Renovación de Votos de las HH.CC. 2025

Nos podríamos cuestionar el por qué seguir esta tradición hoy en día, pues muchos religiosos con votos perpetuos son libres de ir y venir en el mundo. La respuesta es, supongo, que los votos anuales para el servicio de los pobres se han convertido en parte de su identidad y son reconocidos por la Iglesia. Las hermanas esperan cada año la fiesta de la Anunciación, cuando eligen comprometerse de nuevo, y una gran corriente de renovación se extiende por toda la Compañía, en unos 90 países de todo el mundo.
El día 25 de marzo, Día de la Anunciación del Señor, hemos ido a Tomé ( PP. Cristian Villalón y Misael Reyes) para acompañar a las Hijas de la Caridad en su Renovación de Votos.
De igual manera el P. Alberto Torres hizo otro tanto acompañando a la Hermanas de Copiapó, con paseo incluido.
En el Hogar El Atardecer le tocó al P. Pablo González acompañando a nuestras Hermanas vecina en Macul.
Y el P. Fernando Macías fue quien acompañó, muy temprano a las Hermanas de Venecia donde también se unieran las de Huechuraba.
Luego, a medio día, fue la renovación de la Comunidad de la Asunción, donde todas las hermanas mayores renovaron sus votos.
Agradecemos a todas y cada una de nuestras hermanas por su donación y les aseguramos nuestra oración.
Que María de la Medalla Milagrosa las proteja con su manto.

 

Cuaresma 2025

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La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros, y esta conversión que se logra mediante una buena confesión de los pecados.
El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación, son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la palabra de Dios.
Para llegar preparados y limpios interiormente a la Semana Santa, te explicamos en qué consisten estas prácticas:
•    Ayuno: No solo de comida y bebida, sino también de nuestro egoísmo, vanidad, orgullo, odio, pereza, murmuraciones, malos deseos, venganza, impureza, ira, envidia, rencor, injusticia, insensibilidad ante las miserias y necesidades del prójimo.
•    Limosna: No solo material, sino prestar ayuda a quien la necesita, enseñar al que no sabe, dar un buen consejo a quien lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido.
•    Oración: Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso. La oración es generadora de amor e induce a la conversión interior.
Nuestras comunidades a lo largo del país se han preparado junto a sus feligreses para esta importante fecha comenzando con la Parroquia Santísima Trinidad en Copiapó.

También nuestra Iglesia San Vicente de Paúl en la Alameda tuvo gran asistencia de feligreses.

Siguiendo todas las indicaciones de la liturgia, a las 19 horas se inició la celebración, en cuya homilía el párroco nos invitó a buscar la conversión, de acuerdo al objetivo y significado del tiempo cuaresmal y apoyándonos en las prácticas propias de este tiempo: la caridad, la oración y el ayuno, pero teniendo en cuenta las indicaciones de Jesús: que no sean acciones externas y con el fin de aparentar, sino más silenciosas y efectivas.

Luego, todos los presentes recibieron las cenizas, las que fueron colocadas por el celebrante y por dos ministros laicos.

Al final de la celebración, cada participante pudo levar su alcancía para la Cuaresma de Fraternidad. Parroquia San Vicente de Paúl – Valparaíso. 

El Santuario de la Medalla Milagrosa. Ha iniciado este tiempo de cuaresma, con el miércoles de ceniza, con una hermosa eucaristía, Presidida por los PP. Fernando Macías, Jorge Maríquez y Danilo Gallardo.
Con el signo penitencial de las cenizas, iniciamos la peregrinación de la Santa cuaresma, en la fe y esperanza. La iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y abrirnos a la gracia de Dios.
Que este camino nos acerque más a Dios y a nuestros hermanos.

Jesús nos invita a ser generoso con el prójimo, a orar, ayunar, a revisar profundamente nuestra vida, nuestras actitudes y nuestros criterios de comportamientos. Cuaresma es un tiempo de gracia que Dios nos concede como regalo. Parroquia Todos Los Santos – Los Lagos. 

