRA EL SEÑOR en Jerusalén. Quien siempre se había opuesto a toda manifestación pública de alabanza, quien se había escondido cuando el pueblo quiso hacerle rey, se deja hoy llevar en triunfo. Solo ahora, cuando sabe que la muerte está cerca, acepta ser aclamado como el Mesías. Jesús sabe que, en realidad, reinará desde la cruz, ya que el mismo pueblo que ahora le aclama jubiloso dentro de poco le abandonará y le conducirá al Calvario. Las palmas se tornarán azotes; los ramos de olivo, en espinas; los vítores, en burlas despiadadas.

El Domingo de Ramos en la Pasión del Señor representa el gran portal por el que entramos en la Semana Santa, un tiempo en el que contemplamos los últimos momentos de la vida de Jesús.

Esta es la ocasión en qué todos los templos se ven abarrotados de fieles, como los podremos ver en estas imágenes.

Campamento Naciones Unidas de Miraflores Alto en Viña del Mar, Región de Valparaíso, donde se congregaron los representantes de JMV Piergiorgio Frassati, responsables del equipo de pastoral juvenil del colegio Regina Mundi, JMV Escuela Santa Ana y nuestro padre Visitador. Realizaron la Eucaristía de «Domingo de Ramos» y además bendecir este proyecto llamado «Pequeño Refugio».

Con una gran participación, en nuestra Parroquia San Vicente de Paúl de Valparaíso, se realizó una peregrinación junto a los fieles de esta parroquia, además llegando al templo, vivieron la Eucaristía en compañía de su párroco P. Carlos de la Rivera, C.M.

En la Iglesia San Vicente de Paúl de la Alameda, fieles y la pastoral juvenil de la escuela Industrial Talleres San Vicente de Paúl, hicieron presencia con gran alegría, la Eucaristía fue cantada y animada por todos sus asistentes, en compañía de su rector P. Danilo Gallardo, C.M.

En la Capilla de la Virgen de la Medalla Milagrosa, grandes y chicos asistieron a la Misa, la cual fue dirigida por el P. Fernando Macías, C.M. –

Hermanas de la Casa de la Asunción o mejor conocida como Casa Hermanas Mayores, también vivieron este «Domingo de Ramos» con gran alegría y amor.

P. Luis Chávez, C.M. desde Puerto Montt en la Capilla Jesús Obrero de la Población Modelo , nos hace llegar está imagen de su celebración.

La Parroquia San Luis Gonzaga de Collipulli, tuvo gran asistencia de fieles los cuales en peregrinación cantaron y alabaron al Señor para después en el Templo, tener la Santa Misa, dirigida por el P. Misael Reyes, C.M.

«Domingo de Ramos» en la Parroquia Santísima Trinidad de Copiapó, se hizo la bendición de estos ramos benditos al frente del templo y luego se procedió a la Eucaristía, presidida por su párroco P. Rodis Christensen, C.M.

En Los Lagos, Parroquia Todos Los Santos, de igual manera fieles se manifestaron con una peregrinación de ramos que conducía a la parroquia, donde hubo un momento de oración y reflexión junto a los PP. Gabriel Fuentes y Cristopher Groff.

En Reinaco la Parroquia San Lorenzo, se congregaron fieles para la Eucaristía en compañía de su párroco P. Cristián Villalón, C.M.

También la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en Valparaíso, celebraron junto a su párroco el P. Mario Villar, C.M. y el Hno. Iván Hueichán.

La Parroquia Santa María Reina del Mundo, en compañía de los feligreses animaron esta Santa Misa con el P. David Paniagua, C.M.

Cerro Navia, en la Parroquia Cristo Evangelizador y Solidario, fieles acompañaron, cantaron y guiaron junto a los PP. Álvaro Tamblay, Alejandro Fabres y Gastón Otárola, esta celebración.

Parroquia San Pío de Pietrelcina, Punta Arenas fieles asistieron a la Eucaristía de «Domingo de Ramos» junto a su párroco el P. Pablo Vargas, C.M.

Campaña Campamento Miraflores Alto

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Presentamos el primer boletín informativo del trabajo que se está realizando como FAMVIN Chile en el Campamento Naciones Unidas de Viña del Mar.

Se esta avanzando a pasos agigantados para lograr concretar la guardería para los niños del Campamento, que ayudara a padres y madres a seguir siendo el sustento de estas familias.

Nos encomendamos a sus oraciones para que este proyecto sea exitoso.

Recuerda ¡SE PARTE, NO TE APARTES Y HAZ TÚ APORTE!

Más información en los flyer.

La casa de la Virgen de Éfeso – Descubrimiento Vicentino

La Casa de la Virgen María es un lugar religioso cerca de Éfeso, a siete kilómetros de Selcuk, donde, según la tradición del lugar, el apóstol San Juan, huyendo de la persecución en Jerusalén, llevó a la Virgen María tras la crucifixión de Cristo hasta su bienaventurada Asunción.

La religiosa alemana Ana Catalina Emmerick habría tenido una visión de María, en su casa, sin haber visitado el lugar, cuya descripción fue publicada, posteriormente, por el escritor Clemens Brentano. Desde su descubrimiento a fines del siglo XIX, el lugar es un destino de peregrinos cristianos y musulmanes.

