Palabras del Visitador en la apertura de la Asamblea Provincial

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El siguiente es el discurso del Visitador, P. Fernando Macías, al iniciarse la Asamblea Provincial.

Nuestras Constituciones en el CAPITULO III, número 135 hablan de los tres tipos de asambleas existentes en la Congregación: Asamblea General, Provincial y Doméstica, las que se rigen por el siguiente principio:“una Asamblea vela por la espiritualidad y vitalidad apostólica”. Por eso, queridos hermanos, hoy estamos aquí para animar nuestra vida vocacional y la vida carismática de todos los miembros de nuestra provincia, incluyendo a nuestros estudiantes.  

Sabemos que esta Asamblea Intermedia,tiene por objeto la confección del Proyecto Provincial para los siguientes tres años, nos da también la posibilidad de revisar nuestras Normas Provinciales, pero además de poder conversar otros temas de común interés, siempre en la mirada de nuestra realidad provincial, sin dejar de soñar, con esperanza de poder progresar en nuestra vida y ministerios. Siempre podemos mejorar en todos los aspectos.

En medio de la diversidad de miradas, aportes y reflexiones, experiencias y realidades, les pido que dialoguemos siempre con respeto, mansedumbre, capacidad de escucha y educación. Un ambiente así nos ayudará a descubrir lo que realmente el Espíritu de Dios nos quiere decir.

Una asamblea -dicen nuestras constituciones- debe velar por la “espiritualidad y la vitalidad” de la Congregación en cada uno de sus niveles, pero también nos debe ayudar a crecer en la unidad y en la fraternidad, para hacer realidad aquello de que vivimos“como amigos que se quieren bien”.

Una Asamblea se define como signo de unidad,es decir nos ayuda y fomenta la unidad. No la uniformidad de criterios o puntos de vistas, sino al contrario, la unidad en la diversidad: Tenemos que evitar la tentación -en lenguaje del Papa- de “recluirnos y aislarnos defendiendo nuestros planteos, que terminan siendo monólogos”

Así, creceremos en la unidad y en la comunión como hermanos, miembros de un mismo cuerpo; hermanos que hemos sido reunidos para realizar un mismo ideal, para conseguir un mismo fin: “Seguir a Cristo Servidor de los pobres”…

El Papa Francisco, en su visita a Chile, decía a los sacerdotes y consagrados: “no se ama las situaciones ni las comunidades ideales, se ama a las personas”

Un Asamblea es también una instancia de animación provincial Sí, animación carismáticaque  ayudará a cada uno de nosotros, en forma personal y comunitaria, a re-encantarnos con nuestra vocación, a reproducir, cada uno a su modo, el amor apasionado que vivieron Vicente de Paúl, Justino de Jacobis, Juan Gabriel Perboyre, Francisco Regis Clet,Marco Antonio Durando y los demás beatos, siervos de Dios de nuestra Congregación, como también tantosde nuestros cohermanos, que dieron su vida a Dios entregándose a los pobres. Se trata de volver al primer amor, al amor apasionado por el Señor, por los pobres y por nuestra Congregación.

Vivamos entonces, esta Asamblea 2018 como un tiempo del Espíritu de Dios, que nos ayudará a profundizar nuestra vocación.Esta experiencia de asamblea sea un paso delruahde Dios por nuestras vidas y por nuestra Provincia y Congregacióny sea a la vez, un tiempo para fortalecer la unidad y la animación de nuestra consagración, a fin de SER UN SIGNO DE ESPERANZA Y DE RESURRECCION PARA LOS POBRES, como lo señala nuestro escudo congregacional, ser portadores de esperanza en el contexto eclesial mundial y nacional que nos toca vivir.

Les invito hacer esta experiencia de Asamblea Provincial con una actitud de amor y pertenencia a nuestra comunidad, les invito a que estos días puedan fortalecerse y reencantarse con su vocación en la Congregación de la Misión… a pensar no en lo mío, sino en lo nuestro… a soñar con esperanza y alegría en que podemos construir, todos juntos, una vida mejor para todos nuestros hermanos y para los pobres a los que sirven con amor y entrega compasiva.

