La semana que va, desde la Ascensión a Pentecostés, la semana en la liturgia nos invita a pedir que se renueve el don del Espíritu Santo, que Jesucristo Resucitado nos ha enviado y en la que al liturgia de la Palabra nos hace reflexionar, a partir de la Oración de Jesús al Padre, para que todos seamos uno, ha sido instituida por la Iglesia como la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. El P. Alejandro Fabres nos ha enviado la siguiente reflexión, a propósito de este evento eclesial, en el que todos los cristianos estamos invitados a unirnos a la Oración del Señor Jesús:
Ut unum sint, es el título de la última Encíclica sobre ecumenismo, que se ha escrito. La presentó Juan Pablo II, el año 1995.
Hablar de ecumenismo y de diálogo interreligioso no es un tema fácil. Para sentarse a dialogar, primero debe existir la voluntad para hacerlo, hay que tener la disposición para escuchar, tener la capacidad de aceptar verdades diferentes a la nuestra, y finalmente decidirse a caminar juntos sin estorbarse, sin hacerse zancadillas, ni tratar de demostrar que eres mejor que el otro. Dicho de manera resumida, «unir sin confundir y dividir, sin separar».
A diferencia de lo que muchos piensan, los primeros en hablar de ecumenismo fueron los protestantes, quienes a través de sus consejos episcopales y mundiales, comenzaron a buscar caminos comunes. Nosotros, como Iglesia Católica, nos hemos sumado lentamente a este proceso, que se hizo más efectivo después del Concilio Vaticano II. Se ha recorrido un camino donde hemos tratado de encontrar una definición para hablar de sacramentos comunes -teniendo en cuenta que muchas iglesias no aceptan los siete-, las sagradas escrituras -integrando por parte del mundo protestante los llamados textos deutero-canónicos-, reconociendo la figura de María.
El diálogo nos ha ayudado a mejorar nuestras miradas entre nosotros, los trabajos que podemos hacer en bien de la humanidad, terminar con las rencillas, que en nada contribuyen a demostrar el seguimiento de Cristo, que TODOS los cristianos estamos llamados a hacer, en pos de la construcción del Reino.
Hoy más que nunca, en medio de esta pandemia, y pensando que está semana es la semana de oración por la unidad de los cristianos, sería bueno que, sin importar a qué denominación pertenecemos, demos muestras de unidad de criterios, para hacer llamados comunes al autocuidado, a la responsabilidad que tenemos para con la vida mía y del otro, para fomentar la oración común por los que están viviendo el flagelo de esta enfermedad, a ser solidarios con los que más sufren, a aportar con los comedores y ollas comunes que se han formado en nuestros vecindarios. Ser cristianos es eso y mucho más.
Creo que esta semana nos debe llevar, justamente, a que entre todos: evangélicos, luteranos, anglicanos, de la denominación que seamos… y católicos, hagamos vida el llamado de Jesucristo a que todos seamos uno, en la fe, la esperanza y la caridad.
Busquemos seguir a Jesucristo desde lo más profundo del corazón, reconociendo aquello que nos une y hace hermanos, de aquello que nos divide, confronta y muchas veces nos hace sentir que somos enemigos. Recordar siempre: UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE, UN SOLO BAUTISMO, UN SOLO DIOS Y PADRE. QUE ASI SEA.