Falleció P. Antonio Elduayen Jiménez, ex-Visitador de la Provincia

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En el día de hoy, falleció en Lima, el Padre Antonio Elduayen Jiménez, que fuera Visitador de nuestra provincia, entre los años 1983 y 1989 y Director Provincial de las Hijas de la Caridad entre 1989 y 1999.

El Padre Antonio Elduayen, de nacionalidad española, había nacido en Mar del Plata, Argentina, el 4 de agosto de 1927 y sus padres fueron Tomás Elduayen y Carmen Jiménez. Hizo sus estudios básicos y secundarios en Pamplona, cursó la Filosofía en Madrid y la Teología, en Cuenca. Fue admitido en el Seminario Interno de la Congregación de la Misión, el 19 de septiembre de 1944. Fue ordenado diácono en 1950 y presbítero el 9 de septiembre de 1951, en Cuenca, de manos de Monseñor Emilio Lisson.

Llegó al Perú en 1952, donde desempeñó diversos ministerios, incluido el de Visitador de esa Provincia, entre 1974 y 1982. Llegó a Chile en 1983, para asumir como Visitador, oficio que desempeñó hasta 1989, en que asumió como Director de las Hijas de la Caridad hasta 1999, en que regresó al Perú.

P. Pablo Vargas nombrado Vicario de Pastoral de Punta Arenas

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El Obispo de Punta Arenas, Monseñor Bernardo Bastres, ha nombrado como Vicario Episcopal para la Pastoral de la mencionada Diócesis al P. Pablo Alexis Vargas Ruiz, C.M., quien contará con la colaboración, como Secretario de Pastoral de Don Julio Bórquez Águila.

Hasta ahora, las funciones hoy confiadas al P. Pablo Vargas, las cumplía el Pbro. Fredy Subiabre Matiacha, que es también Vicario General de la Diócesis.

Desde aquí envíanos a nuestro cohermano, una gozosa felicitación con los mejores deseos de que tenga éxito en estas nuevas tareas.

 

Padre Rodis Christensen nombrado Visitador de la Provincia

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El Superior General de la Congregación de la Misión, P. Tomaž Mavrič, ha nombrado Visitador de la Provincia de Chile, al Padre Rodis Christensen. Así lo ha comunicado, mediante una carta dirigida a todos los miembros de la Provincia y fechada en Roma, este domingo 1 de marzo. En la misma carta, se señala que el nuevo Visitador tomará posesión el próximo 16 de junio y que hasta esa fecha, el P. Fernando Macías continúa en plenas funciones.

El Padre Rodis Hernán Christensen Zamora, nació en Loncura, en la Comuna de Quinteros, Región de Valparaíso, el 25 de septiembre de 1973. Sus padres son Don Thowalo Manuel Christensen Fierro y Doña Yolanda del Tránsito Zamora Vargas Fue bautizado en la Parroquia Ntra. Sra. Del Rosario de Puchuncaví, el 24 de diciembre de 1973. En esa misma parroquia recibió el sacramento de la Confirmación en 1999.

Realizó sus estudios básicos en la Escuela E-188 de Puchuncaví y la Enseñanza Media en el Instituto ITEP, de Valparaíso.

El 14 de abril de 1999 ingresó al Propedéutico de la Congregación de la Misión, ubicado en ese entonces en la Casa San Justino de Jacobis de Playa Ancha en Valparaíso. A partir del año 2000, siguió su formación en la Casa de Macul, en Santiago, donde realizó los estudios filosófico-teológicos y también el seminario Interno, en el año 2002.

Emitió los Votos de la Congregación de la Misión, el 12 de diciembre de 2006, en la Casa de Macul. El 2 de junio de 2007 fue ordenado diácono, por el Nuncio Apostólico, Monseñor Aldo Cavalli, en la Iglesia San Sebastián de Macul. El 22 de diciembre de 2007, fue ordenado sacerdote, en la Parroquia de Puchuncaví, por Monseñor Gonzalo Duarte García de Cortázar, Obispo de Valparaíso.

Su experiencia diaconal la vivió en la Parroquia San Vicente de Paúl de Playa Ancha y ejerció como encargado de la Pastoral Vocacional. El año 2008 fue destinado a la Casa de Macul, donde colaboró en la Formación y como vicario de la Parroquia Santa María Reina del Mundo.

