Hermano Iván Hueichán delicado de salud

publicado en: Noticias, Provincia | 0

El Hermano Iván Hueichán se encuentra en delicado estado de salud, desde el lunes recién pasado, en que debió acudir a un centro asistencial, después de sufrir una descompensación. En el primer momento se detectó que había sufrido un severo aumento de los niveles de azúcar en la sangre. Se le practicó diversos exámenes para descartar otras dolencias, entre los cuales también se le tomó una muestra para el examen PCR. Luego se lo envió a casa.

Este martes debió concurrir nuevamente al hospital, con un nuevo episodio de descompensación, con malestares diversos. Nuevamente fue sometido a exámenes, pero al mismo tiempo se conoció el resultado del PCR, el que resultó positivo. A pesar de esto, hacia las 3.30 de la madrugada del miércoles fue enviado a casa, para seguir ahí el tratamiento respectivo, esperando una evolución favorable, de lo contrario, debería ser hospitalizado.

En horas posteriores se informó que el P. Mario Villar también dio positivo en el examen PCR que le practicó y el P. Cristian Villalón está a la espera de los resultados.

Misioneros de Copiapó, junto a su Comunidad, organizando la Caridad, en tiempos difíciles

publicado en: Comunidades, Noticias, Provincia | 0
La Parroquia Santísima Trinidad de Copiapó -donde nuestros misioneros Gerardo Díaz y Cristian Villalón han iniciado su servicio en pasado mes de marzo- ha organizado, a comienzos del presente mes de junio, la campaña  «La Caja de Alimentos», para ir en ayuda de las personas más afectadas con la crisis económica y social, agudizada con la pandemia del coronavirus.
El equipo de laicos de la Pastoral de Ayuda Fraterna , que coordinan la Sra. María Núñez y don Carlos Bordones, logró llenar 62 cajas , las que se distribuyeron en los sectores de: Punta Negra, Barrancas y Paipote, donde se ubican seis las capillas de la Parroquia.  En el sector de la Capilla Ntra Señora de Peñablanca, con la ayuda de los fieles y vecinos del Sector, se  ha organizado, además una olla común.
En estos días comenzará la segunda campaña de «La Caja de Alimentos». Para ser entregadas a fin de mes, a las familias y personas más necesitadas. La Municipalidad de Copiapó también se ha hecho presente, especialmente en el sector de Paipote, que es una zona más vulnerable.

Caridad y servicio en Porvenir

publicado en: Comunidades, Iglesia, Noticias, Provincia | 0

Como esta sucediendo en muchas comunidades en el país, en la parroquia San Francisco de Sales de Porvenir se ha comenzado a recolectar alimentos para ir en ayuda de quienes más lo necesitan. De esta manera, esta parroquia, dirigida por el P. Alejandro Fabres, se ha unido al llamado de la Diócesis de Punta Arenas, que con el lema «Nadie se salva sólo», ha querido motivar a los feligreses a reunir víveres y útiles de aseo para apoyar a quienes hoy, debido a la pandemia, necesitan ayuda.

En Porvenir, se ha querido focalizar esta ayuda en dos grupos: los adultos mayores y los inmigrantes. El equipo de Acción Social ya ha entregado 15 cajas a abuelitas y abuelitas, los que en su mayoría viven solos. Se les llevó alimentos, que les ayudarán a palear la difícil situación que están viviendo. De igual manera, con el equipo de trabajo pro migrantes, se ha  ido en ayuda de hermanos haitianos, colombianos, ecuatorianos y venezolanos, que producto de la pandemia, han visto mermada su situación laboral y por ende sus ingresos. Muchos de ellos tienen niños pequeños.

Con la ayuda de muchos y muchas se ha logrado hacer llegar a estos hermanos alimentos, útiles de aseo, pañales y algunas otras cosas. La generosidad se hace manifiesta. El punto de acopio ha sido la parroquia. Todo esto con ayuda de los fieles de la parroquia y otras instituciones, tal como el colegio María Auxiliadora, cuyos docentes y apoderados han apoyado esta iniciativa, la que se seguirá manteniendo, mientras dure la crisis que nos afecta como país.

