Oficializada la sucesión de la Superiora General de las Hijas de la Caridad

publicado en: Familia Vicentina, Noticias | 0

Luego del fallecimiento de Sor Kathleen Apple, Superiora General de las Hijas de la Caridad, se cumplió con las disposiciones de las Constituciones de la Compañía y asumió como Superiora General quien, hasta ese momento, era la Asistente General, Sor Françoise Petit. Sor Françoise ejercerá este servicio hasta la próxima Asamblea General, que debería celebrarse durante el año 2021. También se ha informado que la nueva Asistente General es Sor Iliana Suárez.

Así lo ha hecho presente el Superior General, P. Tomaz Mavric, en una carta dirigida a la Compañía, el pasado 1 de abril:

«La desaparición de Sor Kathleen nos sume a todos en la tristeza, pero nuestra fe inquebrantable en la

Asistenta General

Resurrección nos mantiene en la esperanza de que volveremos a vernos y de que estaremos juntos por toda la eternidad… Toda buena organización tiene un plan de sucesión. La Compañía de las Hijas de la Caridad no constituye una excepción. Sus Constituciones lo han previsto. El objetivo de esta carta es informarles de las medidas que se han tomado o se tomarán en este aspecto.

La Constitución 66g estipula: «Su oficio [el de la Superiora general] queda vacante al terminar su mandato; puede quedar vacante también por fallecimiento… En caso de quedar vacante el oficio de Superiora general, la Asistenta general desempeña el oficio hasta la próxima Asamblea general ordinaria».

A la muerte de Sor Kathleen, Sor Françoise PETIT, como Asistenta general, ha asumido inmediatamente este oficio y lo desempeña hasta la Asamblea general, el próximo año. Confío en que concederán a Sor Françoise el mismo apoyo y la misma oración que han concedido a Sor Kathleen. Ella ha sido una ayuda preciosa para Sor Kathleen, sobre todo durante la enfermedad de esta última, y cuenta de ahora en adelante con su ayuda.»

San Juan Gabriel Perboyre, el intercesor contra el coronavirus

publicado en: Congregación, Noticias, Reflexión | 0

Compartimos el articulo difundido por la Agencia Católica de Noticias, en el que Courtney Mare, presenta la vida de los santos vicentinos Juan Gabriel Perboyre y Francisco Regis Clet y presenta las razones por las cuales, él propone como los intercesores por las personas que están padeciendo el COVID-19.

Ciudad del Vaticano, 9 de abril de 2020 / 8:00 AM (CNA)

El primer santo canonizado de China murió por ahogamiento en una cruz en Wuhan el epicentro de la pandemia actual de coronavirus.

San Juan Gabriel Perboyre, un misionero Vicentino sacerdote de Francia, fue traicionado por uno de sus catecúmenos por dinero, encadenado, torturado, atado a una cruz de madera y estrangulado hasta la muerte en Wuhan en 1840.

El Dr. Anthony  Clark, profesor de historia china, ha invertido tiempo en Wuhan investigano sobre la vida de Perboyre y San Francisco Regis Clet, otro sacerdote Vicentino martirizado en Wuhan.

Clark le dijo al CNA que los santos mártires de Wuhan son intercesores particularmente adecuados para aquellas personas que están sufriendo el COVID19 hoy en día.

Los santos Perboyre y Clet fueron martirizados por estrangulación; murieron porque no podían respirar” dijo. “¿Cómo podrían no ser intercesores apropiados para esta enfermedad en particular?”

Entre los tormentos que se le infligieron a Perboyre hubo continuos golpes en su espalda y fue obligado a arrodillare sobre cristales rotos. Es un santo que definitivamente conoció las agonías del sufrimiento físico y puede ser un buen consuelo para aquellos que sufren por este virus”.

Wuhan, conocido ahora como el origen del coronavirus, fue en su día un puesto de avanzadilla para misioneros católicos, que fundaron hospitales católicos en la ciudad.

