Caridad y servicio en Porvenir

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Como esta sucediendo en muchas comunidades en el país, en la parroquia San Francisco de Sales de Porvenir se ha comenzado a recolectar alimentos para ir en ayuda de quienes más lo necesitan. De esta manera, esta parroquia, dirigida por el P. Alejandro Fabres, se ha unido al llamado de la Diócesis de Punta Arenas, que con el lema «Nadie se salva sólo», ha querido motivar a los feligreses a reunir víveres y útiles de aseo para apoyar a quienes hoy, debido a la pandemia, necesitan ayuda.

En Porvenir, se ha querido focalizar esta ayuda en dos grupos: los adultos mayores y los inmigrantes. El equipo de Acción Social ya ha entregado 15 cajas a abuelitas y abuelitas, los que en su mayoría viven solos. Se les llevó alimentos, que les ayudarán a palear la difícil situación que están viviendo. De igual manera, con el equipo de trabajo pro migrantes, se ha  ido en ayuda de hermanos haitianos, colombianos, ecuatorianos y venezolanos, que producto de la pandemia, han visto mermada su situación laboral y por ende sus ingresos. Muchos de ellos tienen niños pequeños.

Con la ayuda de muchos y muchas se ha logrado hacer llegar a estos hermanos alimentos, útiles de aseo, pañales y algunas otras cosas. La generosidad se hace manifiesta. El punto de acopio ha sido la parroquia. Todo esto con ayuda de los fieles de la parroquia y otras instituciones, tal como el colegio María Auxiliadora, cuyos docentes y apoderados han apoyado esta iniciativa, la que se seguirá manteniendo, mientras dure la crisis que nos afecta como país.

El Padre Alejandro agradece a todos quienes han permitido que esta muestra de amor se haga posible.

Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

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La semana que va, desde la Ascensión a Pentecostés, la semana en la liturgia nos invita a pedir que se renueve el don del Espíritu Santo, que Jesucristo Resucitado nos ha enviado y en la que al liturgia de la Palabra nos hace reflexionar, a partir de la Oración de Jesús al Padre, para que todos seamos uno, ha sido instituida por la Iglesia como la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. El P. Alejandro Fabres nos ha enviado la siguiente reflexión, a propósito de este evento eclesial, en el que todos los cristianos estamos invitados a unirnos a la Oración del Señor Jesús:

Ut unum sint, es el título de la última Encíclica sobre ecumenismo, que se ha escrito. La presentó Juan Pablo II, el año 1995.

Hablar de ecumenismo y de diálogo interreligioso no es un tema fácil. Para sentarse a dialogar, primero debe existir la voluntad para hacerlo, hay que tener la disposición para escuchar, tener la capacidad de aceptar verdades diferentes a la nuestra, y finalmente decidirse a caminar juntos sin estorbarse, sin hacerse zancadillas, ni tratar de demostrar que eres mejor que el otro. Dicho de manera resumida, «unir sin confundir y dividir, sin separar».

A diferencia de lo que muchos piensan, los primeros en hablar de ecumenismo fueron los protestantes, quienes a través de sus consejos episcopales y mundiales, comenzaron a buscar caminos comunes. Nosotros, como Iglesia Católica, nos hemos sumado lentamente a este proceso, que se hizo más efectivo después del Concilio Vaticano II. Se ha recorrido un camino donde hemos tratado de encontrar una definición para hablar de sacramentos comunes -teniendo en cuenta que muchas iglesias no aceptan los siete-,  las sagradas escrituras -integrando por parte del mundo protestante los llamados textos deutero-canónicos-, reconociendo la figura de María.

El diálogo nos ha ayudado a mejorar nuestras miradas entre nosotros, los trabajos que podemos hacer en bien de la humanidad, terminar con las rencillas, que en nada contribuyen a demostrar el seguimiento de Cristo, que TODOS los cristianos estamos llamados a hacer, en pos de la construcción del Reino.

Hoy más que nunca, en medio de esta pandemia, y pensando que está semana es la semana de oración por la unidad de los cristianos, sería bueno que, sin importar a qué denominación pertenecemos, demos muestras de unidad de criterios, para hacer llamados comunes al autocuidado, a la responsabilidad que tenemos para con la vida mía y del otro, para fomentar la oración común por los que están viviendo el flagelo de esta enfermedad, a ser solidarios con los que más sufren, a aportar con los comedores y ollas comunes que se han formado en nuestros vecindarios. Ser cristianos es eso y mucho más.

Creo que esta semana nos debe llevar, justamente, a que entre todos: evangélicos, luteranos, anglicanos, de la denominación que seamos… y católicos, hagamos vida el llamado de Jesucristo a que todos seamos uno, en la fe, la esperanza y la caridad.