El Padre Alejandro agradece a todos quienes han permitido que esta muestra de amor se haga posible.

Comunidad de Los Lagos en la senda solidaria

publicado en: Comunidades, Noticias, Provincia | 0

También los Misioneros de Los Lagos -junto a su comunidad parroquial- ha tomado la iniciativa de fortalecer el compromiso vicentino-solidario, en los tiempos difíciles que vivimos a consecuencia de la pandemia del Covid-19.

Es así como han organizado campañas de recolección de alimentos no perecibles, las que han resultado exitosa. De esta manera, esta última semana, se entregó 60 canastas a familias vulnerables, tanto de Los Lagos, como de la localidad de Antilhue. Se trata de cajas bien completas, de un valor aproximado a los $ 30.000 cada una. La gente recibió esta ayuda con mucha alegría y lo agradecieron mucho.

El P. Misael Reyes, párroco y responsable de esa Comunidad, también se siente agradecido y contento de «tener el privilegio de ser instrumento de ayuda, especialmente a los hermanos más pobres, de Los Lagos».

Pero la Comunidad Vicentina de Los Lagos, que está formada por el propio P. Misael y por el P. Pablo González, también ha seguido prestando los servicios espirituales, en medio de la pandemia. Cada domingo transmiten la Eucaristía, a través de Facebook y la celebran, cada día en la casa comunitaria. Por otra parte, han seguido visitando a los enfermos y celebrando responsos en el cementerio para las personas que han fallecido en este tiempo, cuando la familia lo ha solicitado.

Vicentinos en la primera línea

publicado en: Noticias, Provincia | 0

Hasta el Hospital Luis Tizné, ubicado en la Avenida Las Torres, en Peñalolén, dentro del territorio parroquial de Santa María Reina del Mundo, concurrieron en la tarde de este viernes 29 de junio, los Padres Álvaro Tamblay y Cristopher Groff. Ellos y todos los que un día sirvieron en esa parroquia, han concurrido muchas veces a ese hospital, para llevar auxilio espiritual a pacientes, feligreses  o no de la parroquia. Pero esta vez era diferente, se trataba de llevar el auxilio espiritual a pacientes infectados con el Covid-19, algunos de los cuales se encuentran en gravísimo estado. Son nuestros hermanos, son parte del lote de nuestra heredad. Había que correr el riesgo. Todos sabemos lo peligroso de este virus y lo fácil que es contagiarse. Los médicos, enfermeras y demás personal sanitario -la llamada primera línea- no están exentos de contagiarse y las cifras nos hablan de una buena cantidad de ellos que ya han alcanzado esta condición y de que algunos incluso han fallecido a consecuencia de este virus. Los curas tampoco son inmunes. El riesgo existe y es grande. Pero hay riesgos que se debe correr. Así lo han entendido estos dos jóvenes sacerdotes, hijos de San Vicente, y todos los que -junto con ellos- de alguna manera, entramos este viernes en ese hospital.

Pero la visita no fue sólo para los pacientes, sino también para aquéllos que muchos hoy califican de héroes, porque no sólo están buscando salvar vidas, sino que están arriesgando las propias y la de sus familias.

Nuestros dos misioneros asumieron con emoción y con gozo esta tarea. También con preocupación:  «percibimos el sufrimiento de los enfermos y de sus familias… así que a cuidarse y a respetar las medidas de seguridad», nos decían a través de un mensaje en WhatsApp . Y agregaban, «Como diría San Vicente, ‘Dad vuelta la medalla y verás que en el pobre está el Hijo De Dios, que quiso ser pobre».

Relataron cómo los médicos y personal de salud, los recibieron muy bien, reconociendo en ellos «la presencia De Dios». Se desahogaron… algunos lloraron y también hubo quienes aprovecharon la presencia de estos sacerdotes y pidieron confesarse.