Fuera del Hospital Central de Wuhan, donde el Dr Li Wenliang (quien avisó sobre la existencia del virus) murió, hay una estatua del misionero italiano Monseñor Eustachius  Zanoli, fotografiado por el corresponsal del New York Times, Chris Buckley.

La placa bajo su busto dice, tanto en chino como en inglés: el Monseñor Eustachius Zanoli, de Italia, fue el primer Obispo de la Iglesia Católica Romana en la provincia Este de Hube. En 1886, invitó a las Hijas de la Caridad Canossianas a Wuhan para que proporcionaran servicios sociales y en 1880 fundó el Hospital Católico de Hankou, el cual supuso el inicio del desarrollo para el Hospital nº 2 de Wuhan (1955) y, seguidamente, el Hospital Central de Wuhan (1999).”

Otro edificio cercano relacionado con el coronavirus, el Hospital Jinyintan de Wuhan, se remonta a un hospital para el tratamiento de enfermedades infecciosas fundado por misioneros franciscanos en 1926, el Father Mei Memorial Catholic Hospital de Hankou.

El nombre se debe al P. Pascal Angelicus Melotto (1864-1923), un misionero franciscano de Italia martirizado en Wuhan, que adoptó el nombre chino de P. Mei Zhanchun. Fue secuestrado con la intención de pedir un rescate por él, pero le dispararon en el estómago con una bala envenenada en 1923.

Me siento feliz de morir por los chinos”, dijo el misionero en el momento de su muerte, según el sitio web de la Oredn Franciscana. Viví en China para los chinos y me siento feliz de morir por ellos.”

El Father Mei Memorial Catholic Hospital de Hankou fue administrado por las Hermanas Franciscanas de la Cristiana Doctrina hasta que los misioneros fueron expulsados de China en 1952, tras la Revolución Comunista china.

La comunidad católica de Wuhan ha sufrido enormemente durante la era del Presidente Mao y la Revolución Cultural, y durante ese tiempo se escondieron las tumbas de los santos Perboyre y Clet para protegerles, debido a la profunda devoción que despertaban”, dice Clark.

Mientras estaba allí, visité el seminario donde las dos tumbas se exhiben ahora para su veneración; los católicos de Wuhan sienten una gran devoción por la Eucaristía y por los Paúles, como Perboyre y Clet, que murieron por ellos, y que derramaron su sangre en el suelo de esa ciudad” añade.

Muchos misioneros partieron a China en el siglo XIX con la seguridad de que nunca regresarían.

No sé qué me espera en el camino que se abre frente a mí; sin duda la cruz, que es el pan de cada día del misionero. ¿Qué más podemos esperar mientras vamos a predicar a un Dios crucificado?” escribió en una carta durante sus viaje a China.

Los restos de Perboyre fueron finalmente trasladados a París, a la casa madre de los Paúles. Hoy en día, su tumba está expuesta en una capilla lateral en la misma iglesia donde descansa el cuerpo incorrupto de san Vicente de Paúl. Fue beatificado en 1889 por el Papa León XIII.

En la canonización de Perboyre en 1996, el Papa Juan Pablo II dijo: Por las calles por las que fue enviado encontró la Cruz de Cristo. A través de la imitación de su Señor, con humildad y mansedumbre, se identificó completamente con él… tras ser torturado y condenado, reproduciendo la Pasión de Jesús con extraordinaria similitud, fue llevado a la muerte, y una muerte de cruz.”

San Juan Pablo II canonizó a san Francisco Regis Clet en octubre del año 2000, junto con otros 33 misioneros y 87 fieles católicos chinos martirizados durante la Dinastía Qing (1644-1911).

Michael Fu Tieshan, un obispo de la iglesia católica gubernamental, la Iglesia Patriótica de China, condenó la canonización llamándola humillación pública” en una entrevista en una televisión gubernamental. AP lo reportó en aquel momento.

