Mensaje de Navidad 2020 del Superior General, P. Tomaž Mavrič

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Seguramente, todos estaremos de acuerdo que este año que estamos terminando ha marcado nuestra historia como ciudadanos, como cristianos y como vicencianos.

El flagelo de la Pandemia de COVID 19 no solo ha dejado la muerte de cientos miembros de la Familia Vicenciana, sino que también, hoy, podemos comprobar que hay más pobreza, más hambre, y por lo tanto más violencia y otras situaciones sociales y económicas de gran complejidad en todos los países del mundo.

Pero nosotros, como hijos e hijas de San Vicente de Paúl, no podemos quedarnos con esa mirada catastrófica de la situación. También la Pandemia por otro lado ha sacado lo mejor de nosotros, y hay que reconocer que entre todos hemos buscado nuevas alternativas para seguir globalizando la caridad.

El Proyecto de las 13 casas se ha ampliado en muchos países y son muchos los pobres que se han visto beneficiados. Es mi gran deseo que para la fiesta de San Vicente de Paúl en el 2021, todos los países donde se encuentra la Familia Vicenciana, que en este momento son 158, se introduzca este proyecto de las 13 casas. En muchos países, desafiando el temor al contagio, se han realizado actividades para recaudar alimentos, medicinas y continuar asistiendo a quienes se han quedado desamparados. Desafiando el encierro, muchas de las casas se han abierto para alimentar a aquellos olvidados, para llevar alimentos… y otros tantos y tantas, han atendido a los afectados en los hospitales, con el peligro de contagio.

La caridad no se ha detenido exclusivamente en la asistencia por la pandemia, también en otros países, se ha sumado a esta calamidad, los huracanes que han azotado algunos países de Centroamérica y de Asia, y allí también hemos estado en primera fila, asistiendo y apoyando a los que han quedado desprotegidos. Y la lista de acciones por los más pobres podría continuar…

Por otra parte, gracias a la tecnología, nos ha ayudado a superar el aislamiento, y como “el amor es inventivo hasta el infinito”, a través de los encuentros virtuales, hemos rezado, hemos celebrado la vida, hemos tenido todo tipo de propuestas de formación, pudimos presenciar conciertos, pero, sobre todo, hemos logrado estrechar lazos de amistad y de fraternidad.

Podríamos decir, a primera vista, que hablando a rasgos generales, el año 2020 no fue un buen año, pero quiero invitarlos a “darle la vuelta a la medalla”, para nosotros vicencianos y vicencianas del mundo, ha sido un año lleno de oportunidades, para servir, para ser mejores, para crecer y esto nos hace mirar hacia adelante, nos invita a construir, como nos ha dicho Papa Francisco, no podemos salir iguales de esta crisis.

Este es un año que en muchas ocasiones nos ha invitado a cambiar de perspectiva en la manera como percibimos nuestra vocación, en la manera como nos entregamos y servimos, en la manera como construimos y nos relacionamos con nuestra comunidad, con nuestra familia, en la manera como consumimos o acumulamos bienes, en la manera como compartimos y somos solidarios, en la manera como entramos en relación con la naturaleza y nos comprometemos con ella, en la manera como construimos familia y como transformamos la sociedad.

Es navidad y es un tiempo particular, pero en esa particularidad, pienso que la realidad nos lleva a vivirla de manera diferentes, sin bullicios, sin las carreras para comprar regalos, como lo compartí en la carta de Adviento, a hacer un alto en el camino y en nuestras vidas, y en lo intimo de nuestros hogares, contemplar el pesebre, contemplar el rostro misericordioso de Jesús y de toda la humanidad que esta adolorida y quiere superar este momento tan difícil y doloroso.

En estos días que en muchas familias rezan delante del pesebre, oremos, oremos al Niño de Belén y pidámosle que, en el 2021, nos de la gracia y fuerza para seguir con coraje sirviendo siempre creativos viviendo las virtudes vicentinas, nuestra espiritualidad y carisma.