En el año 2009 fue destinado a la Comunidad de Los Lagos, donde ejerció como vicario parroquial, hasta 2012, cuando es enviado a la Parroquia San Vicente de Paúl de Valparaíos, como vicario parroquial. En 2014 es destinado a la Casa Central, tiempo en el cual participa en la Misión Interprovincial de CLapvi Sur. En 2016, asume como párroco y responsable de la Comunidad que se establecía en La Serena, oficio en qle ha permanecido hasta hoy.

En 2019 fue nombrado miembro del Consejo del Visitador y también fue nombrado Delegado de la Provincia ante Red Internacional Vicentina para la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación (VIN – JPIC).

Falleció Sor Lucía Cancino Droguett

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En la Casa de Hermanas Mayores, Nuestra Señora de la Asunción, falleció a las 4 de la madrugada de hoy, Sor Lucía del Carmen Cancino Droguett, de 93 años. En los últimos días había estado internada en el Hospital San José, pero en la tarde de ayer había sido trasladada a la casa, donde finalmente falleció.

Sor Lucía había nacido en Doñihue, el 10 de junio de 1926. Sus padres fueron Don Oscar Cancino y Doña María Droguett. Es la segunda de cinco hermanos: María, Lucía, Oscar, Inés (también Hija de la Caridad) y Orestes, de los cuales sobreviven los dos últimos.

Ya en la Compañía, hizo estudios de enfermería, durante cuatro años, en el Hospital de Talca. En ese mismo Hospital, en 1954, los médicos le diagnosticaron equivocadamente apendicitis y la operaron. Sin embargo, tenía tifus, que era una enfermedad de alta mortalidad en la época. Se hizo una cadena de oración por ella y se salvó, sobreviviendo por todos estos años, en general con muy buena salud.

Es recordada como una hermana dulce, tierna, delicada y generosa. Trabajó por largos años en el Hospital El Salvador de Santiago , donde se ganó el cariño de todos por su esmerado servicio y por la dulzura de su carácter.

Cuentan que cuando un pobre necesitaba atención médica y ya no había números, ella acudía con tiernos acentos al médico, a fin de conseguir que atendiera a ese pobre: «papito, mijito, necesito un ratito para él (o ella), no alcanzó número»… Ningún médico negó a su petición, sino que la respuesta era: «Espere, Sor Lucía, voy enseguida…»

Pero no sólo los enfermos eran beneficiados por el esmero y la exquisita caridad de Sor Lucía, sino también los funcionarios del Hospital, especialmente los empleados de servicio, los más humildes. Es así como no era raro que alguno de ellos tocara el timbre en la Comunidad diciendo: «Sor Lucía me dijo que pasara al jardín a tomar limones» y «no había cómo decirle que no, ya que lo que mandaba la Madre Lucía era palabra de Dios», comenta una de sus Hermanas Sirvientes. Y agrega: «Ella era todo bondad para los médicos, para los funcionarios… era amor sin medida… Todos la amaban…»

Cuando a Sor Lucía se le diagnosticó anemia y tenía indicado comer carne, muchas veces fue sorprendida guardando su porción de carne, para luego llevarle a uno de los funcionarios más pobres del Hospital. Al ser advertida que ella necesita esa alimentación, contestaba que aquel pobre hombre está todo el día en su lugar de trabajo y nadie se preocupa de él… Y no había Hermana Sirviente que pudiera convencerla de lo contrario, porque además, tenía razón.

Eran innumerables las cosas que podía conseguir para los pobres. Además ella todo lo regalaba, no reservaba nada para sí misma. Por eso cuando alguna vez estuvo enferma y debió guardar reposo por largo tiempo, la gente se las ingeniaba para visitarla y dejarle regalos. Regalos sencillos, pequeños. Regalo de pobres, pero que contenían amor y gratitud.

Cuando los superiores decidieron trasladarla desde el Hospital Salvador a la casa de la Asunción, hubo gran resistencia de parte de los funcionarios del Hospital. Incluso escribieron a Roma, para evitar ese traslado.

Sor Lucía, además cultivó la música y el canto. Y algo muy importante, nunca habló mal de sus hermanas, ni del capellán, ni de los Padres Vicentinos, ni de nadie. Ella sentía una gran veneración por los sacerdotes y especialmente por los capellanes del Hospital. Eso no cabía en ella. A todos trató con dulzura y amor.