El primer obispo patriótico” fue nombrado por el Gobierno comunista de China en 1958, procedente de Wuhan. Dong Guangqing, que murió en el año 2007, fue presidente de la Asociación Católica Patriótica de Wuhan y presidente del Comité Administrativo Nacional de la Iglesia Católica China.

Hoy en día, los católicos de Wuhan tienen una particular devoción por san Francisco en el Sacramento de la Penitencia, según observó Clark.

Los católicos de Wuhan son conocidos por hacer filas muy largas junto a los confesionarios de los sacerdotes que son vistos como más fieles a las auténticas enseñanzas de la Iglesia; son una visión preciosa”, afirma.

Es raro encontrar una iglesia en la que no haya una estatua de san Francisco, y a veces devoción por san Vicente de Paúl. La fe allí e fuerte, y ha florecido incluso más durante tiempos de persecución”, añade Clark.

He oído, de hecho, de católicos que durante este tiempo, se vuelven al Señor y su misericordia  en estos momentos en que nos confrontamos con nuestra fragilidad”, afirma. Recientemente he escuchado de un protestante de Wuhan que ha destacado la tristeza de ver a miembros ancianos de su iglesia falleciendo. El trauma en la comunidad cristiana de Wuhan se ha visto ayudado por la poderosa fe de los cristianos de esa área”.

Falleció Sor Silvia Muñoz Urrutia, Hija de la Caridad

publicado en: Familia Vicentina, Noticias | 0

A las 15.15 de este Domingo de Pascua, 12 de abril de 2020, falleció Sor Silvia Muñoz, Hija de la Caridad, víctima de un agresivo cáncer que la afectaba desde hace algún tiempo. En las últimas semanas había recibido la Unción de los Enfermos y había renovado sus Votos en su lecho de enferma. Había mandado celebrar misa para poder por su buena muerte y para prepararse para su «pascua» con mucha paz, sin miedo ni temor y confiando al señor, al que le pedía que se acordara pronto de ella.

Sor Silvia del Carmen Muñoz Urrutia había nacido en La Calera, Región de Valparaíso, el 30 de diciembre de 1933 y sus padres fueron Don Romilio Muñoz y doña Ana Urrutia, tuvo dos hermanos y una hermana, la que ayudó arriarla junto a su abuelita, ya que su mamá falleció cuando ella era pequeña. Ingresó a la Compañía el 25 de septiembre de 1956.

Sor Silvia era profesora normalista y por lo mismo, su vida como Hija de la Caridad estudio dedicada especialmente a la Educación. sirvió en colegios como Santa Luisa de Marillac de Santiago, Margarita Nasseau de Tomé,San Vicente de Paúl de Copiapó, en el Hogar santa Ana de Quilpué y en la Escuela Santa Anna de Valparaíso, donde permaneció por 20 años y dio clases de religión y de artes manuales. Era muy artista, le gustaba la belleza del baile, la danza, el teatro, le gustaban mucho las flores.

Sus últimos años fue destinada al Hospital Salvador de Santiago, donde descubrió esa otra faceta de una Hija de la Caridad: acompañe y servir a os enfermos y a sus familiares. Fue muy feliz en ese servicio. Cuando se le declaró en cáncer, que poco a poco fue siendo más agresivo, los superiores decidieron que fuera a la Casa de La Asunción, para cuidarla mejor en su enfermedad.

Era una mujer muy espiritual, piadosa y espontánea. Uno de sus santos favoritos era el Santo Cura de Arsenal, por su sencillez y mortificación; le gusta leer su vida. Pero también era una persona que disfrutaba de las cosas de la vida, de una buena comida, de una buena película y de combatir con los demás. Era muy cariñosa. Hasta sus últimos días, cuando algún seminarista o algún Padre que ella había conocido desde joven, lo trataba con mucho afecto y con su típica expresión: «mijito».

Recibió la gracia de partir a la Casa del Padre justo el día de la Resurrección del señor, quizá como un premio por todo el bien que hizo y la alegría que prodigó, entre quienes compartieron con ella.