Descubrimiento:

En 1891 los sacerdotes vicentinos  Poulin y Jung del colegio francés de Esmirna creyeron haber encontrado la casa descrita en los libros publicados sobre las visiones de Ana Catalina  Emmerick.  La religiosa Hija de la Caridad sor Marie de Mandat- Grancey  compró el terreno al Estado turco, y los descubridores comenzaron con la reconstrucción de la ruina y la búsqueda de la tumba de Santa María en sus alrededores. La tumba de María no está debido a que ella fue asunta en cuerpo y alma al cielo.

Reconocimiento:

En 1896, tras una consulta hecha por el papa León XIII a los descubridores, éste decidió que la casa era un monumento que debía investigarse. Para que el sitio se transformara en un ámbito de veneración, la Iglesia Católica lo reconoció como lugar oficial de peregrinación en 1951. Concretamente, después de la definición del dogma de la Asunción en 1950, el Papa Pío XII proclamó la casa como «lugar santo» , privilegio que, más adelante, le conferiría, con carácter permanente, el Papa Juan XXIII. Más adelante ha sido visitada por los papas Pablo VI, Juan Pablo II , Benecito XVI y Francisco.

Datos de Sor Marie:

Sor Marie de Mandat-Grancey (1837-1915) era una gran devota de la Santísima Virgen María. Con el tiempo, su devoción la condujo a buscar el hogar de María en Éfeso, en la Turquía de hoy en día.

La tradición nos cuenta que después de que un Jesús agonizante confiara a María al apóstol Juan, ambos se establecieron en Éfeso un tiempo después de la Resurrección. Allí vivieron durante varios años, hasta la Asunción de María al cielo.

El hogar donde vivió se perdió en la historia hasta que sor Marie lo encontró, no sin esfuerzo, para preservarlo.

Marie se crio en una familia noble y entró en la comunidad de las Hijas de la Caridad en 1857.

Su primer destino fue un orfanato francés, donde cuidaba, junto a otras seis hermanas, a 55 huérfanos.

Se convirtió en directora de la Asociación de los Hijos de María y disfrutaba enseñando a los hijos a estar más unidos al Inmaculado Corazón de María. “Sed como María”, les decía sor Marie.

Diez años más tarde, en 1870, durante la guerra franco-prusiana, fue designada superiora en un orfanato a las afueras de París. Fue una época caótica y peligrosa, pero en sus 16 años allí, sor Marie nunca falló a sus huérfanos ni a sus hermanas. Construyó un segundo orfanato y usó sus propios recursos familiares para cuidar de los niños y de sus hermanas.

Entonces, respondió a la llamada del papa León XIII para que misioneros franceses ayudaran en Oriente Medio. En 1886, fue destinada a un hospital francés en Smyrna (ahora Esmirna), en Turquía. El hospital estaba en condiciones deplorables, y sor Marie usó de nuevo los fondos de su propia familia para realizar mejoras para los pacientes y el personal, mientras que ella vivía en la pobreza.

Durante su tiempo en este lugar, leyó a los escritos de la mística alemana beata Ana Catalina Emmerich sobre la vida de la Virgen María y san Juan en Éfeso. Los escritos de Emmerick se basaban en las visiones que había tenido de la vida de María, incluyendo visiones de su casa.

Convencida de que este lugar sagrado debía ser encontrado y honrado, sor Marie empezó una misión con este objetivo. Instó a dos sacerdotes amigos a leer los escritos de la beata Ana y los tres juntos determinaron que la casa habría existido a poca distancia del lugar donde, providencial mente, ellos mismos estaban destinados.

La primera expedición de búsqueda para encontrar la casa de María tuvo lugar en julio de 1891. El grupo, compuesto por los sacerdotes, sor Marie y unos guías, fueron en burro y utilizaron el libro de revelaciones particulares de la beata Ana como mapa. El 29 de julio, creyeron haber encontrado la casa.

Con la orientación de sor Marie, los arqueólogos identificaron las ruinas del hogar del siglo I, con una iglesia del siglo IV construida sobre él.

El 21 de octubre de 1891, sor Marie recibió autorización para adquirir la propiedad a su nombre. Pidió a su padre el dinero necesario para comprar no solo la zona de la casa, sino toda la montaña donde se encontraba. La propiedad fue adquirida el 15 de noviembre de 1892. A continuación, trabajó sin descanso para restaurar la casa y convertirla en un lugar de peregrinación.

Sor Marie permaneció en esta zona, atendiendo tanto a musulmanes como cristianos, hasta su muerte.

Durante la restauración, encontraron tres piedras de la chimenea que se cree fue construida por el apóstol. La piedra angular fue entregada a la capilla de la familia Mandat-Grancey en Francia, como reconocimiento por la vida santa de sor Marie.

La hermana Marie vivió una vida desinteresada, virtuosa, obediente y caritativa. La causa de su beatificación se abrió el 21 de enero de 2011, en la diócesis de Saint Joseph, en Kansas City, Missouri.

Falleció Don Andrés Vargas Vargas, papá del P. Pablo Vargas Ruiz, C.M.

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El sábado 1 de febrero, ha partido a la Casa del Padre, el papá del Padre Pablo Vargas, Don Andrés Vargas Vargas. El fallecimiento se produjo, mientras trabajaba junto a su hijo, luego de ser atacado por abejas. El Padre Pablo le concedió los últimos auxilios espirituales.

