Sor Rosario Pradenas Salgado, Hija de la Caridad (Q.E.P.D.)

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Esta mañana, en la Casa Nuestra Señora de la Asunción, ha fallecido víctima de un cáncer, Sor Filomena del Rosario Pradenas Salgado, Hija de la Caridad, que había nacido en Coelemu, el 7 de octubre de 1942. Sus padres fueron Don Artemio Praderas y la Señora Emilia del Carmen Salgado Rivas.

Sor Rosario sirvió en distintas obras de la Provincia, empezando en el Hospital de Concepción y concluyendo en la Comunidad del Hospital El Salvador de Santiago, con trabajo en el vecino Hospital Geriátrico. En el Hospital de Concepción recibió la formación profesional y luego fue contratada y trabajó como una funcionaria más, cumpliendo con todos los turnos diurnos y nocturnos, sin excluir los días festivos. Tenía gran capacidad para comprender y atender las diferentes patologías que afectaban a los pacientes.

En el Hospital de Rancagua tuvo una gran experiencia de trabajo «en terreno», una manera de trabajar que a ella le gustaba mucho y se trasladaba en bicicleta, en la ambulancia, en el bus, para visitar a los enfermos en su domicilio. Era un trabajo muy bello y my propio de una Hija de la Caridad, porque los pacientes eran pobres, que vivían en poblaciones marginales.

En Valparaíso, trabajó, primer en el desaparecido Hospital Enrique Deformes, incluso después que las Hermanas salieron de ahí. En ese Hospital también estuvo contratada y por lo tanto, viviendo en e Hospital Van Buren, siguió trabajando en el Deformes. Posteriormente, también trabajó en el Hospital Carlos Van Buren.

Pero, a pesar de su especialización en el área de la salud, Sor Rosario no sólo trabajó en hospitales. También trabajó en el Hogar del Niño en Punta Arenas; en El Centro Abierto Belén de El Manzano, en San Bernardo; en el Hogar El Atardecer e incluso en la entonces Casa Provincial de calle Venecia.

Sor Rosario no gozó de buena salud. Debió someterse a intervenciones quirúrgicas varias veces, ya que sus huesos estaban muy debilitados. Tenía cuatro prótesis. Esto significó que tuvo que dejar el servicio por largos períodos, cuando era intervenida y para sus respectivas recuperaciones. este mal le acompañó desde joven. Sin embargo, nunca se acobardó para seguir sirviendo a sus enfermos. Era una mujer muy apostólica y sirvió muchas veces de nexo para encontrar un sacerdote para satisfacer las necesidades espirituales y pastorales de sus pacientes, consiguiendo la celebración de la misa y la administración de la Santa Unción. Y sólo para los pacientes, sino también para los doctores y el personal. También trabajó preparando a hijos del personal para los sacramentos.

Otra de sus obras era el Ropero para los pobres, para los pacientes, especialmente con pijamas, para que los enfermos estuvieran siempre limpios, aseados y bien presentados para las visitas.

Era aficionada a las manualidades; tejidos, bordados, pinturas, rosarios. Estos trabajos los vendía para ayudar a los enfermos, especialmente cuando les daban el alta y no tenían los medios para irse. Lo mismo para ayudar en los gastos por el funeral d los que fallecían.

Por otra parte, Sor Rosario era una mujer muy alegre. Le gustaba ir de paseo, salir al centro, gozaba de la buena mesa y de las fiestas, como también de las amistades y de su familia, con la tenía una muy buena comunicación.

También, Sor Rosario tenía una vocación especial para trabajar con los jóvenes, especialmente con la Juventud Mariana Vicentina, con quienes sentía gran cariño. Donde era destinada, trabajaba con JMV y conseguía nuevos jóvenes para la Asociación.

Hace unos meses se le diagnosticó este cáncer que la atacó muy duramente y el cual debió dejar su trabajó en el Hospital Geriátrico y la Comunidad de El Salvador, para ir a la Casa de La Asunción. Sus últimos días los vivió en una actitud de absoluta entrega a la voluntad de Dios.

Falleció Sor Silvia Muñoz Urrutia, Hija de la Caridad

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A las 15.15 de este Domingo de Pascua, 12 de abril de 2020, falleció Sor Silvia Muñoz, Hija de la Caridad, víctima de un agresivo cáncer que la afectaba desde hace algún tiempo. En las últimas semanas había recibido la Unción de los Enfermos y había renovado sus Votos en su lecho de enferma. Había mandado celebrar misa para poder por su buena muerte y para prepararse para su «pascua» con mucha paz, sin miedo ni temor y confiando al señor, al que le pedía que se acordara pronto de ella.