En la mente y en el corazón de estos dos misioneros y de todos nosotros, resuenan como nunca las palabras de Isaías, que Jesús aseguró se cumplían en él y que San Vicente adoptó como palabras motivadoras para el espíritu y la acción de nuestra Pequeña Compañía: El Espíritu del Señor está sobre mí y me envía a anunciar la Buena Noticia a los pobres… a curar a los heridos… a liberar a los cautivos….

Familia Vicentina lanza web para promover proyectos vicentinos en respuesta al Covid-19.

publicado en: Familia Vicentina, Noticias | 0

La Oficina de la Familia Vicentina Internacional ha entregado el siguiente comunicado de prensa:

La actual pandemia por covid-19 que sufre nuestro mundo ha multiplicado la pobreza y necesidades de millones de personas en todo el mundo. Desde el primer momento, la Familia Vicenciana (movimiento eclesial que sigue a Jesucristo a ejemplo de san Vicente de Paúl, y presente en todo el mundo a través de 4 millones de personas y más de 160 instituciones eclesiales) está trabajando incansablemente por aliviar la situación de todas estas personas que han visto empeorar su vida a causa del coronavirus: personas en situación de calle, nuevos desempleados, familias en situación de vulnerabilidad…
Con la intención de poner en contacto a los proyectos que necesitan financiación de las organizaciones
locales en todo el mundo, y a las personas de buena voluntad que deseen ayudar económicamente a que estas obras no decaigan, hemos creado una nueva página web: http://famvin.net

En estos momentos los contenidos se encuentran en español e inglés, pero pronto se añadirán contenidos en italiano, portugués, alemán, francés, y flamenco.
La situación de los que más sufren la calamidad es una preocupación de todos. Por favor, visita la web y conoce algunos de los proyectos que necesitan de tu ayuda, y, si puedes, apóyalos económicamente.
Con la ayuda de todos, lograremos vencer a esta pandemia y auxiliar a los necesitados. ¡Gracias!

Fuente: cmglobal.org

San Juan Gabriel Perboyre, el intercesor contra el coronavirus

publicado en: Congregación, Noticias, Reflexión | 0

Compartimos el articulo difundido por la Agencia Católica de Noticias, en el que Courtney Mare, presenta la vida de los santos vicentinos Juan Gabriel Perboyre y Francisco Regis Clet y presenta las razones por las cuales, él propone como los intercesores por las personas que están padeciendo el COVID-19.

Ciudad del Vaticano, 9 de abril de 2020 / 8:00 AM (CNA)

El primer santo canonizado de China murió por ahogamiento en una cruz en Wuhan el epicentro de la pandemia actual de coronavirus.

San Juan Gabriel Perboyre, un misionero Vicentino sacerdote de Francia, fue traicionado por uno de sus catecúmenos por dinero, encadenado, torturado, atado a una cruz de madera y estrangulado hasta la muerte en Wuhan en 1840.

El Dr. Anthony  Clark, profesor de historia china, ha invertido tiempo en Wuhan investigano sobre la vida de Perboyre y San Francisco Regis Clet, otro sacerdote Vicentino martirizado en Wuhan.

Clark le dijo al CNA que los santos mártires de Wuhan son intercesores particularmente adecuados para aquellas personas que están sufriendo el COVID19 hoy en día.

Los santos Perboyre y Clet fueron martirizados por estrangulación; murieron porque no podían respirar” dijo. “¿Cómo podrían no ser intercesores apropiados para esta enfermedad en particular?”

Entre los tormentos que se le infligieron a Perboyre hubo continuos golpes en su espalda y fue obligado a arrodillare sobre cristales rotos. Es un santo que definitivamente conoció las agonías del sufrimiento físico y puede ser un buen consuelo para aquellos que sufren por este virus”.

Wuhan, conocido ahora como el origen del coronavirus, fue en su día un puesto de avanzadilla para misioneros católicos, que fundaron hospitales católicos en la ciudad.