Expresamos nuestras fraternas condolencias al Padre Pablo y a sus hermanos y familia, ante este doloroso y trágico acontecimiento, a la vez que elevamos oraciones por el eterno descanso de Don Andrés y el consuelo para su familia, en la esperanza de la resurrección.

El último adiós será el día martes 4 de febrero a las 15:00 horas en la Parroquia Hornopiren.

Fuente: https://radiovicentina.cl/2025/02/01/fallecio-don-andres-vargas-vargas-papa-del-p-pablo-vargas-ruiz-c-m/

 

San Francisco de Sales, amigo de San Vicente de Paúl

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Hoy, 24 de enero, la Iglesia recuerda a San Francisco de Sales, patrón de los periodistas y escritores católicos a cuyo amparo e intercesión la Iglesia confía a todas aquellas personas que se dedican a la noble profesión del periodismo y al oficio de escribir.

La devoción y la defensa de la fe que caracterizaron a este santo y doctor de la Iglesia son puestas como modelo para los periodistas y escritores, cuyo norte debe ser siempre la difusión de la verdad y la edificación de la humanidad.

Desde este portal web gestionado por profesionales del medio, queremos felicitar y enviar nuestra gratitud a todos los compañeros comunicadores que trabajan fielmente al servicio de la verdad y la información, su compromiso, responsabilidad y ética, asumiendo la grandeza de informar, comunicar y establecer grandes lazos con todas la comunidades.

San Francisco y San Vicente de Paúl

En octubre de 1618, Francisco llega por tercera vez a París. Será en esta ocasión, que sepamos con seguridad, cuando Vicen­te de Paúl va a tener la oportunidad de conversar e intimar direc­ta y largamente con el santo Obispo de Ginebra.

La estancia de Francisco en París se prolongará durante todo un año. A este encuentro llega un Francisco de Sales que, según su propia confesión, «ya iba declinando su vida hacia la vejez», pero, sobre todo, llega un obispo que ha plasmado en su vida el modelo delineado por el Concilio de Trento, y un santo que des­borda amor de Dios en el trato personal e irradia ese amor en el corazón de sus interlocutores. Su figura suscita admiración y reconocimiento universal, desde la gente sencilla de su diócesis hasta el grupo elevado de numerosos espirituales que se esfuer­zan por la renovación de la Iglesia en Francia. La misma nobleza y Corte Real se disputan su presencia.

2.1. Encuentro y ternas a tratar

Francisco de Sales llega a París para solicitar la mano de la joven Cristina, hermana de Luis XIII, para el Príncipe del Piamonte, primogénito de su Alteza Carlos Manuel. Hasta entonces, desde 1602, invariablemente el Duque se había opuesto a su pre­sencia en la Corte de París. Ahora, Francisco gozará de todo un año, entre octubre de 1618 y septiembre de 1619, para responder a las solicitudes de quienes quieren escuchar su predicación, recibir sus consejos y orientaciones, charlar y confesarse con él. Entre aquellos a los que el Santo Obispo de Ginebra va a prestar especial atención, figura Vicente de Paúl.

Sin duda, Vicente conocía ya mucho del santo Obispo. La huella que Francisco había dejado en la Corte y en el pueblo de París con sus más de cien predicaciones durante 1602, se mante­nía profunda y activa. Pero, en particular, seguía vivo el rescol­do de su animación espiritual en el entorno del círculo de Madame Acarie. Vicente participaba sin duda de ese aprecio e influjo de la espiritualidad del santo Obispo de Ginebra.

Conocía al Santo Obispo por su doctrina espiritual, amplia­mente divulgada a través de la publicación en 1608 de la Intro­ducción a la «Vida Devota», que, según confiesa el mismo Fran­cisco, «ha sido muy bien acogida en Francia», y seguramente también a través del «Tratado del Amor de Dios», cuya primera edición es de 1616.

Y es probable que lo hubiese tratado personalmente en su época de párroco de Chátillon-les-Dombes, perteneciente a la diócesis de Lyón, a donde Francisco acudía a predicar y donde acababa de establecer el primer monasterio de la Visitación fuera del Ducado de Saboya. Ciertamente las reglas de la Cofradía de la Caridad están inspiradas en la Introducción a la Vida Devota. Además parece difícil explicar la amistad tan íntima y familiar que surgirá de pronto entre los dos santos a raíz del encuentro de París. Sin embargo, carece de fundamento la afirmación de un primer encuentro el año 1602.

Según Pedro Coste, el primer encuentro directo y personal entre Francisco y Vicente de Paúl, al menos en París, tuvo lugar seguramente a finales de diciembre de 1618. Cuando Francisco de Sales llega a París el 10 de noviembre, Vicente de Paúl esta­ba de visita por tierras de Montmirail en compañía de la Señora de Gondi. El intermediario de ese primer encuentro fue proba­blemente Pedro de Bérulle, con quien Francisco de Sales trató sobre la formación del clero. Pero a ese primer encuentro siguie­ron otros más personales, seguramente a través de los señores de Gondi, que se movían en el círculo del ilustre visitante y aprecia­ban sobremanera al señor Vicente. No hay que olvidar que el entonces obispo de París era el Cardenal de Gondi, quien traza­ría un plan para retener a Francisco en París, proponiéndole el nombramiento de coadjutor con derecho a sucesión.