 

Nuevamente asaltan Parroquia de cohermanos en La Serena

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Una vez más, desconocidos ingresaron a las instalaciones de la Parroquia San Marcelino Champagnat, atendida por nuestros misioneros, en La Serena, provocando diversos daños.

Así lo informaron los Padres Rodis Christensen y Gabriel Fuentes, quienes añadieron que lo más importante son los daños que provocaron y que no robaron gran cosa.

Los Padres dejaron constancia de lo ocurrido ante Carabineros. aunque no confían mucho en que eso sirva de algo.

 

 

Misioneros presentes en la II Escuela de Líderes de la Juventud Mariana Vicentina en Punta Arenas

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En Punta Arenas, se llevó a cabo la II Escuela de Líderes de la Juventud Mariana Vicentina de Chile, entre el lunes 20 y el domingo 26 de enero. Además de las fechas de llegada de las comunidades, a partir del viernes 17 en adelante, para la organización. Se ha profundizado en el enfoque de la formación, uno de los pilares de la JMV, para incorporar herramientas que les permitan ejercer un sano y esclarecedor liderazgo en tiempos que corren. Hay que decir que esta experiencia se inició, el año pasado  en Copiapó y ahora se repitió en Punta Arenas. Ambos lugares cuentan con comunidades JMV, que sirven a la Iglesia y a los pobres.

Esta Escuela ha contado con la presencia de la Congregación de la Misión, en la persona del Director Nacional de JMV, P. Álvaro Tamblay y de uno de los Asesores, el P. Gabriel Fuentes, los que han participado activamente en el desarrollo del encuentro. Además, en algún momento se integraron y participaron el Visitador, P. Fernando Macías y el Párroco de San Miguel, P. Pablo Vargas, además de un diácono y los seminaristas, participando en la misa con el Obispo de la Diócesis, Monseñor Bernardo Bastres.

También se contó con la presencia de las Hijas de la Caridad, las que han sido las grandes anfitrionas del encuentro, por el espacio que brindaron como lo es el Colegio La Milagrosa, como también por la participación de la Consejera Nacional, Sor Raquel Argel y otras Hermanas, asesoras de comunidades JMV, y las Hermans de la Comunidad local de HH.CC.

Por su parte el Consejo Nacional de JMV participó en la organización y logística del encuentro, para llevar a cabo el fin de esta Escuela y la Comunidad JMV Punta Arenas  ayudó a concretar estos deseos de organización por ser anfitriones. Participaron comunidades de Copiapó, La Serena, Santiago, Valparaíso y Punta Arenas.

Este espacio de liderazgo ha confrontado parte de los sueños e inquietudes de los jóvenes como también de sus esperanzas y ganas de participar en la transformación del país y de su Iglesia. Ellos son actores vinculantes en el desarrollo de nuevas formas de abordar estas crisis, que han permitido que nazcan formas de liderazgo que incidan en la vida de las comunidades JMV y su entorno, como su sentido de pertenencia a la Asociación.

Esta Escuela ha desarrollado una serie de módulos de formación, en los que se trabajó intensamente en la parte teórica del desarrollo de los cursos, como también de las actividades que propiciaron la participación concreta de su liderazgo, en situaciones de servicio entre los pobres.

Este encuentro tuvo espacios de oración, formación, comunidad, servicio y recreación. Todos ellos marcados por un sello de crecimiento y desarrollo de habilidades personales para sostener la proyección y vida de liderazgo de los jóvenes de la Asociación.

Corresponsal: P. Álvaro Tamblay, C.M.

 

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Así celebramos el aniversario de la Fundación de la C.M.

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Aunque hay quienes dudan de que el 25 de enero sea el aniversario de la fundación de la C.M., lo cierto es que aquí y en todo el mundo, este 25 de enero, hemos celebrado una vez más, el aniversario de la fundación de la Congregación de la Misión, siguiendo la tradición establecida por el mismísimo San Vicente de Paúl. Es así como el Superior General, fiel a una costumbre establecida hace algunos años, envió una carta circular a todos los misioneros, con motivo de esta fecha, y en distintos lugares, con distintos actos, festejamos esta importante efemérides. También muchos nos felicitaron con esta ocasión y también entre nosotros mismos, nos felicitamos unos a otros.