Una Pascua diferente

publicado en: Comunidades, Noticias, Provincia | 0

Por estos días, hemos tenido una Semana Santa y una Pascua diferentes. Nosotros y todo el mundo.

En un año normal, éstos hubiesen sido días de mucho trabajo, de muchos preparativos y nerviosismo, de muchas carreras y de mucho entusiasmo. Per la Pandemia del Coronavirus y las medidas que las autoridades han debido tomar, así como también nuestra propia conciencia del peligro que todos corremos, nos ha obligado a hacer las cosas en forma diferente.

Algunos de nuestros cohermanos están en zonas donde se ha decretado cuarentena obligatoria y absoluta, como es el caso de la Casa de Santiago y también la de Punta Arenas; otros como en Macul, Copiapó, La Serena, Valparaíso, Collipulli y Los Lagos, enfrentando cuarentenas parciales y voluntarias. La mayoría de las diócesis ha decretado el cierre de los templos y de las actividades pastorales.

Como muchos sacerdotes en el mundo, hemos optado por celebrar la misa y todos los ritos de Semana Santa y transmitirlos por streaming o en algunos casos, por la radio. alguien ha objetado diciendo que no es necesario que todos lo hagamos, pero a los fieles les motiva y consuela ver a los sacerdotes de su parroquia o comunidad y estar en contacto, aunque sea virtual, con ellos.

La Comunidad de Macul salió el Viernes Santo, a la hora en que cada año se realiza el Vía Crucis, a recorrer las calles del territorio de la Parroquia Santa María Reina del Mundo, ellos encomendada. Se acercaron a una distancia prudente, a la gente y repartieron medallas.La gente valoró mucho este gesto de cercanía en medio de días tan difíciles. También transmitieron las celebraciones desde la capilla del ex-Regazo y desde el Seminario, transmitieron reflexiones para ayudar a vivir mejor estos días.

El P. Alejandro Fabres, en Tierra del Fuego, llegó a sus feligreses a través de las ondas de Radio Porvenir, con algunos de los ritos de Semana Santa y con reflexiones propias de Semana Santa. Otro tanto hizo la Comunidad de Collipulli por Radio Mirallay.

Y este Lunes de Pascua no habrá paseo, pero de seguro habrá el compartir alegre y sencillo en Comunidad, ejerciendo, como nunca, eso de «vivir como hermanos que se quieren bien» y un poco de aquello de ser «cartuchos en casa», sin dejar de ser misioneros, no ya quizá en la campiña, sino ahora en la red…

Reflexiones en tiempos de Pandemia

publicado en: Noticias, Provincia, Reflexión | 0

El Visitador de la Provincia, P. Fernando Macías, ha hecho llegar a cada misionero, la siguiente carta circular, con motivo de la emergencia que se vive, nivel planetario, por la pandeemos del corona virus.

 

A todos los misioneros de la Provincia:

“La enfermedad nos hace ver lo que somos”
(San Vicente de Paúl)

Queridos hermanos:

Con estas iluminadoras palabras de nuestro fundador, hago llegar un fraterno saludo a cada uno de ustedes, con un gran deseo de unidad entre nosotros, en esta situación difícil que enfrentamos como humanidad, debido a la pandemia del Coronavirus.

Quisiera saber cómo están ustedes, las comunidades y cada uno también. Y saber también de la salud de sus familiares y colaboradores en el servicio misionero. Es necesario que estemos comunicados, hoy más que nunca, debido a la gravedad de esta catástrofe, porque según se presume, pasará mucho tiempo en que no nos podremos encontrar, ya que como dicen los expertos y las autoridades, lo peor de la pandemia está por venir.