Si tuviéramos que hacer un guión de los coloquios manteni­dos entre los dos santos, anotaríamos los siguientes puntos:

El tema eclesial, especialmente en lo referente a la refor­ma del clero y a la evangelización del pueblo sencillo y la atención a los pobres.

El tema personal, que permite a Vicente compartir con el Santo Obispo sus inquietudes apostólicas y la vocación a la que se siente llamado.

El coloquio y la intimidad espiritual que se establece entre los dos.

2.2. Plena sintonía y gran familiaridad

El mutuo aprecio y familiaridad que surge entre los dos, hace suponer a P. Coste que los dos santos estaban «hechos para comprenderse amarse». En la misma línea se manifiesta Luis Abelly, al considerar la elección que Francisco y la Madre Chan-tal hacen de Vicente para Director del monasterio de la Visita­ción recién fundado en París, a pesar de que «había por aquellos días en París varios sacerdotes sabios, virtuosos y de más edad que el señor Vicente».

En este caso no se trataba sólo de una impresión, sino que res­pondía a la realidad de una relación íntima. Así nos lo confirma­rá Vicente en diversas ocasiones y de forma solemne en la Decla­ración tomada a Vicente el 17 de abril 1628 para la Beatificación de san Francisco. «Muchas veces me honré con el trato de Fran­cisco de Sales», confiesa Vicente. «Añadiré además —continúa—, basándome en el trato familiar con que me honró, que abriendo conmigo su corazón me dijo una vez que, cuando predicaba, se daba cuenta de que alguno le movía interiormente»’.

El nivel de la confianza depositada por Francisco de Sales en Vicente, lo expresa una confidencia que el Santo Obispo le con­fía en presencia de la Madre Juana Francisca Frémiot, viuda de Chantal, que había llegado a París el 6 de abril de 1619, llamada por Francisco para la fundación del nuevo monasterio de la Visi­tación. Les confía el mismo Francisco: «¡Qué bien he humillado a nuestras hermanas, que se esperaban que iba a decir maravi­llas en tan buena compañía!». Se trataba del primer sermón que Francisco predicó al día siguiente de su llegada a París en pre­sencia de la corte y del auditorio más selecto. Este tipo de con­versaciones tan íntimas no eran casuales, sino habituales. En otra ocasión llegó a confesar a Vicente que no podía leer sus pro­pios escritos sin llorar. «Supe de su propia boca por haberlo visto en su trato familiar, que solía derramar lágrimas, cuando repasaba los capítulo de los libros que él mismo había compues­to, pues se daba cuenta de que todas aquellas cosas las había escrito tan excelentemente, no por su propio ingenio, sino bajo la inspiración de Dios». La confianza e intimidad con que le solía tratar el santo Obispo hace exclamar a Vicente en un momento de su Declaración en el proceso de Beatificación: «Sé a ciencia cierta».

Por su parte, la admiración y veneración que Vicente de Paúl llegó a profesar a san Francisco de sales, creció de día en día. «Cuando repaso en mi mente las palabras de este siervo de Dios, excitan tanto mi admiración que me muevo a creer que ha sido el hombre que mejor copió al Hijo de Dios, mientras moró en esta tierra». Llamó especialmente la atención de Vicente la bondad desbordante que transmitía en sus conversaciones perso­nales al hablar del amor de Dios. Esto le hizo exclamar en una ocasión en que repasaba en su interior la idea de la bondad de Dios, que Francisco le había manifestado: «¡Qué bueno eres, Dios mío, cuando tan amable es esta criatura vuestra!».

A Vicente que, según Abelly, «era de natural bilioso y de un temperamento vivo y, por consiguiente, muy inclinado a la cólera», se le grabó en el fondo del alma este modelo. Ya antes se esforzaba en moderar su temperamento, que, además, inquie­taba especialmente a la señora de Gondi, porque pensaba que estaba disgustado por alguna queja contra su casa. Desde el encuentro con Francisco de Sales intensificó este esfuerzo. Nos cuenta Abelly «que la primera vez que lo vio, reconoció enseguida en su aspecto, en la serenidad de su rostro, en la manera de tratar y de hablar una imagen muy clara de la man­sedumbre de Nuestro Señor Jesucristo, que le había ganado el corazón».

Pero también Francisco de Sales, refiere su confesor Miguel Favre, había declarado «que no era dulce tanto por inclinación natural como por esfuerzo”. Más aún, como un día su herma­no, probablemente Juan Francisco, le mostrase su admiración por como había dominado su cólera, el Santo le confesó que «en muchas ocasiones, la cólera le hervía en el cerebro como hierve el agua en un cacharro puesto al fuego, pero que por la gracia de Dios, aunque tuviera que morirse por la violencia que tenía que hacerse para resistir esa pasión… jamás diría una palabra en su defensa».

En el retiro de Soissons de 1621, según asegura P. Collet’, Vicente le rogó a Dios que le cambiase ese temperamento brus­co y le concediese uno dulce y benigno. Poco después, nos dice Jean Calvet, quedó curado por una gracia especial, precisamen­te a la muerte de Francisco de Sales en 1622, como si fuese «la última sonrisa de su amigo’. Ya al final de su vida, confiesa a sus misioneros con evidente humildad: «Hace tanto tiempo que estudio esta lección y todavía no me la he aprendido».