Busquemos seguir a Jesucristo desde lo más profundo del corazón, reconociendo aquello que nos une y hace hermanos, de aquello que nos divide, confronta y muchas veces nos hace sentir que somos enemigos. Recordar siempre: UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE, UN SOLO BAUTISMO, UN SOLO DIOS Y PADRE. QUE ASI SEA.

Laudato Si, la Rerum Novarum de Nuestro Siglo

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Compartimos en nuestro portal, el siguiente artículo, escrito por el P. Alejandro Fabres para el sitio internacional de nuestra Congregación, cmglobal.org, sobre el aniversario de la Encíclica del Papa Francisco Laudato Si:

Preliminares

Hace 129 años, el día 15 de mayo de 1891, el Papa León XIII, publicó la encíclica Rerum Novarum, “De las cosas nuevas”, considerada el inicio de lo que hoy conocemos como Doctrina Social de la Iglesia.  El Eje central de este documento fue la cuestión obrera, la dignidad del ser humano, el derecho a sindicalización, a la propiedad privada, pero también al reparto equitativo de los bienes y la superioridad del ser humano por sobre las ideologías, tanto del incipiente pensamiento estatista de corte marxista, que miraba al individuo como un engranaje más del aparato estatal y del capitalismo desenfrenado, que asumía a la persona como parte del sistema de producción y del capital.

El ambiente en que dicha encíclica se escribe es el de la revolución industrial, considerando los costos que ella tenía para las cuestiones tratadas en este documento. Nadie puede negar que la Rerum Novarum marcó un hito, no sólo al interior de la Iglesia Católica, sino también  a nivel del pensamiento humanista cristiano y la trascendencia que generó en el mundo político y que hasta hoy se refleja en el trato de cuestiones tan viejas y tan nuevas

Fue por ese motivo que, cuando me senté a releer “Laudato Si”, no pude dejar de pensar, desde sus primeras líneas, que quien se tome en serio el tema de la Doctrina Social de la Iglesia, el pensamiento humanista cristiano y el compromiso con el ser humano y su dignidad, no puede pasar por alto este documento, y no considerarlo el inicio de un nuevo trato en nuestras relaciones con el ser human, en cuanto a los contextos económicos, políticos y sociales que lo afectan, pero que además, de todo lo relacionado con la persona, ya que incorpora un nuevo elemento a esta discusión: el ámbito de la ecología  y de cómo el ser humano debe hacerse parte y responsable en él.

Si bien es cierto, algunas encíclicas y otros documentos eclesiales anteriores habían incorporado y esbozado el trato con la naturaleza, ellas eran enfocadas desde una mirada más bien antropocéntrica. Laudato Si, es la primera encíclica que enfrenta el tema de la ecología como eje temático, poniendo de relieve al planeta y al ser humano, como parte y responsable de él. Si antes se dijo “nada de lo que le sucede al hombre le es indiferente a Dios”, este documento asume esta nueva perspectiva: “nada de lo que le sucede a la naturaleza le es indiferente a Dios”. Es decir, el texto tiene la capacidad de ampliar el horizonte y ayudarnos a mirar más allá de nosotros mismos. Nos abre a la grandeza de la creación y desde allí, nos posiciona para hacernos tomar conciencia de que nosotros somos parte de esta naturaleza y lo que le afecte a ella, también nos afecta a cada uno de nosotros, de forma individual y como colectivo.

No es casual que Francisco haya escrito esta encíclica. Desde que inició su pontificado, el 13 de marzo de 2013, mostró un rostro nuevo que necesitábamos todos los católicos. El ser un Papa venido de las tierras de Abya Yala, debía marcar una  diferencia. Un hombre que mira el mundo desde nuestro continente americano, y no desde cualquier parte de América, sino precisamente desde la parte sur, hace imposible que no tenga una sensibilidad diferente por la Pachamama, la Madre tierra. Esta tierra sobre explotada en sus recursos por el norte rico e industrializado, esta parte del continente que ha librado grandes luchas reivindicativas por sus derechos al agua, a que los recursos naturales permanezcan en nuestro terruño, a que la industrialización no sea tan voraz; donde hemos aprendido a escuchar a los pueblos indígenas, al mestizaje, a los negros traídos por los españoles, ingleses y portugueses y vendidos como esclavos en estas tierras. En este continente con historia de sangre y de dolor -como las de Romero, Angelelii- que, siguiendo la senda de Bartolomé de las Casas y de otros, regaron este huerto florido con las sangre del Martirio.

