El Padre Fernando Macías fue invitado, por el consejo general y el equipo organizador de las Hermanas de la Providencia, para exponer un tema de reflexión y hacer la conclusión final en la asamblea internacional de los Asociados Providencia.
Dicha asamblea se realiza cada 10 años. Este año debía realizarse en Canadá, pero la situación mundial producida por la la pandemia obligó a realizarla vía zoom. Participaron, entre asociados y religiosas, alrededor de 145 personas de varios países, tales como Egipto, Camerún, Filipinas,Estados Unidos, Canadá, Chile, Argentina y países de Centro América. Los miembros de la familia carismática de la Providencia, fundada por la beata Emilia Gamelin, con la espiritualidad vicentina y con las reglas y las virtudes de las Hijas de la Caridad, se reconocen como miembros de la Familia Vicentina y han celebrado con entusiasmo los 400 años del Carisma Vicentino, del que se sienten parte. Ellos descubren la presencia de Dios providente en el servicio de la caridad y la evangelización de los pobres y apremiadas por la caridad de Cristo, sirven con su estilo propio, lo que las lleva a descubrir a Cristo en el rostro de los pobres.
Objetivo de la Asamblea
Esta asamblea tenía como objetivo fortalecer la unión, la colaboración entre Hermanas y Asociados y Asociadas Providencia. La comunión entre religiosas y laicos acrecienta y fortalece, de manera dinámica, el carisma Providencia. Por eso, miraron su vida desde la “internacionalidad, interculturalidad, intergeneracionalidad y la interdependencia. Ir al encuentro de Cristo en los pobres, en el tiempo presente y futuro del mundo y de la iglesia.
Se trató de una experiencia significativa para cada participante. Fue importante sentarse para escucharse, rezar, reflexionar y sobre todo a mirar juntas -hermanas y familia laical- hacia una misma dirección. Se trata de ser fieles al carisma, a la fuente original, al pozo común del carisma, pero con el desafío de hacerlo con una mirada abierta, una manera nueva, creativa y audaz. Convencidas de que unidas en comunión -hermanas y laicos- se servirá mejor a Jesucristo servidor de los pobres, al estilo Providencia.
La historia
La historia de las Hermanas de la Providencia dice que Monseñor Bourget invitó a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl de París, Francia, quienes se encargarían de asumir la obra de la señora Gamelin y asegurar su perennidad. Ahora bien, cuando la construcción del futuro Asilo de la Providencia está en marcha, monseñor Bourget se entera de que las Hijas de la Caridad en París no vendrán. Dada la urgencia de las necesidades, pronto decide fundar una comunidad de religiosas canadienses: las Hijas de la Caridad, Siervas de los Pobres.
El 25 de marzo de 1843, siete jóvenes mujeres toman el hábito de novicia. La señora Gamelin permanece como directora laica de la obra. En mayo, las residentes, las novicias y la señora Gamelin dejan la «casa amarilla» para instalarse en el nuevo Asilo de la Providencia, ubicado en la esquina de las calles Sainte-Catherine y Saint-Hubert.
Después de largas reflexiones y oraciones con su confesor, la señora Gamelin siente cada vez más la llamada a la vida religiosa. Monseñor Bourget le pide que primero visite a las Hermanas de la Caridad en Emmitsburg, Maryland (Estados Unidos), para pedir prestada una copia de las Reglas de San Vicente de Paúl. A su regreso, Emilie toma el hábito de las Novicias de la Providencia, el 8 de octubre de 1843.