Lo que el mismo Vicente recomienda al P. Codoing, es que desconfíe de los fervores naturales, ya que el espíritu de Dios procede con suavidad y con toda humildad. Y le confirma que, al comienzo de proyectar la Misión, hizo expresamente un retiro en Soissons por ese motivo, y añade: Dios quiso escucharme.

José Mª López Maside,

CEME, 2008

Carta del Santo Padre por el 400 aniversario de nuestra Congregación

El Santo Padre Francisco ha hecho llegar al superior general y a toda la Congregación, la siguiente carta, con motivo de los 400 años del contrato de fundación de la Congregación de la Misión.

«Rezo para que este 400 aniversario sea ocasión de alegría y de renovada fidelidad para la visión del discipulado misionero, basado en la imitación del amor preferencial de Cristo por los pobres» 

Papa Francisco

5 puntos importantes de reflexión:

1. RENOVAR LA FIDELIDAD A LA VISIÓN MISIONERA

2. INSPIRACIÓN PARA QUE LOS JÓVENES CONSTRUYAN UN MUNDO MEJOR

3. MISIÓN Y FORMACIÓN DEL CLERO

4. IMPORTANCIA DEL SERVICIO A LOS MÁS NECESITADOS

5. IMITAR EL AMOR PREFERENCIAL DE CRISTO POR LOS POBRES

 

 

La Compañía de los Sacerdotes de la Misión: la misión anglicana en el espíritu de San Vicente

La Compañía de los Sacerdotes de la Misión (CMP) es una orden anglicana que se ha entregado al servicio de las comunidades desfavorecidas desde su creación durante la Segunda Guerra Mundial. Los fundamentos de la CMP se centran en la misión, la atención pastoral y la evangelización, enraizados en las enseñanzas y el ejemplo de San Vicente de Paúl.

Orígenes y desarrollo histórico

La Compañía de los Sacerdotes de la Misión nació en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Auspiciada por tres Comunidades Religiosas Anglicanas y el Arzobispo de Canterbury, su propósito original era proporcionar sacerdotes para atender a las poblaciones evacuadas en lugares donde no se podía disponer del grado normal de alojamiento y remuneración.

Así pues, estos Sacerdotes de la Misión tendrían que ser solteros y estar dispuestos a compartir alojamiento, medios económicos y gastos. Después de la guerra, se confiaba en que estos sacerdotes pudieran prestar servicio en las grandes barriadas de viviendas, donde los recursos eran escasos y la necesidad de atención pastoral y misión era grande.

Esto fue exactamente lo que ocurrió. Después de la guerra, los sacerdotes de la CMP, tanto en equipo como individualmente, sirvieron ejemplarmente en algunas de las zonas más necesitadas de Gran Bretaña, y también en el extranjero, en Guyana, Madagascar y otros lugares.

Lamentablemente, en la década de 1990, una crisis en la Iglesia de Inglaterra en torno a la ordenación de mujeres llevó a la mayoría de los sacerdotes de la CMP a retirarse de la Compañía y unirse a la Iglesia Católica Romana.

Para la minoría que permanecía en la Iglesia de Inglaterra, bien podría haber parecido que la vida y el trabajo de la Compañía habían llegado a su fin. Pero de esta triste situación surgió, por la gracia de Dios, un nuevo comienzo, nueva vida y crecimiento cuando la Compañía adoptó a San Vicente de Paúl como su patrón segundo, y ha crecido en una estrecha relación con la Familia Vicenciana mundial formada por congregaciones religiosas y organizaciones laicas, inspirándose y guiándose por el innovador trabajo de San Vicente de Paúl en la misión, la evangelización y el cuidado pastoral.

Espiritualidad e influencia vicenciana

San Vicente de Paúl, célebre sacerdote francés conocido por su dedicación al servicio de los pobres, se convirtió en el patrón de CMP en su etapa de renovación posterior a la década de 1990. El legado de evangelización, caridad y trabajo misionero de San Vicente resuena profundamente en la misión y espiritualidad de la CMP. Su visión del servicio cristiano enfatiza la humildad, la sencillez y la dedicación compasiva a los demás, valores que se alinean estrechamente con el espíritu de la CMP.

La conexión de la CMP con la Familia Vicenciana se ha hecho más profunda, fomentando la colaboración con congregaciones religiosas y organizaciones laicas arraigadas en la espiritualidad vicenciana. Esta afiliación amplía la comunidad de las CPM, centrada en el trabajo misionero y la justicia social, y refuerza su impacto a través de valores compartidos de humildad, colaboración y defensa de los pobres. Los sacerdotes de la CMP participan activamente en las iniciativas para aliviar la pobreza y proporcionar atención espiritual, participando en reuniones vicencianas mundiales para compartir estrategias que permitan servir mejor a las comunidades vulnerables.