Feliz y bendecida Navidad, Feliz y bendecido 2021.

Saludo Navideño entre Hijas de la Caridad y Misioneros

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Siguiendo una ya antigua tradición, se encontraron este jueves 26 de diciembre, las Hermanas y los Misioneros de las casas de Santiago, para saludarse mutuamente, con motivo de la Navidad. El encuentro tuvo lugar esta vez en la Casa Central de los Misioneros en Alameda. Como siempre, lo primero fue celebrar juntos la Eucaristía, que presidió el Visitador, P. Fernando Macías y luego se tuvo un aperitivo y el posterior almuerzo. al final del almuerzo, preparado por el P. Luis Chávez, tuvo lugar la entrega de los regalos que, cada uno y cada una, trajeron para su amigo secreto. También hubo un rico compartir entre hermanos y hermanas que se quieren bien: hubo risas, conversación, canto de villancicos, alegría y fraternidad.

Esta tradición se remonta al menos a los comienzos de los años 80 y al comienzo se le llamaba «el saludo a los superiores». Posteriormente, se prefirió llamarlo «Saludo Navideño». En los primeros años se juntaba un gran cantidad de Hermanas y varios Padres, hermanos y seminaristas, no sólo De Santiago, sino también de Valparaíso, Quilpué, Rancagua y otros lugares cercanos. De hecho, más de alguna vez, esta encuentro se lo tuvo fuera De Santiago, por ejemplo en Valparaíso y en Quilpué. Hubo algún tiempo en que esta fiesta se replicaba en Valparaíso, donde se reunían las Comunidades de las Hermanas y loa Padres, que vivían y trabajaban en  esa región.

Esta tradición evoca, incluso, algunos hechos históricos em la vida de ambas compañías, como cuando en el año 2000, un grupo de Hermanas que venía desde Valparaíso para participar en este encuentro, que esa vez tendría lugar en la Casa de los Misioneros en Macul, sufrieron un grave accidente automovilístico, en la ruta 68.

Con el pasar de los años, han ido disminuyendo las Hermanas y los Misioneros y dado que al Visitadora de las Hermanas no vive en Chile, se hace difícil la coordinación. Por eso, esta vez, fue una comunidad local de Misioneros la que organizó la fiesta e invitó a los demás, con tal de que la hermosa tradición no muera.

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Saludo Navideño entre C.M. y H.C.

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Reviviendo antiguas tradiciones, las Hijas de la Caridad y los Misioneros Vicentinos de Santiago, se reunieron este miércoles 26 de diciembre, en el Centro De Paúl (Ex Regazo), para celebrar la Eucaristía, compartir un almuerzo e intercambiar regalos, con motivo de la Navidad.

Estuvieron presentes el Visitador y la Visitadora y Padres y Hermanas de las distintas comunidades De Santiago, además de los seminaristas CM. Fue un grato compartir entre hermanos, que reaviva una antigua tradición, que en los últimos años se había perdido.

La Eucaristía fue presidida por el Visitador, P. Fernando Macías y la homilía fue pronunciada por el P. Álvaro Tamblay.

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Navidad, es Navidad

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Navidad, es navidad
Toda la tierra se alegra
Y se entristece la mar
Marinero, ¿Adónde vas?
Deja tus redes y reza
Mira la estrella pasar
Marinero, marinero haz en tu barca un altar
Marinero, marinero porque llegó navidad.

(José Luis Perales)

Navidad es posiblemente la fecha más estremecedora para todas las personas, no solamente para los cristianos. Todos en el mundo, seamos creyentes o no le damos un significado a este tiempo, en que un niño nos trae la paz. Navidad nos remece, nos conmueve, nos llama a ser mejores personas.

Lamentablemente, muchas veces sea sólo eso: una fecha, un momento en que nos agobiamos por los regalos, la cena, la fiesta… y nos olvidamos del gran motivo de celebración: Jesús, la Buena Noticia.
Muchos viven la Navidad desde la tarjeta de crédito, el endeudamiento, los obsequios. Hay otros para los que la Navidad nunca llega.