El pasado sábado 25, en Chile, el Visitador nos saludaba -a través de whtatssapp- desde la Región Magallanes: «desde la distancia, un abrazo a cada uno de ustedes, en este día tan especial para nuestra Congregación. Que el señor siga teniendo predilección por cada uno de nosotros. A pesar de nuestra debilidad, Dios sigue haciendo maravillas…». Y como el Visitador, varios otros escribieron sus mensajes y saludos. Unos celebraron la Eucaristía en comunidad, solos, o con los fieles. Unos comieron solos o en comunidad, de acuerdo a la situación de cada uno, en este verano de vacaciones, de misiones o de continuidad de las tareas que no se puede abandonar… pero todos tuvimos en el corazón esta fiesta de la Conversión de San Pablo y del inicio de la Misión.

Muchos insisten en hablar de una Congregación fundada en 1625, quizá entendiendo que la firma del contrato entre el Señor Vicente los Señores De Gondi, en el que éstos se comprometían a colaborar financieramente con la obra, es efectivamente el momento en la C.M. nació. Sin embargo, lo de 1625 es lo que podríamos llamar la fundación financiera, no la fundación espiritual-carismática, ni tampoco la fundación canónica… ni siquiera es el momento en que los misioneros empiezan a vivir juntos y predicar las misiones. Además, el  día 17 de abril de cada año, nadie lo recuerda, ni hace fiesta. Y como alguien nos decía alguna vez, la C.M. es un movimiento espiritual, antes que un ente canónico o una entidad con actividad económica.

Según nuestro fundador, los fundamentos espiritual-carismáticos de la Congregación da la Misión fueron colocados aquel lejano 25 de enero, hace 403 años. ¡Feliz aniversario de la Fundación!

Misioneros concluyeron servicio en Quilacahuín

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Con una misa, presidida por el Administrador Apostólico de Osorno, Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, el pasado lunes 20 de enero, durante la celebración de la fiesta del mártir San Sebastián, concluyeron su servicio en la Parroquia de Quilacahuín nuestros misioneros, P. Cristian Villalón y Hno. Polo Hidalgo. En la oportunidad, además, asumió el nuevo administrador parroquial de esa Comunidad, el Presbítero Oscar Escobar. A la celebración asistieron el P. Gastón Parada, en representación del Visitador de la Provincia, P. Fernando Macías y el P. Pablo González.

La comunidad parroquial agradeció por los más de 10 años de presencia y servicio, en el lugar de los Misioneros Vicentinos. Lo propio hizo Monseñor Jorge Concha, expresando «agradecemos al Señor por el servicio de los hermanos vicentinos que están dejando su misión en esta comunidad, sirviendo, abriendo las puertas, proclamando el Evangelio, sobre todo celebrando la eucaristía, confesando, visitando las comunidades, atendiendo, con sus talentos y con sus debilidades. agradecemos por toda su entrega, su generosidad y tan importante aporte evangelizador y misionero que han prestado en Quilacahuín y a toda la diócesis». También señaló «oramos para que siga acompañando al Padre Cristian, al Hermano Polo y a toda la Congregación d ella Misión».

El P. Gastón Parada, a nombre de la Congregación y especialmente del Visitador, P. Fernando Macías, señaló «agradezco a la comunidad parroquial, a la Diócesis de Osorno y al Obispo Jorge Concha Cayuqueo, por habernos acogido en nuestros hermanos, por más de diez años. Muchas gracias por cuidar de ellos, por quererlos…»

Por su parte el P. Cristian Villalón agradeció a Dios  por «permitirme trabajar en esta comunidad de Quilacahuín, con las comunidades del campo, cruzando el río para ir a ver a los enfermos». también agradeció a la Diócesis y a la Congregación por la oportunidad recibida, como también a los cohermanos que lo ha acompañado ahora, en este acto.

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En «modo misión» Una crónica de la Misión en Tierra del Fuego

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El día 3 de enero, nuestras jornadas diarias se pusieron en modo misión. Ese día, a las 2:30 am, emprendimos camino al aeropuerto para abordar el avión que nos traería a Punta Arenas. Llegamos aquí a las 07:40 y cruzamos inmediatamente a Porvenir. Al día siguiente fuimos a la Radio Porvenir  Para participar en un programa, en el que nos presentaron y se dió aviso de nuestra presencia, dándose a conocer los días y lugares que visitariamos en estas tierras.