No quiero ahondar en todos los datos e informaciones que recibimos en forma constante y que nos provocan tanto dolor. Cada día nos entristece saber de los casos sospechosos, infectados, y fallecidos. Aún no tenemos información oficial de parte de nuestros superiores, acerca del número de cohermanos, hermanas y laicos vicentinos contagiados y fallecidos en los distintos países. Como información preliminar sólo sabemos de la muerte de una hija de la caridad en España, a causa del Coronavirus, Sor Tomasa García. Junto con ello, nos hemos enterado de los contagiados de este virus, cohermanos en la Casa Madre de París, Hijas de la Caridad de España, y seguramente de otros lugares. Tengámoslos presentes en nuestras oraciones.

Retomando la frase de nuestro fundador: la enfermedad nos hace ver lo que somos, mucho mejor que la salud y que en los sufrimientos es donde la impaciencia y la melancolía, atacan a los más decididos”. Creo que estas sabias palabras pronunciadas hace tanto tiempo, nos pueden ayudar a darnos cuenta de lo esencial de la vida -que muchas veces es invisible a nuestros ojos- ante esta terrible enfermedad que afecta al mundo y a la que nosotros no estamos ajenos.

San Vicente nos invita a descubrir nuestra esencia como misioneros de los pobres. Con esta gran tormenta que nos azota, con la que se nos vienen abajo todas nuestras planificaciones, proyecciones, asambleas; nuestros programas pastorales y la planificación de la vida congregacional, a nivel general, provincial y local, y de aquello que pensábamos que era lo más importante; la “sacra rigidez” de nuestras estructuras, además de nuestros brillos personales… Cuando está en juego nuestra propia vida y la de los demás, todo pasa a segundo plano. Por ello, parafraseando a nuestro fundador, decimos que la enfermedad es la mejor escuela de virtudes.

Seguramente el sufrimiento de esta pandemia no sólo nos llena de impaciencia y melancolía. Seguramente hay otras sensaciones que estamos experimentando, a nivel personal y comunitario: el desánimo, la frustración, la irritabilidad, el aburrimiento, los enojos… Y es aquí donde sobreviene la pregunta de cómo ser misioneros de la Buena Noticia, en medio de este caos interior y exterior. Cómo podemos evangelizar, cuando ya no podremos celebrar Semana Santa con el Pueblo de Dios. No podemos celebrar misas y sacramentos en forma pública, no podemos llevar la Buena Noticia a los fieles y a los que no creen… y tantas otras acciones que estamos acostumbrados a realizar, en bien de los pobres.

Me surge la pregunta: ¿Cómo ser misionero en este momento concreto de nuestra vida?

Frente a esta interrogante, dejémonos iluminar con las palabras de nuestro fundador, en esta oración, que sale de las entrañas de la caridad que lo animaba:

“¡Oh Salvador! ¡ Tú que tanto sufriste y que moriste para redimirnos y mostrarnos cómo este estado de dolor podía glorificar a Dios y servir a nuestra santificación, concédenos que podamos conocer el gran bien y el inmenso tesoro que está oculto en el estado de enfermedad!

“Por medio de él, hermanos míos, se purifica el alma, y los que carecen de virtud tienen un medio eficaz para adquirirla. Es imposible encontrar un estado más adecuado para practicarla: en la enfermedad la fe se ejercita de forma maravillosa, la esperanza brilla con todo su esplendor, la resignación, el amor de Dios y todas las demás virtudes, encuentran materia abundante para su ejercicio. Allí es donde se conoce lo que cada uno tiene y lo que es, la enfermedad es la sonda con la que podemos penetrar y medir con mayor seguridad hasta donde llega la virtud de cada uno,si hay mucha o poca, o ninguna. En ningún sitio, se ve mejor como es uno que en la enfermería . Ésa es la mejor prueba que tenemos para reconocer quien es el más virtuoso y quién no lo es tanto; esto nos hace ver que importancia tiene que conozcamos bien la manera de portarnos debidamente en las enfermedades.” (SVP XI, 760-761).

Que estas hermosas palabras de nuestro Padre nos sirvan para progresar en el camino de nuestra propia perfección en el carisma vicentino.