Sor Silvia del Carmen Muñoz Urrutia había nacido en La Calera, Región de Valparaíso, el 30 de diciembre de 1933 y sus padres fueron Don Romilio Muñoz y doña Ana Urrutia, tuvo dos hermanos y una hermana, la que ayudó arriarla junto a su abuelita, ya que su mamá falleció cuando ella era pequeña. Ingresó a la Compañía el 25 de septiembre de 1956.

Sor Silvia era profesora normalista y por lo mismo, su vida como Hija de la Caridad estudio dedicada especialmente a la Educación. sirvió en colegios como Santa Luisa de Marillac de Santiago, Margarita Nasseau de Tomé,San Vicente de Paúl de Copiapó, en el Hogar santa Ana de Quilpué y en la Escuela Santa Anna de Valparaíso, donde permaneció por 20 años y dio clases de religión y de artes manuales. Era muy artista, le gustaba la belleza del baile, la danza, el teatro, le gustaban mucho las flores.

Sus últimos años fue destinada al Hospital Salvador de Santiago, donde descubrió esa otra faceta de una Hija de la Caridad: acompañe y servir a os enfermos y a sus familiares. Fue muy feliz en ese servicio. Cuando se le declaró en cáncer, que poco a poco fue siendo más agresivo, los superiores decidieron que fuera a la Casa de La Asunción, para cuidarla mejor en su enfermedad.

Era una mujer muy espiritual, piadosa y espontánea. Uno de sus santos favoritos era el Santo Cura de Arsenal, por su sencillez y mortificación; le gusta leer su vida. Pero también era una persona que disfrutaba de las cosas de la vida, de una buena comida, de una buena película y de combatir con los demás. Era muy cariñosa. Hasta sus últimos días, cuando algún seminarista o algún Padre que ella había conocido desde joven, lo trataba con mucho afecto y con su típica expresión: «mijito».

Recibió la gracia de partir a la Casa del Padre justo el día de la Resurrección del señor, quizá como un premio por todo el bien que hizo y la alegría que prodigó, entre quienes compartieron con ella.

Fallece Sor Kathleen Appler, Superiora General de las Hijas de la Caridad

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A las 7 de la mañana de hoy, en la Casa Madre en París, falleció apaciblemente, sor Kathleen Apple, Superiora General de las Hijas de la Caridad. Ayer había recibido la Santa Unción, rodeada por las Hermanas que conforman el Consejo General.

Nacida en Utica, Nueva York, Estados Unidos, sor Kathleen fue elegida Superiora General de las Hijas de la Caridad , en la Asamblea General, el 25 de mayo de 2015. Antes de su elección como Superiora General,  había sido miembro del Consejo General de las Hijas de la Caridad, desde junio de 2009 y Visitadora de la antigua Provincia del Noreste de Estados Unidos, con sede en Albany, Nueva York.

Sor Kathleen ingresó en la Compañía de las Hijas de la Caridad en abril de 1973 en Boston, Massachusetts. Había cumplido 46 años de vocación en abril de 2019.

Sor Kathleen sirvió en ministerios de educación, administración, vocación y formación. Sirvió en escuelas en Syracuse, N.Y. (Cathedral School, 1974 a 1975); Bridgeport, Connecticut (St. Ann’s School, 1975 a 1979); Utica, N.Y. (Escuela de Nuestra Señora de Lourdes, 1979 a 1982 y 1985 a 1995); y Wilmington, Del. (St. Peter’s School, 1982 a 1985). También prestó servicios en St. John’s Parish Center en Brooklyn, Nueva York, de 1995 a 2000. También se desempeñó como Hermana sirviente en Brooklyn de 1997 a 1999. La hermana se trasladó al gobierno de la Provincia y residió en Albany hasta su nombramiento en París. en 2009.

Graduada en 1970 de la Utica Catholic Academy en Utica, N.Y., sor Kathleen obtuvo una Licenciatura en Artes Liberales en el Maria Regina College en Syracuse, N.Y., en 1975; licenciatura en literatura inglesa con especialización en educación primaria de la Universidad del Sagrado Corazón en Bridgeport, Connecticut, en 1978; maestría en educación primaria de la Universidad Estatal de Nueva York en Cortland, Cortland, N.Y., en 1984; y Certificación en Dirección Espiritual del Centro para la Espiritualidad en el Trabajo, Denver, Colorado, en 2006.

El 8 de julio de 2019, el Papa Francisco la nombró miembros de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, junto a otras seis superioras generales, siendo la primera vez que se nombraba a mujeres en estas responsabilidades.

Desde hace algunos meses, se sabía que la Madre General estaba afectada por una grave enfermedad, la que ahora provocó su lamentablemente fallecimiento.