Entre los días 6 y 11, recorrimos el sector de la «Corvi». Diariamente salíamos a las 10 de la mañana, regresando a las 12:30 para el almuerzo y volvíamos a salir a las 15:30 hasta las 18:30, para llegar a la Parroquia «San Francisco de Sales», para la la celebración de la Eucaristía y posteriormente concluir la jornada con la mesa y el compartir diario de lo que significó el día de «hoy».

La jornada fue similar, los días 12 al 16, en que recorrimos el sector de la «Villa Las Nieves» , en los alrrededores del Santuario del Nazareno.

En tanto, el sábado 6, recorrimos la Bahía chilota, lugar donde llega el ferry y desembarcan o embarcan quienes van del continente a la isla.

Esta misión, que en un comienzo nos llenaba de expectativas, comenzó a tornarse frustrante y el entusiasmo comenzó a menguar. El clima tampoco parecía acompañarnos, ya que pasamos de tener una hermosa mañana soleada, a caminar con ráfagas de viento que parecía se llevaba todo a su paso. En las tardes salíamos con frío y volvíamos a casa empapados por la lluvia, que sin aviso y de la nada, comenzaba a caer. Era verdad lo que en algunas ocasiones nos decían los porvenirenses, en el sentido de «se podían dar las cuatro estaciones en un día». Junto a ello, las puertas no se abrían con facilidad y quiénes sí lo hacian nos atendían desde la puerta y con cierta desconfianza. Y los pocos que nos permitieron pasar, nos dieron de lo poco que tenían una gran lección.

Pero sin lugar a dudas, esta, nuestra misión, no fue nuestra, sino que fue la misión de una porción del pueblo de Dios, que necesitaba de Él, de unos pocos que querían una bendición, de quienes nos pidieron la comunión y de quienes se alegraban de saber que estos dos misioneros llevaban a su hogar la palabra de Dios y la escucha atenta de sus vivencias, las que con alegría y pena, nos compartían. De igual modo no podemos dejar fuera a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, la cual fue dada a conocer en cada hogar que entramos y a cada persona con la cual nos topamos en el camino.

Esta experiencia nos llevó a reflexionar que por más que uno planifique el día a día, primero y antes que todo, está la necesidad, la caridad y después la evangelización. Y así pudimos palpar y experimentar una de las palabras tan actuales de San Vicente de Paúl. «No podemos asegurar mejor nuestra felicidad, sino viviendo y muriendo en el servicio de los pobres» , ya que, al final de cada día, llegábamos a nuestra habitación con la felicidad y la tranquilidad de saber que dimos lo mejor que teníamos, al servicio de las necesidades de esta fuegina porción de tierra.

Estás semanas caminamos, sin duda alguna, cumpliendo el lema de la Congregación «me ha enviado a evangelizar a los pobres». Así fue nuestra experiencia: evangelizando, Dios nos evangelizó. Y comprendimos que el carisma de la Congregación toma fuerza y vigencia cuando palpamos y vemos las tantas necesidades pastorales de cada sector, de cada realidad.

Jesús nos mostró el camino y San Vicente nos lo explicó. Y en nuestro caminar, que recién comienza, con mayor fuerza podemos decir al igual que el profeta: «habla Señor que tú siervo escucha».

Aprendimos, también, a llevar a la oración de cada día, la disponibilidad de nuestros pasos a la voluntad de Dios, para llegar por las tarde y depositar en la patena nuestro agradecimiento y oraciones por todas las bendiciones y aprendizajes que obtuvimos del día.

Nos vamos con gozo y llenos de alegría por saber que en algo pudimos aportar, que nuestra decisión de vida en la Congregación de la Misión no es en vano y llevamos en nuestro corazón los tantos rostros agradecidos por el tiempo y la disposición de ir a un hogar y llevar de lo poco, lo mucho que para ellos fue nuestra visita.

Gracias damos a Dios, que nos bendijo de sobre manera en esta misión.

Estudiantes Maykol Cortés y Danilo Gallardo.