Un saludo, emitido a través de un videomensaje, envió el Papa Francisco exhorta a las Hijas de la Caridad, al concluir su Asamblea General, con una invitación a no cansarse nunca de «ir hacia adelante, de encontrarse».
Sean -subraya el Pontífice- una Compañía de mujeres hecha para salir a llevar el Amor de Cristo a los pobres.
«Esto os ha llevado en todo el mundo no sólo a asistir a los pobres en los grandes institutos, hospitales, orfanatos y escuelas, sino también a visitarlos, a salir a su encuentro en los lugares donde viven, a participar con ellos en los caminos del crecimiento humano, de la promoción de la vida y de la atención espiritual».
En el videomensaje también el Papa invita a las hermanas a que examinen su vocación.
«Dios os ha confiado a los pobres, sus elegidos, vosotras sois madres y hermanas para ellos. Madres, porque con vuestro amor, vuestra atención a todas sus necesidades, les generáis al Amor de Dios reabriéndolos a la belleza de la vida. Hermanas, porque los apoyáis en su condición y los acompañáis a redescubrir la dignidad en los múltiples caminos de la vida que recorréis con ellos».
Ser Hijas de la Caridad -recuera el Papa- significa ser Hijas de Dios, imagen del Amor más grande que Dios mismo nos ha testimoniado.
Asimismo, el Pontífice subraya cómo en este tiempo «marcado por tantas contradicciones y tantas formas de marginación», las Hijas de la Caridad tienen un papel histórico como mujeres, «el de acompañar a tantos hermanos nuestros víctimas de la violencia, de la discriminación, el de educar a los niños que son las primeras víctimas de los abusos de los adultos, el de custodiar y defender la vida a vuestro alrededor, con vuestra sonrisa, vuestros cuidados, vuestra entrega al servicio de los más pequeños».
Por último, el Papa las alienta a trabajar, «para que a todos se les garanticen los derechos fundamentales que aseguran una vida digna, para ayudar a salvaguardar nuestra casa común, para transmitir la fe y los valores cristianos a las nuevas generaciones y para educarlas en el cuidado de los demás». Dios os llama a caminar en la historia, a caminar juntos para compartir los asuntos de la humanidad».
A continuación compartimos el videomensaje completo del Santo Padre Francisco en italiano:
«Queridas hermanas, estáis reunidas en Asamblea en París, en vuestra Casa Madre de Rue du Bac, para reflexionar, a la luz del Evangelio, sobre vuestra misión. El tema que habéis elegido es valiente, Ephata, y os lleva a considerar la necesidad de «cruzar el umbral de la puerta…», de no cansaros de «ir hacia…», de «encontraros». Esta ha sido vuestra característica desde el principio. Una compañía de mujeres creada para ir a llevar el amor de Cristo a los pobres. Esto os ha llevado por todo el mundo, no sólo a asistir a los pobres en grandes institutos, hospitales, orfanatos y escuelas, sino también a visitarlos, a salir a su encuentro en los lugares donde viven, a participar con ellos en jornadas de crecimiento humano, de promoción de la vida, de atención espiritual.
Os invito a contemplar la belleza de vuestra vocación, ¡que es hermosa! Dios os ha confiado a sus queridos pobres. Sois, para ellos, madres y hermanas —¡no suegras!—, madres y hermanas. Madres, porque con vuestro amor, con vuestra atención a todas sus necesidades, los engendrais al Amor de Dios y los reabrís a la belleza de la vida. Hermanas, porque los apoyáis en su condición y los acompañáis a redescubrir la dignidad en los múltiples caminos de la vida que recorréis con ellos. Así, cada vez más, os convertís en Hijas de la Caridad, lo que, según el pensamiento de vuestro fundador, san Vicente de Paúl, significa ser Hijas de Dios, imagen auténtica del Amor más grande que el mismo Cristo Dios nos ha testimoniado.
Como Hijas de la Caridad, en este tiempo marcado por tantas contradicciones y tantas formas de marginación, tenéis un papel histórico como mujeres que viven una forma particular de consagración: la de acompañar a tantos hermanos nuestros víctimas de la violencia y de la discriminación, la de criar a los niños que son las primeras víctimas de los abusos de los adultos, la de custodiar y defender la vida que os rodea, con vuestra sonrisa, vuestros cuidados, vuestra entrega al servicio de los más pequeños. Os invito a trabajar para que a todos se les garanticen los derechos fundamentales que aseguran una vida digna, a ayudar a salvaguardar nuestra casa común, a transmitir la fe y los valores cristianos a las nuevas generaciones, y a educarles para que se cuiden unos a otros. ¡Hay tanto por hacer! Dios os llama a responder con vuestra generosidad. Dios os llama a encontraros, a escuchar, a caminar en la historia, a caminar juntos para compartir los acontecimientos de la humanidad.
Seguís siendo una gran fuerza espiritual en la Iglesia y en el mundo. Ruego al Señor, por intercesión de María, la única Madre de vuestra Compañía, que os proteja en vuestra vocación y dé impulso a vuestra misión. Que el Señor os bendiga, que la Virgen os proteja y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.»