 

Falleció P. Antonio Elduayen Jiménez, ex-Visitador de la Provincia

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En el día de hoy, falleció en Lima, el Padre Antonio Elduayen Jiménez, que fuera Visitador de nuestra provincia, entre los años 1983 y 1989 y Director Provincial de las Hijas de la Caridad entre 1989 y 1999.

El Padre Antonio Elduayen, de nacionalidad española, había nacido en Mar del Plata, Argentina, el 4 de agosto de 1927 y sus padres fueron Tomás Elduayen y Carmen Jiménez. Hizo sus estudios básicos y secundarios en Pamplona, cursó la Filosofía en Madrid y la Teología, en Cuenca. Fue admitido en el Seminario Interno de la Congregación de la Misión, el 19 de septiembre de 1944. Fue ordenado diácono en 1950 y presbítero el 9 de septiembre de 1951, en Cuenca, de manos de Monseñor Emilio Lisson.

Llegó al Perú en 1952, donde desempeñó diversos ministerios, incluido el de Visitador de esa Provincia, entre 1974 y 1982. Llegó a Chile en 1983, para asumir como Visitador, oficio que desempeñó hasta 1989, en que asumió como Director de las Hijas de la Caridad hasta 1999, en que regresó al Perú.

Falleció Sor Bertina Pennanen Muñoz

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En la madrugada de hoy falleció, en la Casa de la Asunción, Sor Bertina Pennanen Muñoz, Hija de la Caridad.

Sor Bertina había nacido en Olmué el 25 de junio de 1929. Sus padres fueron Óscar Pennanen y Rosa Muñoz.

Entró en la Compañía de la Hijas de la Caridad el 29 de mayo de 1948. Hizo su Postulantado en el antiguo Hospital San Vicente de Paúl de Santiago.

Había sido alumna del Colegio Santa Familia, donde cursó sus estudios básicos y medios. Posteriormente se tituló como profesora de Enseñanza Básica.

Ejerció su servicio en obras tales como la antigua Casa de Belén, Tomé, Escuela Pío XII, el Hogar Francés, Chincolco, Escuela Regina Mundi, San Fernando, Hogar Atardecer, Colegio Santa Familia, Casa de la Asunción, Casa Provincial.

Era una Hermana muy educada y siempre sonriente. Era muy servicial y respetuosa con las Hermanas en autoridad. Cultivó profundas amistades con otras Hermanas. También debió enfrentar grandes pruebas por situaciones familiares adversas. Tuvo mucho espíritu de fe.

Sus funerales tendrán lugar este sábado 11 de enero, a las 9.30 horas, en la Capilla Ntra. Sra. de los Rayos de calle Venecia.

 

Falleció Sor Genoveva Tolson Daydi, Hija de la Caridad

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A las 12.03 del mediodía de hoy, jueves 5 de diciembre, falleció en la Casa de  Hermanas Mayores, Nuestra Señora de la Asunción, Sor Genoveva Tolson, que tenía 106 años de edad y 85 años de vocación.

Sor Genoveva había nacido el 18 de mayo de 1913 y había ingresado a la Compañía el 25 de enero de 1934. Su infancia y juventud la vivió en Viña del Mar.

Le asistió en sus últimos momentos el  P. Gerardo Díaz, que a esa hora llegaba a la casa para celebrar la misa cotidiana junto a las Hermanas.

Sor Genoveva es ampliamente conocida, especialmente en la Comuna de Macul, donde por varios años, dirigió la Escuela Regina Mundi y había sido declarada ciudadana ilustre de la Comuna.

Sus funerales, fueron programados para este sábado 7 de diciembre, en que se celebra la misa de exequias, a las 9.30 horas, en la Capilla Nuestra Señora de los Rayos, Venecia 1640, Independencia y luego será sepultada en el Mausoleo Vicentino, en el Cementerio general de Santiago.

Sor María Elena (ése era su nombre civil) Tolson Daydi nació en Viña del Mar, el 18 de mayo de 1913, en el seno de una familia acaudalada, de origen inglés. Su abuelo vino a Chile como Embajador de Gran Bretaña. Lo más seguro es que sus antepasados eran anglicanos.

María Elena era una chica normal, como las hijas de familias acomodadas. Le gustaba la diversión, la vida de sociedad, se relacionaba con jóvenes de su clase. Le gustaba fumar, bailar, salir con chicos, especialmente con cadetes de la Escuela Naval (eran algo así como la élite en la sociedad porteña y viñamarina…)

Todo esto cambió, cuando decidió entrar a la Compañía de las Hijas de la Caridad. Da la sensación de que recibió un llamado muy fuerte de parte del Señor, porque su vida cambió radicalmente. El 25 de enero de 1934, a los 21 años, entró al Seminario de la Compañía y comenzó su vida como Hija de la Caridad. Su adaptación a la vida de Comunidad no debió ser fácil. Según su propio testimonio, todo esto le costó mucho, sobre todo algunas cosas, como el dejar de fumar. Sin embargo, iría creciendo en ella el amor por los pobres, lo que le impulsó a este cambio tan radical.