Áreas de ministerio y actividades

Los sacerdotes de la CMP atienden a las comunidades en varias zonas problemáticas y desatendidas, especialmente en el Reino Unido. Trabajan en parroquias anglicanas, centros urbanos y regiones rurales, centrándose en la atención pastoral, la evangelización y la promoción comunitaria. Sus servicios incluyen:

  • Atención pastoral: Los sacerdotes de CMP proporcionan asistencia espiritual a personas y familias, atendiendo a sus necesidades materiales y emocionales.
  • Evangelización: El trabajo misionero sigue siendo una piedra angular del ministerio de la CPM, con sacerdotes comprometidos en difundir el mensaje cristiano en comunidades que puedan carecer de atención pastoral ordinaria.
  • Justicia social y abogacía: Inspirada por los ideales vicencianos, la CMP aboga por la justicia social, centrándose en los problemas que afectan a las poblaciones marginadas, como la pobreza y la falta de vivienda.

Más allá del ministerio local, los miembros de la CMP participan en misiones internacionales, continuando la tradición de la institución de llevar el ministerio anglicano a lugares necesitados de todo el mundo.

El legado y los retos actuales de la CMP

Ante el cambiante panorama social y eclesiástico, la CMP sigue evolucionando. La Compañía sigue comprometida con su misión fundacional de servir a los necesitados, al tiempo que se adapta a los nuevos retos de la Iglesia Anglicana y de la sociedad. Los miembros de la CMP están unidos por una vocación compartida de vivir con sencillez, con recursos comunitarios dedicados a apoyar la misión, reflejando su espiritualidad de inspiración vicenciana.

El impacto del trabajo de la CMP se puede ver en las vidas de las comunidades a las que sirven, donde su compromiso con la atención pastoral y la proyección social aporta esperanza y apoyo espiritual. A pesar de los desafíos modernos, la CMP continúa llevando adelante su patrimonio de servicio y misión, encarnando la compasión y la dedicación de San Vicente de Paúl.

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La Compañía de los Sacerdotes de la Misión es un ejemplo del poder de la fe y del servicio impulsado por la misión. A través de su compromiso permanente con las enseñanzas de San Vicente de Paúl, los sacerdotes de la CMP sirven como faros de esperanza en la tradición anglicana, ofreciendo atención pastoral, fomentando la evangelización y atendiendo las necesidades de las personas marginadas. En colaboración con la Familia Vicenciana, el trabajo de la CMP representa un legado vivo de caridad cristiana, resiliencia y abnegación.

Fuente: https://famvin.org/es/2025/01/15/la-compania-de-los-sacerdotes-de-la-mision-la-mision-anglicana-en-el-espiritu-de-san-vicente/?utm_source=facebook&utm_medium=jetpack_social

EN MEMORIA DON EVALDO CHÁVEZ HIJERRA (Q.E.P.D.)

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El día de ayer martes 3 de diciembre, en horas de la mañana, partió a la Casa del Padre Dios, Don Evaldo Chávez Hijerra, papá del Padre Luis Chávez Savareses, actual vicario y antiguo párroco -entre 2001 y 2011- de nuestra parroquia San Vicente de Paúl de Playa Ancha.

Conocimos a Don Evaldo -que tenía 95 años al fallecer- por allá por el año 1994, cuando su hijo fue ordenado sacerdote y ya estaba destinado en esa parroquia. Muchos de nosotros pudimos compartir con él en innumerables ocasiones, ya que visitaba a su hijo en cada cumpleaños y en cada aniversario de ordenación, además de otras ocasiones. Supimos de su sencillez, de su sonrisa y de su silenciosa sabiduría.

Nos admiró su tremenda fortaleza, que le permitió llegar a tan avanzada edad. Esta fortaleza fue vencida finalmente, por el peso de los años, pero conservó su lucidez hasta el final. Aunque no podía ni alimentarse, ni hablar, durante este último casi mes y medio, dio ejemplo, a sus hijos, nietos y demás familiares, de fortaleza espiritual. de amor y de fe.

Murió rodeado del amor de los suyos y del recuerdo y la oración de todos los que lo conocimos y lo quisimos.

Don Evaldo ya descansa y pedimos que esté en los brazos del Padre. Pedimos fortaleza para sus hijos y familiares, especialmente para nuestro querido Padre Luis.

Los funerales de Don Evaldo tendrán lugar este jueves 5 de diciembre, a las 12 horas, en la ciudad de Puerto Montt.

Fuente: https://psanvicentedepaul.cl/2024/12/03/in-memoriam-don-evaldo-chavez-hijerra-q-e-p-d/

Falleció Sor Ismenia Araya Solis, H.C.

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En la tarde del lunes 4 de noviembre, en la Clínica Dávila, en Santiago, a los 95 años de edad y 69 de vocación, falleció Sor Ismenia Araya Solis, Hija de la Caridad.

Había nacido el 21 de julio de 1929 en Graneros, en la entonces Provincia de O´Higgins, en la Zona Central de nuestro país, en el seno de una numerosa familia cristiana. Desde niña se despertó en ella la vocación a una entrega total a Dios en el servicio a los hermanos.

Conoció a los misioneros vicentinos – conocidos en ese tiempo como los lazaristas– que predicaban las misiones populares en esos lugares y especialmente al P. Humberto Abarca, que le ayudó a orientar su vocación hacia las Hijas de la Caridad. Así como ella fue orientada y acompañada por un misionero, también ella, después, orientó y acompañó a más de algún joven que luego se convirtió en misionero vicentino.