No es casualidad que el nombre que el cardenal Bergoglio haya tomado para su pontificado, fuese el del santo que le cantó a la naturaleza y desde donde se extrae el nombre de esta hermosa encíclica, “Alabado seas mi Señor”. Era casi normal que, el primer documento escrito íntegramente por el Papa Francisco, fuera un documento que habla desde la ecología, la naturaleza, nuestra relación con el entorno, las repercusiones que el maltrato al planeta tiene en la vida de los pobres y especialmente en la vida de aquellos pobres que son siempre los que terminan pagando los costos de lo que hemos provocado con la sobreexplotación de los mares y ríos, la desforestación de los bosques y la sobreexplotación de los recursos minerales, todo lo que ha desencadenado en nuestro planeta, especialmente en lo concerniente al cambio climático.

Así como León XIII nos sitúa en el contexto de la Revolución Industrial, Francisco nos pone en el de la globalización existente, considerando los aspectos positivos y negativos que ella tiene, además de las nuevas problemáticas emanadas de la bio y  la nanotecnología, la economía de libre mercado, las presencia de los grandes consorcios económicos y su presencia explotadora de los recursos hídricos, mineros, y forestales, en los cinco continentes.

Contexto bíblico

El documento parte desde la sensibilidad de Dios en cuanto a la naturaleza, desde el mismo momento de la creación, haciendo una relación, en el Antiguo Testamento, desde el texto del Génesis, cuando vio Dios que todo lo que había hecho era bueno y le pide al hombre el cuidado y la protección de la misma. En los textos del Deuteronomio, nos hace comprender cuál es el significado que para los creyentes debía tener el día del descanso, el tiempo considerado cada siete años para que la tierra se renueve y dé sus frutos y el sentido del jubileo como un tiempo de gracia para todos y todo lo creado. Un tiempo de justicia, incluso para la naturaleza. Toma los textos de los salmos y nos recuerda cómo el hombre alaba la creación y en ella también alaba a Dios, quien muestra su amor por la humanidad, a través de la naturaleza.

En el Nuevo Testamento, Jesucristo plenifica con su presencia toda creación, no sólo la parte concerniente a la humanidad. Y con su muerte y resurrección destaca el compromiso que Dios tiene con la creación, puesto que es desde allí desde donde él hace nuevas todas las cosas. En las palabras de Jesús, cuando señala que ni el mismo Salomón vistió tan magníficamente como lo hacen las flores del campo ni las aves del cielo, muestra una empatía con la creación y la importancia que ella tiene para el hombre. Tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, el concepto de creación hace referencia a la naturaleza completa. Dios no parcela, sino que integra al hombre dentro de todo lo creado.

La problemática ecológica hoy

Si León XIII llevó al mundo a reflexionar sobre el ser humano y su dignidad, mostrando los errores que las grandes ideologías presentaban cuando, desde sus miradas economistas, deshumanizan al hombre. Francisco nos sitúa en los
nuevos contextos ideológicos. La mirada que, como personas de fe y de buena voluntad, estamos llamados a tener para generar una verdadera ecología social e integradora que sea capaz de superar un ecologismo radical, en donde el ser humano no tiene cabida y que es muy propio de los sectores más acomodados que hablan del respeto a la tierra, a los bosques al agua, pero desde una perspectiva de clase y desde el primer mundo, sin considerar a los pobres que habitan en esos otros lugares, donde no hay agua, donde la tierra ha sido sobre explotada y donde las personas se ven afectadas por la falta de alimentos y de recursos. Esa mirada desde el privilegio, que unos pocos tienen por sobre esa mayoría que pide a gritos mayor equidad en el reparto de los bienes y la posibilidad de trabajo, salarios, salud, educación, vivienda e incluso espacios de recreación con mayor dignidad. Y por otro lado, aquellos ambientes empresariales que hablan de progreso y de economía, sin tener presente a los miles de mujeres y hombres que son explotados, usados y luego desechados por este sistema que engulle a la persona y luego la arroja como objeto inservible. Francisco nos invita a la búsqueda de un equilibrio que nos permita generar condiciones dignas para todos, sin perder el respeto a la naturaleza, convocándonos a una economía sustentable, aprendiendo a mirar el sentido de lo permanente de los recursos por sobre la transitoriedad de las cosas. A generar conciencia de esas tres erres, que el modelo ecológico ha introducido pero que nosotros como cristianos posiblemente no hemos integrado: Reutilizar, Reducir y Reciclar.

Algo importante y novedoso de esta encíclica, es que Francisco reconoce la necesidad de no sentirnos ni creernos dueños de la verdad, sino que es necesario aprender a escuchar a los especialistas en los temas medioambientales, lo que no es materia fácil de comprender ni menos de asumir; buscar el apoyo en iniciativas de hombres y mujeres de buena voluntad, aún de los no creyentes. Y de mirar a las demás ciencias como un aporte y no como un peligro para buscar caminos de convergencia. Invita al mundo a valorar el aporte ético, que desde nuestra fe, los cristianos podemos brindar al desarrollo de una ecología transparente y en donde el ser humano pueda estar presente como parte de este sistema que Dios nos ha regalado como nuestra única casa: nuestro planeta tierra, en donde debemos aprender a vivir y desarrollarnos en armonía, entre todos los pueblos y naciones de la tierra.