Se nos ha invitado a no salir de nuestra casa, o como diría de San Vicente, a ser “cartujos en casa”. Esto nos ayudará a fortalecer nuestra vida espiritual, sacramental y comunitaria, ya que por el ajetreo ordinario y por nuestro celo misionero, no siempre tenemos toda la paz y tranquilidad que quisiéramos; la misión y el apostolado, a veces, lo impide. Por lo tanto, los exhorto a que en estos tiempos en casa, podamos potenciar nuestras lecturas espirituales personales y comunitarias; darnos un tiempo para el estudio personal y en común. Y no menos importante, darnos tiempo para compartir de manera creativa y lúdica -en la recreación comunitaria- para estrechar nuestros lazos fraternos y superar las fragilidades de nuestras relaciones humanas, las que tantas veces son un mal testimonio en nuestra entrega misionera. Como decía nuestro querido Padre Antonio Elduayen, que acaba de fallecer: “de lo malo siempre se puede sacar algo bueno”. Por eso, los animo a la audacia y a la creatividad para fortalecer y reinventar nuestra vida comunitaria y espiritual.

Con respecto a nuestra vida apostólica, sabemos que se nos invita a utilizar la tecnología, para mantener la fe y la esperanza, unidos a los hermanos que servimos. También se nos pide mantener la comunicación, a través de las llamadas telefónicas, video llamadas, whatsapp y otros medios, con las personas que son más frágiles y con compañeros de misión. Sabemos que muchos están utilizando este modo para acompañar al pueblo de Dios y para acompañarnos entre nosotros.

Sabemos que las autoridades y los especialistas en este tema, nos orientan a quedarnos en casa, a no movernos, ya que, en estas circunstancias, quedarse en casa es una actitud responsable, prudente y lógica para enfrentar la pandemia que nos ataca. Todo pensando en el propio bien y en el de los demás. Creo que nuestras mentes y nuestros corazones entienden bien esto y podemos acomodarnos, para así evitar el celo indiscreto.

Pero no puedo evitar el pensar en cuántos pobres, enfermos y ancianos están solos y abandonados, sin nadie que les ayude o que se interese si tienen para comer o no, si tienen alguien para higienizar su casa, o quién les dé el pan de la esperanza y la bendición de Dios. Ante esto, ¿qué podemos hacer? ¿cómo ser más audaces y creativos, como saber trabajar en redes, con nuestros laicos?, si no podemos realizarlo por nosotros mismos? ¿cómo vivir hoy, dos de nuestras virtudes vicentinas fundamentales: la mortificación y el celo. Como evitar, lo que decía San Vicente: ser misioneros caracoles, cuya energía sólo se gasta en encerrarse en su concha? Se me viene a la mente, la imagen de la entrega valiente de Margarita Nasseau, la valentía de Rosalie Rendu, la abnegación y el martirio de Juan Le Vacher, cautivo en Argel, del Padre Blatiron y sus compañeros misioneros, muertos en 1657, a causa de la Peste en Génova… y así muchos, que han derramado la sangre con la bandera del carisma vicentino, sin olvidar el trabajo abnegado, en nuestro país, del P. Delaunay y los cohermanos, durante la epidemia del Cólera, a finales del siglo 19.

He querido compartir con ustedes esta reflexión y agrego este hermoso texto, de cuando San Vicente habla a los misioneros del celo de una hija de la caridad.