Fuera del Hospital Central de Wuhan, donde el Dr Li Wenliang (quien avisó sobre la existencia del virus) murió, hay una estatua del misionero italiano Monseñor Eustachius  Zanoli, fotografiado por el corresponsal del New York Times, Chris Buckley.

La placa bajo su busto dice, tanto en chino como en inglés: el Monseñor Eustachius Zanoli, de Italia, fue el primer Obispo de la Iglesia Católica Romana en la provincia Este de Hube. En 1886, invitó a las Hijas de la Caridad Canossianas a Wuhan para que proporcionaran servicios sociales y en 1880 fundó el Hospital Católico de Hankou, el cual supuso el inicio del desarrollo para el Hospital nº 2 de Wuhan (1955) y, seguidamente, el Hospital Central de Wuhan (1999).”

Otro edificio cercano relacionado con el coronavirus, el Hospital Jinyintan de Wuhan, se remonta a un hospital para el tratamiento de enfermedades infecciosas fundado por misioneros franciscanos en 1926, el Father Mei Memorial Catholic Hospital de Hankou.

El nombre se debe al P. Pascal Angelicus Melotto (1864-1923), un misionero franciscano de Italia martirizado en Wuhan, que adoptó el nombre chino de P. Mei Zhanchun. Fue secuestrado con la intención de pedir un rescate por él, pero le dispararon en el estómago con una bala envenenada en 1923.

Me siento feliz de morir por los chinos”, dijo el misionero en el momento de su muerte, según el sitio web de la Oredn Franciscana. Viví en China para los chinos y me siento feliz de morir por ellos.”

El Father Mei Memorial Catholic Hospital de Hankou fue administrado por las Hermanas Franciscanas de la Cristiana Doctrina hasta que los misioneros fueron expulsados de China en 1952, tras la Revolución Comunista china.

La comunidad católica de Wuhan ha sufrido enormemente durante la era del Presidente Mao y la Revolución Cultural, y durante ese tiempo se escondieron las tumbas de los santos Perboyre y Clet para protegerles, debido a la profunda devoción que despertaban”, dice Clark.

Mientras estaba allí, visité el seminario donde las dos tumbas se exhiben ahora para su veneración; los católicos de Wuhan sienten una gran devoción por la Eucaristía y por los Paúles, como Perboyre y Clet, que murieron por ellos, y que derramaron su sangre en el suelo de esa ciudad” añade.

Muchos misioneros partieron a China en el siglo XIX con la seguridad de que nunca regresarían.

No sé qué me espera en el camino que se abre frente a mí; sin duda la cruz, que es el pan de cada día del misionero. ¿Qué más podemos esperar mientras vamos a predicar a un Dios crucificado?” escribió en una carta durante sus viaje a China.

Los restos de Perboyre fueron finalmente trasladados a París, a la casa madre de los Paúles. Hoy en día, su tumba está expuesta en una capilla lateral en la misma iglesia donde descansa el cuerpo incorrupto de san Vicente de Paúl. Fue beatificado en 1889 por el Papa León XIII.

En la canonización de Perboyre en 1996, el Papa Juan Pablo II dijo: Por las calles por las que fue enviado encontró la Cruz de Cristo. A través de la imitación de su Señor, con humildad y mansedumbre, se identificó completamente con él… tras ser torturado y condenado, reproduciendo la Pasión de Jesús con extraordinaria similitud, fue llevado a la muerte, y una muerte de cruz.”

San Juan Pablo II canonizó a san Francisco Regis Clet en octubre del año 2000, junto con otros 33 misioneros y 87 fieles católicos chinos martirizados durante la Dinastía Qing (1644-1911).

Michael Fu Tieshan, un obispo de la iglesia católica gubernamental, la Iglesia Patriótica de China, condenó la canonización llamándola humillación pública” en una entrevista en una televisión gubernamental. AP lo reportó en aquel momento.

El primer obispo patriótico” fue nombrado por el Gobierno comunista de China en 1958, procedente de Wuhan. Dong Guangqing, que murió en el año 2007, fue presidente de la Asociación Católica Patriótica de Wuhan y presidente del Comité Administrativo Nacional de la Iglesia Católica China.

