Misión Internacional de Bolivia

No soy de aquí ni de allá… sino de donde Dios quiera que esté” (SVP).
Mi nombre es Jorge Manrique Castro, C.M., de nacionalidad boliviana, que formo parte del equipo Misión Internacional en  Bolivia, y pertenezco a la Provincia de Chile; fui ordenado sacerdote el año 1997, y ya cumplí las Bodas de Plata en el ministerio sacerdotal y misionero.
Me permito citar a nuestro fundado en su frase de no ser de aquí o de allá, sino donde Dios quiera que esté en mi labor misionera; luego de un periodo de 10 años en la misión de Cochabamba – Bolivia, donde la labor de acompañar, animar a los feligreses de la parroquia y desde luego a cada una de las ramas de la Familia Vicentina, lo cual me permitió ver la riqueza que se tiene como familia y también la necesidad de hacer presencia en cada uno de los momentos que se fueron dando a razón de mi trabajo en la parroquia, esto fue en el transcurso de los años 2019 – 2020.
A partir del año 2021 y luego de ese momento que nos tocó vivir como humanidad, el tiempo del Covid, y viendo las necesidades propias de cada lugar, pedí estar y ser parte de la comunidad misionera en Trinidad el Beni, en el TIPNIS Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Secure, donde la presencia de los misioneros esta dedicada a un gran territorio, que se comprende en mas o menos unas 32 comunidades, que se encuentran dispersas por todo este territorio; es así que llego a integrarme al equipo misionero en el año 2021, siendo todo un desafío, pues dejar el apacible clima de la ciudad de Cochabamba con 14 grados en su mínima y 29 grados en su máxima para llegar a sentir, los 35 o 40 grados de calor y mucha humedad propias del departamento del Beni.
Experiencia que acompaño con ir enriqueciéndome con lo propio del lugar y de cada una de las comunidades de los Ríos; estas pues se dividen en tres, Río Isiboro, Secure y Ichoa, en casi ninguno de ellos hay presencia de nuestra Iglesia, la cual ha sido acompañada por las comunidades de los Jesuitas y Franciscanos, tocándonos a nosotros los Vicentinos la ardua tarea de continuidad en el crecimiento de su fe, que está muy enraizada en su cultura, de hecho en mi se dio la ruptura de lo propio de occidente en cuanto a algunas de las celebraciones propias de nuestra Iglesia en el plano litúrgico, causando un sentido más pleno y vivencial del por qué aquello se debería hacer como signo de la gracias del resucitado al hacerse presente para ellos en la acción del preparado de cada uno de los momentos propios de las celebraciones de cada uno de los tiempo litúrgicos y también en los sacramentos, gran riqueza acompañada de sus tradiciones.
La urgencia de estar entre ellos es para seguir fortaleciendo su sentido de fe, de esperanza y caridad que se van dando de lo más hondo de su sentir en Dios como Padre creador de todo lo que les rodea, esto también implica el sentido de poder tener la grata y buena convivencia con ellos en sus festejos de sus santos patronos de comunidad, a los cuales les hacen participes de su sentido de comunidad que vive su ser cristiano, en cada uno de los sacramentos que piden y desean recibir en favor de sus hijos y ellos mismos al contraer matrimonio, sin dejar pasar la oportunidad de la bendiciones de sus propiedades como casas o herramientas de trabajo que en ellos hacen presente a sus fieles compañeros de trabajo en la tarea de ir con el ganado como son los perros, y sus caballos, ellos sumas todo a que Dios siempre los acompañe… y también sus compañeras en su labor de hogar y educar a sus hijos, eso sin desmerecer el hecho de hacer muchas labores de oficio de pesca o caza, siendo una contribución al sustento de sus hogares, la riqueza es diversa, como los frutos naturales que la misma tierra les proporciona, de  naranja, toronjas o pomelos, limón al igual que caña, yuca, plátano y desde luego el chocolate, tierra bendita como ellos la llaman y la cuidan, es ahí donde la labor misionera se hace presente junto a  ellos, en suplica y gratitud a Dios por todo lo recibido y la que es necesario para su sustento.
Descubrir su espíritu de buena convivencia, esto al ser recibido como uno mas de ellos en las comunidades, de experimentar los diferentes peligros y riesgos que conlleva el navegar por las aguas de los ríos, o la incomodidad persistente de los mosquitos, pero a pesar de ello, siempre habrá de ser mayor el gusto del encuentro tanto en los festivo de cada acontecimiento litúrgico como en el fraterno encuentro con cada uno de ellos, desde los mas ancianos llenos de experiencia de vida y acompañados de sus esposas, sin desmerecer las actitud de alegría y gozo de los niños y jóvenes, también de aquellos que son ya parte de las nuevas generaciones de padres, todos y cada uno de ellos orgullosos de su rol en la comunidad, es por eso que como misionero me ha tocada muy de cerca el saber culturizarme en lo que ellos proponen como lo propio y que ya está acompañado por la Iglesia por un largo tiempo, de ahí que el ser misionero por estas tierras es una riqueza que Dios me ha permitido sentir y vivir.
De las nuevas experiencias están, el hecho de aprender a manejar lancha o deslizador con motor fuera de borda, o también lo que es muy común entre ellos y es su medio de trasporte el peque-peque, pequeños motores que  se usa para los viajes por los ríos, de igual manera el ir conociendo un poco mas de la mecánica de este tipo de motores, y el cuidado al navegar por las aguas de los ríos, ya que siempre se puede llevar una sorpresa al chocar con un palo que no se ve por el color del agua o la escasez de agua en los ríos, que dan origen a las llamadas panduras, don el quedar encallado conlleva el bajar de la embarcación y ponerse a empujar para sacarla de ese lugar…
Agradecido de Dios por esta experiencia y cada momento que me permite vivirlo.