“La reina le ha escrito a la señorita Le Gras, y a mí también, para que enviemos otras hermanas a Calais a fin de asistir a esas pobres gentes; así lo haremos. Hoy saldrán cuatro para allá. Una de ellas, de unos cincuenta años , vino a verme el viernes pasado al hospital, donde yo estaba, para decirme que había sabido que habían muerto dos hermanas en Calais y que venía a ofrecerse para ser enviada en su lugar, si me parecía bien. Le dije: «Hermana, pensaré en ello». Y ayer vino a saber la respuesta que iba a darle. Fijaos, hermanos míos, que gran celo demuestran esas pobres hermanas al ofrecerse de ese modo. ¡Ofrecerse para ir a exponer su vida como víctimas, por amor a Jesucristo y por el bien del prójimo! ¿Verdad que es admirable? Yo no sabría que decir a todo esto, sino que esas pobres hermanas serán nuestros jueces en el día del juicio; sí, hermanos míos, esas hermanas serán nuestros jueces en el juicio de Dios si no estamos dispuestos, como ellas, a exponer nuestra vida por Dios. Y el que todavía no ha llegado a eso, creedme, puede decirse de él que todavía está muy lejos de la perfección. (SVP XI, pág 353 a 354)

Espero confiado que esta reflexión nos ayude a todos a vencer nuestros miedos y desesperanzas, para afrontar este momento tan difícil. Animémonos a fortalecer nuestra vida espiritual, comunitaria y apostólica, a vivir la audacia creativa de nuestro carisma y a vivir, cada momento, con intensidad, alegría y unidad. No perdamos el tiempo en cosas superficiales e innecesarias. A veces, en nuestra vida, nos afanamos en tantas cosas sin importancia, e incluso nos enemistamso con los demás por acciones, omisiones o puntos de vista. Cuando experimentamos la fragilidad de la vida y la pequeñez de nuestro mundo; cuando comprobamos lo insuficiente de la ciencia y de la técnica, que tantas veces hemos sobre valorado, es bueno volver a lo que es a la vez simple y absoluto: Dios primero, Dios siempre y nuestra fidelidad a él… siempre.

Un abrazo fraterno,

Su hermano en San Vicente

 

Fernando Macías Fernández, C.M.
Visitador de Chile

 

Nueva obra vicentina en Copiapó

publicado en: Iglesia, Noticias, Provincia | 0

En la Parroquia Santísima Trinidad de Paipote en Copiapó, se ha instalado una comunidad de la Congregación de la Misión, para atender pastoralmente esa parroquia, trabajar con la Familia Vicentina de la zona y colaborar, en general, con la acción apostólica de la Diócesis de Copiapó.

El P. Gerardo Díaz viajó a esa ciudad en la segunda quincena de febrero y a comienzos de marzo se le unió el P. Cristian Villalón. Ambos conformarán el equipo que lleva la presencia misionera vicentina, en la que será la presencia más nortina de la provincia de Chile.

El día 20 de marzo estaba programada la toma posesión del P. Gerardo como párroco, la presentación de los misioneros y a firma del contrato entre la Diócesis y la Congregación. Iba a ser un significativo evento eclesial y vicentino, pero las medidas recomendadas para evitar la propagación del Covid 19, provocaron la cancelación del acto. Sin embargo, el Administrador Apostólico de la Diócesis. P. Jaime Pizarro, leyó el Decreto de nombramiento como párroco en favor el P. Gerardo Díaz y de vicario parroquial en favor del P. Cristian Villalón, en una Eucaristía celebrada junto a la Comunidad de las Hijas de la Caridad, en la casa de éstas, el mismo día 19 de marzo.

Fallece Sor Kathleen Appler, Superiora General de las Hijas de la Caridad

publicado en: Familia Vicentina, Noticias, Provincia | 0

A las 7 de la mañana de hoy, en la Casa Madre en París, falleció apaciblemente, sor Kathleen Apple, Superiora General de las Hijas de la Caridad. Ayer había recibido la Santa Unción, rodeada por las Hermanas que conforman el Consejo General.

Nacida en Utica, Nueva York, Estados Unidos, sor Kathleen fue elegida Superiora General de las Hijas de la Caridad , en la Asamblea General, el 25 de mayo de 2015. Antes de su elección como Superiora General,  había sido miembro del Consejo General de las Hijas de la Caridad, desde junio de 2009 y Visitadora de la antigua Provincia del Noreste de Estados Unidos, con sede en Albany, Nueva York.