Nos hemos preparado para esta Asamblea, durante los últimos meses, con las asambleas domésticas y el servicio de la comisión preparatoria, además de la oración, para poder vivir este “tiempo de Dios, este tiempo de Gracia”. Ahora tenemos un deber y un compromiso con nuestra provincia y con nuestra congregación, la que amamos  y servimos, la que nos invita a “reencantarnos con nuestra vocación”… “a ir más allá”,para hacer este camino del presente y del futuro. Tenemos que partir de nosotros mismos, de nuestra iden­tidad, autenticidad y libertad. Es ahí donde podemos reco­brar el sentido y el valor de nuestro proyecto de vida. 

Para ser lo que hemos de ser y queremos ser, para poner por obra lo que hemos de hacer y queremos realizar hemos de afrontar nuestro estilo de vida en respuesta a los retos y desafíos que el mundo actual nos propone.

La Asamblea Provincial nos impulsa a recuperar nuestra identidad, el sentido de nuestra opción de vida, el deseo de ser fieles a lo que libremente hemos escogido. He ahí el camino que hemos de emprender, se nos exige ser lo que hemos de ser, ser fieles a nuestra identidad, seguidores de Jesucristo al estilo del carisma propio legado por nuestro fundador.

La Asamblea nos ayuda a asumir la realidad tal y como es: nuestras fragilidades como Iglesia, como Congregación, como Provincia, y a nivel local y personal… Como dijo el Papa Francisco: “Nos guste o no, estamos invitados a enfrentar la realidad, así como se presenta…la realidad, social, comunitaria y personal”.

Renovar la profecía de nuestra vocación vicentina es renovar nuestro compromiso de no esperar un mundo ideal, una congregación ideal, una comunidad ideal, un cohermano ideal, un superior ideal… sino crear condiciones para que cada uno pueda vivir su vida en amor, alegría y felicidad… Pero lo que no podemos hacer -nos repitió incesantemente el Papa- es“RUMIAR la DESOLACION”… Hay que ser testigos de la alegría y la esperanza.

Seamos audaces para hacer nuevas todas las cosas, creativos en nuestra caridad, diligentes en nuestros compromisos, reflexivos en nuestra vida misionera, interpeladores de nuestra realidad, dilatadores del Reino en nuestro presente, empáticos en nuestra pastoral, paños fríos en nuestros conflictos y puentes entre generaciones, no conformistas con lo poco que podemos hacer, sino que ser atractivos para los jóvenes que también desean ser misioneros y que no se limitan a soñar juntos, como también con fuerza para cambiar el mundo. 

Una de las tareas principales de nuestra Asamblea Intermedia será la de construir entre todos, nuestro proyecto provincial para los próximos años, es una participación activa y responsable de todos nosotros. Les invito a que tengamos como base nuestras realidades personales y comunitarias, conscientes de estas  fragilidades que asumimos con humildad y sencillez, partiremos de un proyectorealista, pero también estamos invitados para hacer que nuestro proyectoseaaudaz y profético que encarne de manera clara la vivencia de nuestro carisma heredado y un proyecto que se pueda evaluar y contrastar con las exigencias propias de nuestra vocación, además que pueda iluminar nuestros proyectos locales, que muchas veces olvidamos concretar.

Termino esta exhortación el inicio de nuestra Asamblea Provincial, con esta otra sabia enseñanza del Papa Francisco:“…podemos tener la tentación de pensar que todo está mal, y en lugar de profesar una “Buena Nueva”, lo único que profesamos es la apatía y desilusión. Así cerramos los ojos ante los desafíos pastorales, creyendo que el Espíritu no tendría nada que decir. Así nos olvidamos que el Evangelio es un camino de conversión, pero no sólo de los otros, sino también de nosotros mismos…”

Y como dice nuestro Padre General, Tomaz Mavric, soñar solos es solo soñar, pero cuando soñamos juntos, es posible hacerlos realidad.

Fernando Macías Fernández, C.M.
Visitador