Su primer destino fue el Asilo Baquedano. Allí se dedicó a servir a niños muy pobres, que habitualmente llegaban muy sucios, descalzos, enfermos, víctimas de una cruel miseria. Ahí aprendió a mar a esos niños y a sufrir por ellos y con ellos. Tenía que luchar constantemente para atenderlos, vestirlos y darles de comer. Compartió con ellos la necesidad y en alguna ocasión durmió en el suelo, cediendo su cama a algún niño, ya que la pobreza era tal que las camas no alcanzaban para todos y debía dormir varios en una cama. A esos niños maltratados y abandonados por la sociedad, dedicó su juventud, las primicias de su vocación de servicio y amor a los pobres.

Posteriormente fue enviada a la Escuela San Fidel, que estaba ubicada en el centro de Santiago. De allí, partió junto con la Escuela a su nueva ubicación en Macul, donde se le cambiaría el nombre para ser denominada Regina Mundi.

En Regina Mundi fue directora, durante 20 años. Se dedicó por entero a esa querida Escuela y a su internado. Ahí creó la Banda y compuso el himno de la Escuela. La Banda llegó a ser muy famosa en los desfiles, en ese entonces en la Comuna de Ñuñoa. Ella desfilaba junto con sus niños, y eran desfiles tan impecables, que la Ilustre Municipalidad de Ñuñoa la condecoró con la Medalla de Oro y la declaró Hija Ilustre de la Comuna. Por aquellos tiempos la llamaban cariñosamente “Juana de Arco”. Algunos también -según supe, la llamaron “la Generala”.

Posteriormente, al crearse la Comuna de Macul, siendo ella un verdadero personaje en el sector, fue declarada Hija Ilustre de esa Comuna, por el alcalde Don Sergio Puyol, gran amigo de la Compañía de las Hijas de la Caridad y de la Familia Vicentina.

Sor Genoveva amó entrañablemente a los niños de Regina Mundi. Siempre tuvo una buena relación con los padres y apoderados, como también con los profesores. Por esa razón, en Macul siempre se la recuerda con cariño, por las varias generaciones que formó. A sus niños los acompañó, muchas veces, por mucho tiempo después que dejaron de ser niños.

Luego fue enviada a Valparaíso, donde fue Directora de la Escuela Lourdes y de su internado. Cuando la Escuela Lourdes se fusionó con la Escuela santa Ana, ella siguió a cargo del internado Lourdes.

Los niños y su formación fueron su gran pasión y su pobreza y postergación fueron siempre su gran dolor.

Sin embargo, supo “reconvertirse”, cuando fue destinada durante nueve años en el Hogar El Atardecer, donde además de hacerse cargo de la administración del Hogar, creo un coro con los ancianos, a quienes les buscó una profesora, ya que ella no era buena para el canto. Personalmente se encargó de confeccionar el vestuario para los integrantes del coro. También creó un taller de manualidades y organizó una presentación de la obra “la pérgola de las flores”, presentación a la que asistió la mismísima Anita González, la Desideria, que había sido la actriz principal, en la puesta en escena original de la obra.

En el Hogar ya no contaba con la vieja y grandota camioneta que tenía en Regina Mundi, que al final hacía andar prácticamente a patadas… Recuerdo haber estado a bordo de esa camioneta, cuando ésta ya no quería andar y la Hermana se bajaba, abría el capó y movía algo (quizá un alambrito) y la camioneta seguía funcionando.

En atardecer, se movilizaba siempre en micro, para realizar todas las gestiones que le correspondía, en su calidad de administradora. Alguna vez, la Hermana Sirviente le preguntó cuántas micros había tomado ese día y ella le contestó que eran algo así como nueve…. Y esto sucedía cuando ella ya tenía más de 80 años.

Sor Genoveva era -como no- una mujer de oración.  Amaba especialmente el rezo del Rosario. Le gustaba hacer rosarios y así sembraba la semilla del amor a la Virgen y de la oración

Además de las obras mencionadas, Sor Genoveva trabajó también ex Casa Provincial de calle Venecia. Sus días, en este mundo, concluyeron apaciblemente, después de una larga vida, en la Casa de la Asunción, este jueves 5 de diciembre.

CdlR, cm