 

El día miércoles celebramos esta importante jornada en la Capilla Nuestra Señora del Carmen de Tijeral y en nuestra Parroquia San Lorenzo de Renaico, contando con una alta participación de feligreses que se congregaron con alegría para vivir la Eucaristía, presidida por nuestro párroco, Cristián Villalón Pérez.

Al finalizar la celebración, se llevó a cabo la entrega de las cajitas de Cuaresma, destinadas a apoyar a nuestros adultos mayores, reforzando así el espíritu de solidaridad y servicio propio de este tiempo litúrgico.

La parroquia San Marcelino Champagnat en La Serena, dio comienzo al Tiempo de Cuaresma con el Miércoles de Ceniza.

Con la celebración del Miércoles de Ceniza se da inicio a un nuevo tiempo litúrgico, la Cuaresma, un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros.

Durante este día, los fieles asisten a misa que fue precedida por el padre Misael, donde asistió una gran concurrencia de feligreses, para recibir la ceniza en la frente en forma de cruz, un símbolo de penitencia y reflexión sobre la fragilidad de la vida humana.

La bendición de la ceniza es un momento muy especial y simbólico. El sacerdote bendice las cenizas, que son el resultado de quemar las palmas benditas del Domingo de Ramos del año anterior. Luego, los fieles se acercan para recibir la ceniza en la frente, en forma de cruz, mientras el sacerdote dice una de las siguientes frases:

«Conviértete y cree en el Evangelio.»
«Recuerda que polvo eres y al polvo volverás.»

Al término de la eucaristía quedaron disponible las alcancías de este año, para reunir recursos en beneficio a los más pobres de la iglesia. Parroquia San Luis Gonzaga de Collipulli.

Parroquia Nuestra Señora del Carmen del Cerro Bellavista – Valparaíso.

Parroquia San Francisco de Sales en Porvenir.

Misa en la Catedral de Punta Arenas, acompañando misionero Vicentino.

Parroquia Cristo Evangelizador y Solidario – Cerro Navia, Santiago.

Parroquia Santa María Reina, Macul Santiago.

MISIONES VICENTINAS HORNOPIRÉN – CHILE

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Bajo el lema «Con Jesús, somos Misioneros de la esperanza», la Familia Vicentina en Chile inició la Misión Rural 2025 y 2028. Como parte de este proyecto, entre el 10 y el 19 de enero de 2025, comenzó el proceso de acompañamiento a la labor pastoral de la Parroquia Sagrada Familia de Hornopirén, en la Región de Los Lagos, junto a su párroco el P. Antonio Van Kessel.

Estas misiones cuentan con 3 etapas, iniciando con el proceso de Pre-Misión, en el que participaron 47 integrantes de distintas ramas de la Familia Vicentina. Entre ellos sacerdotes de la Congregación de la Misión, Hermanas Hijas de la Caridad, educadores, asistentes de la educación, así como representantes de la Asociación de la Medalla Milagrosa y de Juventud Mariana Vicentina.

Las comunidades misionadas fueron Mañihueico, La Poza, Aulen, Isla Queullín, Chauchíl, Contao, Quildaco Bajo, Curamín y Rolecha. Esta misión permitió visitar a las familias de cada comunidad, conocer sus realidades, necesidades y sueños para su localidad. Fue un tiempo de escucha y enriquecimiento mutuo, acompañado de la bendición de casas y familias, así como por momentos de cercanía y fraternidad.

Entre las actividades realizadas por la comunidad misionera en conjunto con las comunidades misionadas, se destacan: la Eucaristía diaria, diversas celebraciones y oraciones, unción de los enfermos, bendición de los hogares, encuentros de formativos y de acogida, actividades con niños y adultos, catequesis bautismal, entrega de sacramentos y peregrinaciones.

A continuación, compartimos tres testimonios de integrantes de JMV.