Después de ayudar en la crianza de sus hermanos y a pesar de la oposición de su padre, ingresó en la Compañía de las Hijas de la Caridad el 13 de marzo de 1955, a los 25 años de edad. Hizo sus Votos por primera vez, cinco años después, el 15 de marzo de 1960.

La mayor parte de su vida de Hija de la Caridad la entregó al servicio de los enfermos en los Hospitales, en Santiago en los Hospitales “José Joaquín Aguirre” y “El Salvador”, en el Hospital Regional de La Serena, en el Hospital Regional de Talca, en el Hospital de San Fernando y en el Hospital de Puerto Montt. En todos los lugares donde le tocó estar se entregó por entero, con generosidad y abnegación, al servicio de los más pobres, los enfermos y ancianos.

Durante muchos años ejerció el servicio de Hermana Sirviente destacándose por su buen espíritu, la alegría en la vivencia de su vocación y por la preocupación por el bienestar integral de cada una de las Hermanas de su Comunidad. Siempre procuró vivir una vida plena en lo espiritual, valorando los tiempos fuertes de oración y los sacramentos. También fue consejera provincial.

En el año 2006, estando en el Hogar El Atardecer, escribió en su autoevaluación: “En la vida comunitaria: trato de ser amena con todas las Hermanas, hacer todo lo que yo pueda, contribuir con un buen espíritu, vivir la alegría de mi ser de Hija de la Caridad. En el servicio: Hago todo lo que puedo, en la portería, ayudo en la cocina, rezo con el personal, y estoy disponible a prestar cualquier servicio que sea necesario, si me lo piden dentro de mi delimitada salud”. Su Hermana Sirviente de ese momento agregó una observación: “La Hermana es una muy buena Hija de la Caridad según lo deseaban San Vicente y Santa Luisa”.

 

RV/HH.CC.

Fuente: Radio Vicentina –  https://radiovicentina.cl/2024/11/05/fallecio-sor-ismenia-araya-solis/

Reflexión hacia el Jubileo C.M. – P. Salvatore Farì C.M.

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La oración del pobre

En el año 2017, el Papa Francisco instituyó la Jornada Mundial de los Pobres, con la intención de que fuera la respuesta de toda la Iglesia a los pobres (dolor, marginación, opresión, violencia, torturas, prisión y guerra, privación de libertad y dignidad, ignorancia y analfabetismo, emergencia sanitaria y falta de trabajo, trata y esclavitud, exilio y miseria), para que no pensaran que su clamor caía en el vacío. Estos son los temas de las Jornadas Mundiales de los Pobres:

  • No amemos de palabra, sino con obras (2017)
  • Este pobre grita y el Señor lo escucha (2018)
  • La esperanza de los pobres no será defraudada (2019)
  • Tiende tu mano al pobre (2020)
  • A los pobres los tendrán siempre con ustedes (2021)
  • Jesucristo se hizo pobre por ustedes (2022)
  • No apartes tu mirada del pobre (2023)

El 13 de junio de 2024, en la memoria litúrgica de San Antonio de Padua, patrono de los pobres, el Papa Francisco envió a la Iglesia universal un hermoso mensaje para la VIII Jornada Mundial de los Pobres, titulado: «la oración del pobre sube hasta Dios» (Sir 21,5). El texto bíblico pone en evidencia cómo los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios, tanto que, ante su sufrimiento, Dios está «impaciente» hasta que les ha hecho justicia. ¡Nadie, absolutamente nadie, está excluido de su corazón!

La Jornada Mundial de los Pobres se ha convertido en una cita anual que invita a cada creyente y a cada comunidad a escuchar la oración de los pobres, tomando conciencia de su presencia y de sus necesidades. Escuchar a los pobres significa también ser discípulos de los pobres; sí, ¡podemos acudir a la escuela de los pobres! En una cultura que ha puesto la riqueza en primer lugar y que a menudo sacrifica la dignidad de las personas en el altar de los bienes materiales, ellos van contra la corriente, subrayando que lo esencial para la vida es otra cosa.

En su mensaje, el Papa Francisco nos invita, en el camino hacia el Año Santo 2025, a cuidar «los pequeños detalles del amor» en la fidelidad cotidiana: detenerse, acercarse, prestar un poco de atención, una sonrisa, una caricia, una palabra de consuelo…

Un aspecto que, en mi opinión, es muy importante se menciona en el n. 5 del mensaje del Papa: la oración. “Necesitamos hacer nuestra la oración de los pobres y orar junto a ellos. Es un desafío que debemos aceptar y una acción pastoral que necesita ser alimentada. De hecho, la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tiene una apertura especial hacia la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria”.

Manos para la oración

El cuarto centenario de la fundación de la Congregación de la Misión es, no solo para los misioneros vicencianos, sino para toda la Iglesia y para todos los creyentes, una invitación a la oración, a tener manos para la oración.

En esta segunda reflexión, también les propongo una pintura sobre lienzo, Hombre en oración, del artista bosnio Safet Zec, quien huyó del asedio de Sarajevo durante la guerra de los Balcanes en los años 90. El artista retrata a un hombre que, precisamente en la oración, encuentra la luz y la esperanza en la oscuridad.