Hoy en día, los católicos de Wuhan tienen una particular devoción por san Francisco en el Sacramento de la Penitencia, según observó Clark.

Los católicos de Wuhan son conocidos por hacer filas muy largas junto a los confesionarios de los sacerdotes que son vistos como más fieles a las auténticas enseñanzas de la Iglesia; son una visión preciosa”, afirma.

Es raro encontrar una iglesia en la que no haya una estatua de san Francisco, y a veces devoción por san Vicente de Paúl. La fe allí e fuerte, y ha florecido incluso más durante tiempos de persecución”, añade Clark.

He oído, de hecho, de católicos que durante este tiempo, se vuelven al Señor y su misericordia  en estos momentos en que nos confrontamos con nuestra fragilidad”, afirma. Recientemente he escuchado de un protestante de Wuhan que ha destacado la tristeza de ver a miembros ancianos de su iglesia falleciendo. El trauma en la comunidad cristiana de Wuhan se ha visto ayudado por la poderosa fe de los cristianos de esa área”.

Reflexiones en tiempos de Pandemia

publicado en: Noticias, Provincia, Reflexión | 0

El Visitador de la Provincia, P. Fernando Macías, ha hecho llegar a cada misionero, la siguiente carta circular, con motivo de la emergencia que se vive, nivel planetario, por la pandeemos del corona virus.

 

A todos los misioneros de la Provincia:

“La enfermedad nos hace ver lo que somos”
(San Vicente de Paúl)

Queridos hermanos:

Con estas iluminadoras palabras de nuestro fundador, hago llegar un fraterno saludo a cada uno de ustedes, con un gran deseo de unidad entre nosotros, en esta situación difícil que enfrentamos como humanidad, debido a la pandemia del Coronavirus.

Quisiera saber cómo están ustedes, las comunidades y cada uno también. Y saber también de la salud de sus familiares y colaboradores en el servicio misionero. Es necesario que estemos comunicados, hoy más que nunca, debido a la gravedad de esta catástrofe, porque según se presume, pasará mucho tiempo en que no nos podremos encontrar, ya que como dicen los expertos y las autoridades, lo peor de la pandemia está por venir.

No quiero ahondar en todos los datos e informaciones que recibimos en forma constante y que nos provocan tanto dolor. Cada día nos entristece saber de los casos sospechosos, infectados, y fallecidos. Aún no tenemos información oficial de parte de nuestros superiores, acerca del número de cohermanos, hermanas y laicos vicentinos contagiados y fallecidos en los distintos países. Como información preliminar sólo sabemos de la muerte de una hija de la caridad en España, a causa del Coronavirus, Sor Tomasa García. Junto con ello, nos hemos enterado de los contagiados de este virus, cohermanos en la Casa Madre de París, Hijas de la Caridad de España, y seguramente de otros lugares. Tengámoslos presentes en nuestras oraciones.

Retomando la frase de nuestro fundador: la enfermedad nos hace ver lo que somos, mucho mejor que la salud y que en los sufrimientos es donde la impaciencia y la melancolía, atacan a los más decididos”. Creo que estas sabias palabras pronunciadas hace tanto tiempo, nos pueden ayudar a darnos cuenta de lo esencial de la vida -que muchas veces es invisible a nuestros ojos- ante esta terrible enfermedad que afecta al mundo y a la que nosotros no estamos ajenos.

San Vicente nos invita a descubrir nuestra esencia como misioneros de los pobres. Con esta gran tormenta que nos azota, con la que se nos vienen abajo todas nuestras planificaciones, proyecciones, asambleas; nuestros programas pastorales y la planificación de la vida congregacional, a nivel general, provincial y local, y de aquello que pensábamos que era lo más importante; la “sacra rigidez” de nuestras estructuras, además de nuestros brillos personales… Cuando está en juego nuestra propia vida y la de los demás, todo pasa a segundo plano. Por ello, parafraseando a nuestro fundador, decimos que la enfermedad es la mejor escuela de virtudes.