Las Misiones de Hornopirén han sido, hasta el momento, una experiencia enriquecedora y diferente a la vivida en Copiapó. Hubo una mayor formación, aunque esta no incluyó los recorridos. La falta de un mapa detallado de cada comunidad fue un desafío, ya que no solo debíamos caminar largas distancias, sino también adentrarnos en los cerros para localizar las casas y visitar a las familias. En Copiapó, aunque también caminábamos bastante, los sectores estaban delimitados y organizados por calles, lo que facilitaba la orientación. Sin embargo, no es posible comparar un campamento con una comunidad establecida.

En cuanto a los grupos de servicio en las nueve comunidades, estos fueron bastante dispersos, con integrantes de distintas edades, ramas vicentinas y tipos de servicio. Al igual que en las Misiones de Copiapó, no conocimos la distribución de los grupos hasta el último día, cuando ya debíamos partir hacia nuestro destino. Esto nos tomó por sorpresa, pero lejos de desmotivarnos, permitió la formación de un gran equipo, con la esperanza de que más personas se sumen en el futuro.

El servicio en la localidad no fue muy distinto al de Copiapó. En las mañanas, dependiendo del clima, recopilábamos información sobre las familias y sus necesidades, especialmente en lo que respecta a la Iglesia Católica. Muchos habitantes expresaron su preocupación por la pérdida de la costumbre de asistir a misa y las dificultades para definir quién está a cargo de la iglesia en la comunidad.

Por las tardes, realizábamos encuentros con adultos mayores, ya que eran el grupo predominante en la zona. También intentamos organizar actividades para niños y jóvenes, pero eran pocos y, en su mayoría, no residían en la localidad.

En definitiva, esta misión ha sido un aprendizaje profundo, lleno de desafíos, pero también de valiosas experiencias que fortalecen nuestra vocación de servicio.

Mikaela Villalobos -JMV San Vicente de Paúl, Copiapó.

Fue una experiencia muy bonita, desde el recibimiento que tuvimos por parte de algunas familias, que nos trataron con mucho amor y generosidad. Sin embargo, también enfrentamos algunas dificultades, como las distancias que debíamos recorrer desde donde nos hospedábamos hasta las casas que visitábamos, lo que nos restaba tiempo para llegar a más familias. Además, hubo falta de implementos para cocinar, pero aun así logramos organizarnos para que nunca faltara la comida.

Más allá de los desafíos, fue una experiencia hermosa, donde pudimos disfrutar de los paisajes y conocer a personas maravillosas de la comunidad con las que compartimos y nos relacionamos.

Mathias Bocanegra- JMV Pier Giorgio Frassati, Santiago.

Mi experiencia en la misión la describiría como algo nuevo y emocionante. Personalmente, fue la primera vez que participé en un encuentro como este, y resultó ser una experiencia muy gratificante.

Sentí que esta misión me ayudó a crecer y me dio la oportunidad de compartir con otras personas que, al igual que nosotros, viven el carisma vicentino. Fue un verdadero aprendizaje y un momento de encuentro con la comunidad y con Dios.

En la comunidad que me tocó misionar, en todo momento tratamos de dar lo mejor de nosotros. Nos encontramos con diferentes realidades y, cada día, conocimos nuevas familias con historias únicas.

Como comunidad, teníamos horarios que siempre intentábamos cumplir para salir a misionar lo antes posible. Cada casa visitada fue una oportunidad de crecimiento personal, convirtiéndose en una experiencia que valoro muchísimo.

Agradezco a quienes hacen posible estas misiones, ya que, en lo personal, siento que nos ayudan y aportan mucho a nuestra vida.

Valentina Escobar- JMV La Milagrosa, Punta Arenas.