Esta imagen puede acompañarse de la iconografía bíblica de la curación del sordomudo (Marcos 7,32-37): «Jesús lo llevó aparte, lejos de la multitud, le puso los dedos en los oídos y, con saliva, le tocó la lengua; luego, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effatá», es decir, «Ábrete»».

El texto bíblico revela que el profundo vínculo entre el amor a Dios y el amor al prójimo también debe entrar en nuestra oración. En Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, la atención hacia el otro, especialmente si está necesitado y sufriendo, lo lleva a dirigirse al Padre, en esa relación fundamental que guía toda su vida. Pero también sucede al revés: la comunión con el Padre, el diálogo constante con Él, empuja a Jesús a estar atento de manera única a las situaciones concretas del hombre, para llevarles el consuelo y el amor de Dios. La relación con el hombre nos guía hacia la relación con Dios, y la relación con Dios nos guía de nuevo al prójimo.

Vicente de Paúl entre el servicio y la oración

Vicente, tocado por la cercanía con los pobres, los miraba con una mirada teológica, es decir, la mirada que Dios ha mostrado tener hacia el pueblo de la alianza, reducido a condiciones miserables en la historia de la salvación: la mirada comprensiva del amor misericordioso, que fue transparentada de manera inequívoca en la mirada con la que Jesús acariciaba a los pecadores, desafortunados y débiles.

Los pobres se convirtieron para Vicente en el punto más sensible de su conciencia, en cuyo contacto su espíritu vibraba. Jean Calvet (un biógrafo suyo) escribe: “Él sentía y creía que realmente, sin metáfora, el mendigo, el harapiento, era su hermano. Si todos los días hacía sentarse a su mesa a dos pobres de la calle y quería servirles él mismo, era porque veía en ellos a Jesucristo, pero antes de todo porque veía en ellos a sus hermanos. Y como eran hermanos desdichados, pensaba que merecían esa mirada particular: los consideraba sus «amos y señores»

Traduciendo con otro lenguaje una de sus exhortaciones en favor de los pobres, podemos escucharlo nuevamente en estas palabras: “Miren a los pobres, obsérvenlos bien. Son rudos, desfigurados por el dolor y el hambre. Sucios. Apenas tienen apariencia humana. Y sin embargo, den vuelta a la moneda y verán en ellos la imagen del Hijo de Dios, quien en su pasión en la cruz asumió ese rostro desfigurado y humillado”

Para Vicente, cada pobre era un rostro cargado de historia. Un rostro que debía ser descifrado y amado con ternura y cordialidad, reconociendo el mismo misterio del Dios que se hizo hombre y compartió el sufrimiento humano.

A este respecto, recuerdo un texto tomado del Reglamento de la Caridad femenina de Montmirail, donde Vicente educa en el servicio y la oración: “Al entrar en la casa de un enfermo lo saludará amablemente, luego, acercándose a la cama con una cara modestamente alegre, lo invitará a comer, le acomodará la almohada, arreglará la manta, pondrá la mesita, el mantel, el plato, la cuchara, limpiará el tazón, servirá la sopa, pondrá la carne en el platillo, hará que el enfermo bendiga la comida y tome la sopa, cortará la carne en trozos pequeños, le ayudará a comer diciéndole alguna palabrita santamente alegre y de consuelo para animarlo, le servirá de beber, lo invitará nuevamente a comer. Finalmente, cuando haya terminado la comida, después de lavar los platos y los cubiertos, doblará el mantel y quitará la mesita, hará que el enfermo diga la oración de agradecimiento y enseguida lo saludará para ir a servir a otro”.

No olvidemos que los pobres, la gente, las «cosas por hacer» no apartaron a Vicente del corazón de su experiencia con Dios, en la oración: Dedicado continuamente a la oración, no se distraía ni con la contemplación de los misterios divinos, ni con la gente, ni con los asuntos, ni con cosas felices o tristes: de hecho, siempre tenía a Dios presente en su mente, y con gran esfuerzo y santas estrategias había logrado que todo lo que se presentaba ante sus ojos le recordara a su Creador; expresando a su manera la gloria de Dios y las alabanzas divinas, lo impulsaban a la contemplación de la belleza celestial. Por eso siempre era modesto, manso, dócil y benévolo, conservando en todas las cosas una maravillosa serenidad de espíritu: no se exaltaba con las cosas felices ni se turbaba con las adversidades, ya que podía decir con el profeta: “Siempre tengo a Dios ante mis ojos porque Él está a mi derecha para que no sea sacudido”

Conclusión

Que el Señor nos conceda la capacidad de una oración cada vez más intensa, para fortalecer nuestra relación personal con Dios Padre, ensanchar nuestro corazón hacia las necesidades de quienes nos rodean y sentir la belleza de ser «hermanos en el Hijo» (Lumen gentium, 62) para construir fraternidad y amistad social (Fratelli tutti, 6).

Il Signore ci conceda di essere capaci di una preghiera sempre più intensa, per rafforzare il nostro rapporto personale con Dio Padre, allargare il nostro cuore alle necessità di chi ci sta accanto e sentire la bellezza di essere «fratelli nel Figlio» (Lumen gentium, 62) per costruire fraternità e amicizia sociale (Fratelli tutti, 6).

 

Roma, 7 de octubre de 2024 Memoria liturgica

Beata Virgen María del Rosario

Oficina de comunicaciones Congregación de la Misión.