Seguramente el sufrimiento de esta pandemia no sólo nos llena de impaciencia y melancolía. Seguramente hay otras sensaciones que estamos experimentando, a nivel personal y comunitario: el desánimo, la frustración, la irritabilidad, el aburrimiento, los enojos… Y es aquí donde sobreviene la pregunta de cómo ser misioneros de la Buena Noticia, en medio de este caos interior y exterior. Cómo podemos evangelizar, cuando ya no podremos celebrar Semana Santa con el Pueblo de Dios. No podemos celebrar misas y sacramentos en forma pública, no podemos llevar la Buena Noticia a los fieles y a los que no creen… y tantas otras acciones que estamos acostumbrados a realizar, en bien de los pobres.

Me surge la pregunta: ¿Cómo ser misionero en este momento concreto de nuestra vida?

Frente a esta interrogante, dejémonos iluminar con las palabras de nuestro fundador, en esta oración, que sale de las entrañas de la caridad que lo animaba:

“¡Oh Salvador! ¡ Tú que tanto sufriste y que moriste para redimirnos y mostrarnos cómo este estado de dolor podía glorificar a Dios y servir a nuestra santificación, concédenos que podamos conocer el gran bien y el inmenso tesoro que está oculto en el estado de enfermedad!

“Por medio de él, hermanos míos, se purifica el alma, y los que carecen de virtud tienen un medio eficaz para adquirirla. Es imposible encontrar un estado más adecuado para practicarla: en la enfermedad la fe se ejercita de forma maravillosa, la esperanza brilla con todo su esplendor, la resignación, el amor de Dios y todas las demás virtudes, encuentran materia abundante para su ejercicio. Allí es donde se conoce lo que cada uno tiene y lo que es, la enfermedad es la sonda con la que podemos penetrar y medir con mayor seguridad hasta donde llega la virtud de cada uno,si hay mucha o poca, o ninguna. En ningún sitio, se ve mejor como es uno que en la enfermería . Ésa es la mejor prueba que tenemos para reconocer quien es el más virtuoso y quién no lo es tanto; esto nos hace ver que importancia tiene que conozcamos bien la manera de portarnos debidamente en las enfermedades.” (SVP XI, 760-761).

Que estas hermosas palabras de nuestro Padre nos sirvan para progresar en el camino de nuestra propia perfección en el carisma vicentino.

Se nos ha invitado a no salir de nuestra casa, o como diría de San Vicente, a ser “cartujos en casa”. Esto nos ayudará a fortalecer nuestra vida espiritual, sacramental y comunitaria, ya que por el ajetreo ordinario y por nuestro celo misionero, no siempre tenemos toda la paz y tranquilidad que quisiéramos; la misión y el apostolado, a veces, lo impide. Por lo tanto, los exhorto a que en estos tiempos en casa, podamos potenciar nuestras lecturas espirituales personales y comunitarias; darnos un tiempo para el estudio personal y en común. Y no menos importante, darnos tiempo para compartir de manera creativa y lúdica -en la recreación comunitaria- para estrechar nuestros lazos fraternos y superar las fragilidades de nuestras relaciones humanas, las que tantas veces son un mal testimonio en nuestra entrega misionera. Como decía nuestro querido Padre Antonio Elduayen, que acaba de fallecer: “de lo malo siempre se puede sacar algo bueno”. Por eso, los animo a la audacia y a la creatividad para fortalecer y reinventar nuestra vida comunitaria y espiritual.

Con respecto a nuestra vida apostólica, sabemos que se nos invita a utilizar la tecnología, para mantener la fe y la esperanza, unidos a los hermanos que servimos. También se nos pide mantener la comunicación, a través de las llamadas telefónicas, video llamadas, whatsapp y otros medios, con las personas que son más frágiles y con compañeros de misión. Sabemos que muchos están utilizando este modo para acompañar al pueblo de Dios y para acompañarnos entre nosotros.

