El Padre Mauricio Roche fue un misionero norteamericano, que trabajó en Chile entre los años 1985 y 1987, específicamente en la ciudad de Los Ángeles, donde la Congregación se hizo cargo, por algunos años de la Parroquia Santa María Madre de la Iglesia. Allí el P. Roche ofició de párroco, en una Parroquia que, a pesar de estar inserta en la ciudad, tenía también comunidades campesinas, a todas las cuales el P. Mauricio atendió con esmero.
Había nacido en Nueva York – EE. UU. el 27 de mayo de 1928. Sus padres fueron Don Maurice Roche y Doña Helen Grözinger y sus hermanas Marilyn Koglmecer, Helen Swanwick.
Sus estudios primarios y secundarios los hizo en Nueva York, entre 1934 y 1945. Fue admitido en el seminario Interno de la Congregación de la Misión, el 14 de junio de 1950.sus estudios filosóficos los hizo entre 1945 y 1949 y entre 1952 y 1954 en Pennsylvania y los de teología, en el mismo lugar, entre 1954 y 1958.
Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1958, en Philadelphia, EE.UU. Entre 1958 y 1959 fue profesor de colegio en Philadelphia. Entre 1959 y 1962, curso estudios de especialización en teología dogmática, en la Universidad de Friburgo, en Suiza. Luego, entre 1962 y 1965 ofició de profesor en el Seminario Our Lady of Angels, en Nueva York. Más tarde, entre 1965 y 1968, enseñó en el Seminario Mary Inmaculate, en Pennsylvania. Más tarde, entre los años 1968 y 1979, trabajó en Panamá, como parte del equipo pastoral. En 1980, pasó a Bolivia, donde fue formador, en el Seminario Nacional San José de Cochabamba. En febrero de 1985 llegó a Chile, siendo destinado a la Parroquia Santa María Madre de la Iglesia, en la ciudad y diócesis de Los Ángeles.
En Los Ángeles fue reconocido por su sencillez y humildad; por su generosidad, por su espíritu crítico y por su amor por la liturgia, bien celebrada, en fidelidad a su sentido eclesial e histórico. Tal vez no todos llegaron a comprenderlo y sus palabras y enseñanzas eran interpretadas simplemente como extravagancias de “un gringo muy especial”, pero el P. Mauricio era un gran estudioso, para nada presumido y capaz de acatar hasta la más clamorosa injusticia y medida autoritaria, por respeto a la Iglesia, siendo siempre fiel a las enseñanzas de San Vicente y por supuesto al Evangelio.
En 1988 volvió a su provincia de origen, la Provincia Oriental de Estados Unidos. Allí trabajó, en Philadelphia y en otros lugares, siempre al servicio de los inmigrantes, especialmente mexicanos.
En 1994, planeaba volver a Chile. Así lo había conversado con ambos visitadores. El Visitador de Chile le había manifestado que aún lo necesitábamos aquí y que sería bien recibida su ayuda. El Visitador de la Provincia Oriental se había manifestado favorable a su venida. Sin embargo, el 2 de octubre de 1994, fallece repentinamente, producto de u infarto cardiaco: “Aparentemente, el P. Mauricio falleció cuando se preparaba para ir a dormir. Su cuerpo fue encontrado al pie de su cama…” señalaba el P. Stephen Grozio, Asistente Provincial de la Provincia Oriental, en carta dirigida al P. Francisco Sampedro, Visitador de Chile, el día 7 de octubre de 1994, al día siguiente de la sepultación del P. Mauricio, realzada en Nueva York, su ciudad natal.