Fuentehttps://jmvinter.org/misiones-vicentinas-hornopiren-chile/?fbclid=PAY2xjawIlYTxleHRuA2FlbQIxMQABpj-ZXJzJ6I_GMmbV0FNhkCiKaRXmcYfC3i1NOURKN7Nl6GXaltQp2ZwVaA_aem_pCdmTjx8XnW_dOxai3jYaw 

Juventud Mariana Vicentina Internacional. 

Entrevista Sor Françoise Petit, H.C.

Sor Françoise Petit, HC, Superiora General de las Hijas de la Caridad, tiene esperanza en el futuro de la Familia Vicenciana, especialmente al comprobar que los jóvenes se plantean preguntas y quieren servir.

Es una entrevista realizada por la FAMVIN en una sección especial denominada «El Corazón de un Líder»

Sor Françoise, ¿podría presentarse?

Sí, soy la Hermana Françoise Petit, Hija de la Caridad, y soy responsable de toda la Compañía, es decir, en todo el mundo. Somos unas 12.000 hermanas y estamos presentes en 97 países de los cinco continentes.

¿Porque es tan importante que todos los miembros de la Familia Vicenciana caminen juntos?

Sí, realmente lo es, forma parte de nuestra identidad, servir juntos, rezar juntos también, y así ha sido desde San Vicente. San Vicente fundó las Damas de la Caridad y poco después se fundaron las Hijas de la Caridad, y desde el principio trabajamos juntas. A lo largo de los años, a lo largo de los siglos, esta colaboración ha ido creciendo y es muy importante para el servicio, para la eficacia, pero más allá del servicio, para dar sentido a este servicio. Porque eso es realmente lo que nos une, es Cristo, y el texto del Evangelio de Mateo 25, es lo que nos une a todos.

Así que la colaboración, por supuesto, tiene que ver con el servicio, pero en un espíritu, en el espíritu del Evangelio, y eso es muy importante.

Así, en algunos lugares la colaboración es más con la Asociación Internacional de Caridades (AIC), en otros con la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP). Juventud Mariana Vicenciana (JMV) es otro ejemplo de colaboración, están presentes allí donde hay hijas de la caridad. Son muchas las iniciativas que se toman conjuntamente. Y eso da dinamismo, da impulso para el hoy pero también para el mañana.

Por último, de cara al futuro, sus esperanzas y también los retos para la Familia Vicenciana

Hay mucha esperanza e incluso expectación. Sentimos que todo el mundo comprende ahora que es imposible trabajar aislados. Creo que está bien arraigado en la mente de la gente. Eso es una fuente de esperanza, por supuesto. Esperanza también en ver a gente más joven, aunque no sean muy numerosos pero todavía hay muchos jóvenes, a pesar de todo que se hacen preguntas, que quieren servir y que encuentran en un movimiento, en una familia, lo que buscan, que es también la fraternidad. La fraternidad en la familia es una realidad y la fraternidad en el mundo, en la sociedad, es un reto. Y nosotros podemos ofrecerles la oportunidad de experimentar esa fraternidad, que ellos también tienen que construir. Porque, por supuesto, la fraternidad nunca puede darse por sentada, hay que construirla. Y esa es una gran llamada, un desafío misionero para los jóvenes de hoy. Es un reto y también una esperanza.

Gracias.

Fuente: https://famvin.org/es/2024/10/16/el-corazon-de-un-lider-sor-francoise-petit-hc-famvin2024/

Fiesta de las Hermanas De La Providencia

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En su calidad de capellán en la Enfermería de las Hermanas de la Providencia, el P. Jorge Manríquez, presidió la eucaristía de celebración de la Provincia Bernarda Morín el pasado sábado 1° de junio, día que se hace coincidir con el cumpleaños de la Superiora Provincial, Hna. Gloria García.

Dicha celebración contó con la presencia de muchas hermanas venidas de las distintas obras que ellas tienen.

Terminada la Misa se pasó de inmediato a un muy buen almuerzo en la Casa Local (Provincial) con todos los asistentes a la eucaristía, y allí las Hermanas se lucieron con el almuerzo.