Sabemos que las autoridades y los especialistas en este tema, nos orientan a quedarnos en casa, a no movernos, ya que, en estas circunstancias, quedarse en casa es una actitud responsable, prudente y lógica para enfrentar la pandemia que nos ataca. Todo pensando en el propio bien y en el de los demás. Creo que nuestras mentes y nuestros corazones entienden bien esto y podemos acomodarnos, para así evitar el celo indiscreto.

Pero no puedo evitar el pensar en cuántos pobres, enfermos y ancianos están solos y abandonados, sin nadie que les ayude o que se interese si tienen para comer o no, si tienen alguien para higienizar su casa, o quién les dé el pan de la esperanza y la bendición de Dios. Ante esto, ¿qué podemos hacer? ¿cómo ser más audaces y creativos, como saber trabajar en redes, con nuestros laicos?, si no podemos realizarlo por nosotros mismos? ¿cómo vivir hoy, dos de nuestras virtudes vicentinas fundamentales: la mortificación y el celo. Como evitar, lo que decía San Vicente: ser misioneros caracoles, cuya energía sólo se gasta en encerrarse en su concha? Se me viene a la mente, la imagen de la entrega valiente de Margarita Nasseau, la valentía de Rosalie Rendu, la abnegación y el martirio de Juan Le Vacher, cautivo en Argel, del Padre Blatiron y sus compañeros misioneros, muertos en 1657, a causa de la Peste en Génova… y así muchos, que han derramado la sangre con la bandera del carisma vicentino, sin olvidar el trabajo abnegado, en nuestro país, del P. Delaunay y los cohermanos, durante la epidemia del Cólera, a finales del siglo 19.

He querido compartir con ustedes esta reflexión y agrego este hermoso texto, de cuando San Vicente habla a los misioneros del celo de una hija de la caridad.

“La reina le ha escrito a la señorita Le Gras, y a mí también, para que enviemos otras hermanas a Calais a fin de asistir a esas pobres gentes; así lo haremos. Hoy saldrán cuatro para allá. Una de ellas, de unos cincuenta años , vino a verme el viernes pasado al hospital, donde yo estaba, para decirme que había sabido que habían muerto dos hermanas en Calais y que venía a ofrecerse para ser enviada en su lugar, si me parecía bien. Le dije: «Hermana, pensaré en ello». Y ayer vino a saber la respuesta que iba a darle. Fijaos, hermanos míos, que gran celo demuestran esas pobres hermanas al ofrecerse de ese modo. ¡Ofrecerse para ir a exponer su vida como víctimas, por amor a Jesucristo y por el bien del prójimo! ¿Verdad que es admirable? Yo no sabría que decir a todo esto, sino que esas pobres hermanas serán nuestros jueces en el día del juicio; sí, hermanos míos, esas hermanas serán nuestros jueces en el juicio de Dios si no estamos dispuestos, como ellas, a exponer nuestra vida por Dios. Y el que todavía no ha llegado a eso, creedme, puede decirse de él que todavía está muy lejos de la perfección. (SVP XI, pág 353 a 354)

Espero confiado que esta reflexión nos ayude a todos a vencer nuestros miedos y desesperanzas, para afrontar este momento tan difícil. Animémonos a fortalecer nuestra vida espiritual, comunitaria y apostólica, a vivir la audacia creativa de nuestro carisma y a vivir, cada momento, con intensidad, alegría y unidad. No perdamos el tiempo en cosas superficiales e innecesarias. A veces, en nuestra vida, nos afanamos en tantas cosas sin importancia, e incluso nos enemistamso con los demás por acciones, omisiones o puntos de vista. Cuando experimentamos la fragilidad de la vida y la pequeñez de nuestro mundo; cuando comprobamos lo insuficiente de la ciencia y de la técnica, que tantas veces hemos sobre valorado, es bueno volver a lo que es a la vez simple y absoluto: Dios primero, Dios siempre y nuestra fidelidad a él… siempre.

Un abrazo fraterno,

Su hermano en San Vicente

 

Fernando Macías Fernández, C.M.
Visitador de Chile