“Los apóstoles, no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Noticia de Cristo Jesús” (Hch 5,42)… Los primeros cristianos tenían muy clara la misión encomendada. Su Maestro fue el primero en poner en práctica este modelo, para anunciar la buena noticia del Reino. Visitando los hogares fue transformando el corazón de la gente y nos enseñó que él es capaz de “restaurar la alegría de la familia” (Jn. 2, 1-12); que “una cosa es necesaria” (Lc. 10,38-42); que “somos sanados por él para servir a los hermanos” (Lc. 4,38-39); que “él se admira de nuestra fe, perdona y restaura la salud” (Lc. 5, 17-26); que él “no ha venido a llamar a justos, sino a los pecadores” (Lc. 5,32); viendo el amor de aquella mujer, dijo a los que estaban en la casa: “porque amó mucho se le perdonó mucho”; viendo la fe de aquel hombre, fue hasta su casa, tomó a la niña de la mano y le dijo: “Muchacha, levántate” (Lc. 9,54-55); y su última cena la celebró en una casa y dijo a sus discípulos: “cuanto he deseado celebrar esta pascua con ustedes” (Lc. 22,15)…
Jesús fue el primero en cambiar de estrategia. Frente a las dificultades que él experimentó y cuando ya no podía entrar en el templo y en la sinagoga, comenzó a trabajar en la calle y en las casas. Por eso en estos tiempos de pandemia, estamos llamados a “cambiar de estrategia evangelizadora”. Repetir y actualizar esta enseñanza de Jesús y con él salir al encuentro de nuestros vecinos, especialmente de los adultos mayores que no pueden salir de sus hogares…
Con los jóvenes de la comunidad hemos salido de visita, para llevar un mensaje de esperanza. Hemos tocado las puertas de las casas de nuestro barrio San Miguel, preguntando a la gente cómo está… porque deseamos que nuestras familias se sientan acompañadas. Como dijo el Papa Francisco: “que nadie esté solo”.
Los obispos en su última carta, nos han dicho que debemos “ser una iglesia próxima al dolor, que promueva una solidaridad activa, que haga una asistencia efectiva y que implemente redes solidarias”. También nos hemos sumado a la campaña de caritas chile, que está implementando la iglesia católica en todo el país. Contamos con un excelente equipo de pastoral social, reforzado por la pastoral juvenil, para ir en ayuda de los más necesitados de nuestro sector parroquial. El lema de esta campaña nos identifica, creemos que “nadie se salva solo”, especialmente en estos complejos tiempos que vivimos… agradecemos a todas las personas que con generosidad comparten de lo que tienen para vivir e ir en ayuda de los que no tienen nada y hoy están pasando hambre…
Esta pandemia nos ha invitado a quedarnos con lo esencial y valorar aquellos aspectos fundamentales de nuestra vida: Dios, la familia, la iglesia, la comunidad, la escuela, etc. El amor es inventivo hasta el infinito, decía San Vicente. Por eso le pedimos a Dios sabiduría y creatividad para seguir ayudando y llevando esperanza, comprensión, acompañamiento, escucha y apoyo a las familias…
Pablo Vargas Ruiz, C.M.