Sor Kathleen ingresó en la Compañía de las Hijas de la Caridad en abril de 1973 en Boston, Massachusetts. Había cumplido 46 años de vocación en abril de 2019.

Sor Kathleen sirvió en ministerios de educación, administración, vocación y formación. Sirvió en escuelas en Syracuse, N.Y. (Cathedral School, 1974 a 1975); Bridgeport, Connecticut (St. Ann’s School, 1975 a 1979); Utica, N.Y. (Escuela de Nuestra Señora de Lourdes, 1979 a 1982 y 1985 a 1995); y Wilmington, Del. (St. Peter’s School, 1982 a 1985). También prestó servicios en St. John’s Parish Center en Brooklyn, Nueva York, de 1995 a 2000. También se desempeñó como Hermana sirviente en Brooklyn de 1997 a 1999. La hermana se trasladó al gobierno de la Provincia y residió en Albany hasta su nombramiento en París. en 2009.

Graduada en 1970 de la Utica Catholic Academy en Utica, N.Y., sor Kathleen obtuvo una Licenciatura en Artes Liberales en el Maria Regina College en Syracuse, N.Y., en 1975; licenciatura en literatura inglesa con especialización en educación primaria de la Universidad del Sagrado Corazón en Bridgeport, Connecticut, en 1978; maestría en educación primaria de la Universidad Estatal de Nueva York en Cortland, Cortland, N.Y., en 1984; y Certificación en Dirección Espiritual del Centro para la Espiritualidad en el Trabajo, Denver, Colorado, en 2006.

El 8 de julio de 2019, el Papa Francisco la nombró miembros de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, junto a otras seis superioras generales, siendo la primera vez que se nombraba a mujeres en estas responsabilidades.

Desde hace algunos meses, se sabía que la Madre General estaba afectada por una grave enfermedad, la que ahora provocó su lamentablemente fallecimiento.

 

Falleció P. Antonio Elduayen Jiménez, ex-Visitador de la Provincia

publicado en: Congregación, Noticias, Provincia | 0

En el día de hoy, falleció en Lima, el Padre Antonio Elduayen Jiménez, que fuera Visitador de nuestra provincia, entre los años 1983 y 1989 y Director Provincial de las Hijas de la Caridad entre 1989 y 1999.

El Padre Antonio Elduayen, de nacionalidad española, había nacido en Mar del Plata, Argentina, el 4 de agosto de 1927 y sus padres fueron Tomás Elduayen y Carmen Jiménez. Hizo sus estudios básicos y secundarios en Pamplona, cursó la Filosofía en Madrid y la Teología, en Cuenca. Fue admitido en el Seminario Interno de la Congregación de la Misión, el 19 de septiembre de 1944. Fue ordenado diácono en 1950 y presbítero el 9 de septiembre de 1951, en Cuenca, de manos de Monseñor Emilio Lisson.

Llegó al Perú en 1952, donde desempeñó diversos ministerios, incluido el de Visitador de esa Provincia, entre 1974 y 1982. Llegó a Chile en 1983, para asumir como Visitador, oficio que desempeñó hasta 1989, en que asumió como Director de las Hijas de la Caridad hasta 1999, en que regresó al Perú.

P. Pablo Vargas nombrado Vicario de Pastoral de Punta Arenas

publicado en: Iglesia, Noticias, Provincia | 0

El Obispo de Punta Arenas, Monseñor Bernardo Bastres, ha nombrado como Vicario Episcopal para la Pastoral de la mencionada Diócesis al P. Pablo Alexis Vargas Ruiz, C.M., quien contará con la colaboración, como Secretario de Pastoral de Don Julio Bórquez Águila.

Hasta ahora, las funciones hoy confiadas al P. Pablo Vargas, las cumplía el Pbro. Fredy Subiabre Matiacha, que es también Vicario General de la Diócesis.

Desde aquí envíanos a nuestro cohermano, una gozosa felicitación con los mejores deseos de que tenga éxito en estas nuevas tareas.