Y la Navidad es de todos, la Navidad es para todos.

Jesús se encarna en la historia para restaurar la relación de amor entre Dios y el ser humano. Pero también para restaurar las relaciones entre los seres humanos. Es por eso que, en la mayor parte de los que están en conflicto, en el día de Navidad se decreta un alto al fuego; para que todos puedan alzar sus ojos, mirar al cielo y hacer una breve oración… una acción de gracias, un pensamiento para los que están lejos.

En nuestro mundo hay muchos que no tendrán una buena Navidad. Los presos en las cárceles, los que han perdido un ser querido, aquellos a los que su sueldo no les alcanza para cubrir sus más mínimas necesidades, aquellos que tienen a sus familias en zonas de conflicto y otros que están lejos de los suyos y que no pueden reunirse con sus seres amados.

Y Navidad es de todos, la Navidad es para todos.

María y José se han dispuesto para este nacimiento. Pero como el hombre propone y Dios dispone, el nacimiento los ha sorprendido mientras iban de camino, van a registrarse con motivo del censo decretado por el Emperador. Van a la tierra de José, quien es descendiente de David. El trabajo de parto los sorprende en el camino. Buscan posada en Belén, la pequeña e insignificante Belén, pero para ellos no hay posada. María debe disponerse a parir en un pesebre. Pesebre no es el romántico pesebre que ponemos en nuestros hogares, iluminado y bello. Es un lugar oscuro, hediondo, insalubre. Un espacio donde habitan animales y duermen los pastores. Es el lugar donde están los pobres. Jesús siempre hace una opción preferencial por los pobres.

¡Cuántas María han parido en estos días en la caravana de migrantes que busca llegar al gran país del norte! ¿Cuántas María han parido en las chalupas que cruzan el Mediterráneo desde África, buscando mejores oportunidades! ¡Cuántos José han acompañando ese momento con miedo, esperando que alguien se apiade de ellos! ¡Cuántas María y cuantos José se alegran de recibir a un niño, aunque sus condiciones de vida sean precarias!

Y Navidad es de todos, la Navidad es para todos.

Y hay quienes buscan a este niño para encontrarse con él… y otros para eliminarlo. Los reyes o mejor dicho los sabios de Oriente llegan al palacio de Herodes en busca de aquél que la estrella anuncia. Sabios que buscan la verdad. Herodes se complica, ve en este niño, peligro para su poder. Pide a los sabios que, cuando lo encuentren, le avisen para ir a adorarlo.

¡Cuántos poderosos buscan acabar con Jesús y su buena noticia, con Jesús y su profetismo! Jesús y la esperanza de los pobres. Monsalvo y sus transgénicos, las grandes transnacionales, los que explotan a los niños en India, China, Pakistán y otros tantos lugares especialmente del tercer mundo. El G20 y sus propuestas económicas para asfixiar las naciones más pequeñas. Los ricos y poderosos que no aceptan la opción de Jesús y su anuncio de salvación, la sanación del planeta, la economía solidaria, los Derechos Humanos. Sólo los sabios y prudentes, los que buscan la verdad y la justicia, los que tienen anhelos de respeto por el ser humano… sólo ellos verán a Dios.

Y Navidad es de todos, la Navidad es para todos.

Navidad mueve, inquieta, interpela de distintas maneras. ¿Desde dónde nos posicionaremos para mirarla, para contemplarla, para provocarla en nuestro interior y en la de los demás? Jesús nace para todos, Jesús sigue apostando por nosotros, Jesús sigue confiando en cada uno de nosotros. ¡Feliz Navidad para todos! ¡Qué Jesús siga naciendo en nuestros corazones y en nuestra vida, a pesar de las adversidades. Navidad es de todos. Navidad es para todos y nadie nos la puede arrebatar!

Alejandro Fabres, C.M.