Conclusión

Laudato Si es, a mi entender,  el punto de partida para un nuevo trato entre el ser humano, Dios y la creación. Como creyentes nos invita a asumir, con responsabilidad, lo que nos corresponde en el cuidado del medioambiente y como vicentinos, debemos considerarlo, a mi juicio, un documento de vital importancia, teniéndola presente en nuestras planificaciones pastorales y en nuestros trabajos cotidianos. Hemos de ser punta de lanza para generar un cambio al interior de nuestras propias comunidades de manera congregacional y a nivel eclesial, en cuanto a los aportes pastorales que ella nos hace y que pueden ser integrados en nuestras prácticas y discursos catequísticos,  puesto que el cambio climático y todo lo que de ello se desprende, afecta cada vez más la vida de los pobres. Aún estamos a tiempo de hacer ese cambio tan necesario. Mañana puede ser tarde.

Alejandro Fabres, C.M.

Nueva obra vicentina en Copiapó

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En la Parroquia Santísima Trinidad de Paipote en Copiapó, se ha instalado una comunidad de la Congregación de la Misión, para atender pastoralmente esa parroquia, trabajar con la Familia Vicentina de la zona y colaborar, en general, con la acción apostólica de la Diócesis de Copiapó.

El P. Gerardo Díaz viajó a esa ciudad en la segunda quincena de febrero y a comienzos de marzo se le unió el P. Cristian Villalón. Ambos conformarán el equipo que lleva la presencia misionera vicentina, en la que será la presencia más nortina de la provincia de Chile.

El día 20 de marzo estaba programada la toma posesión del P. Gerardo como párroco, la presentación de los misioneros y a firma del contrato entre la Diócesis y la Congregación. Iba a ser un significativo evento eclesial y vicentino, pero las medidas recomendadas para evitar la propagación del Covid 19, provocaron la cancelación del acto. Sin embargo, el Administrador Apostólico de la Diócesis. P. Jaime Pizarro, leyó el Decreto de nombramiento como párroco en favor el P. Gerardo Díaz y de vicario parroquial en favor del P. Cristian Villalón, en una Eucaristía celebrada junto a la Comunidad de las Hijas de la Caridad, en la casa de éstas, el mismo día 19 de marzo.

P. Pablo Vargas nombrado Vicario de Pastoral de Punta Arenas

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El Obispo de Punta Arenas, Monseñor Bernardo Bastres, ha nombrado como Vicario Episcopal para la Pastoral de la mencionada Diócesis al P. Pablo Alexis Vargas Ruiz, C.M., quien contará con la colaboración, como Secretario de Pastoral de Don Julio Bórquez Águila.

Hasta ahora, las funciones hoy confiadas al P. Pablo Vargas, las cumplía el Pbro. Fredy Subiabre Matiacha, que es también Vicario General de la Diócesis.

Desde aquí envíanos a nuestro cohermano, una gozosa felicitación con los mejores deseos de que tenga éxito en estas nuevas tareas.

 

Monseñor Celestino Aós Braco asume como Arzobispo de Santiago

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En las puertas de la catedral, monseñor Celestino Aós fue acogido por los miembros del Cabildo Metropolitano, lugar en que besó una antigua cruz que preside las más importantes celebraciones en este templo, como signo de adhesión cristiana, para luego iniciar la procesión de entrada por la nave central, en medio de cálidos aplausos y gestos de afecto y cercanía de los cientos de fieles que repletaron el templo.

Antes del inicio de la misa, el Nuncio Apostólico, monseñor Alberto Ortega, leyó el documento del Papa Francisco que establece al nuevo Arzobispo de Santiago, «dado que fuiste bien formado en la familia de los Capuchinos (…) y que eres idóneo para presidir esta grey y para regirla prudentemente». Finalmente, el Pontífice se muestra confiado en que «tú podrás mostrar a todos el rostro de Cristo y su bondad».

Iglesia, morada de diálogo ante crisis moral y social

A continuación, a nombre de la Iglesia en Santiago, entregó su saludo el presbítero Jerónimo Walker,quien dio gracias a Dios «por la vocación y presencia de don Celestino entre nosotros (…) Dios pone en su corazón infinidad de personas y comunidades: laicos, sacerdotes, obispos, religiosas, diáconos, catequistas», como también la labor evangelizadora en colegios, universidades, hospitales, cárceles, etc.

Más adelante el padre Jerónimo expresó: «Nos preocupa el quiebre social de Chile. Es una crisis social y moral. Hay una abismal desigualdad en salud, educación, sueldos y pensiones. Eso humilla y aplasta a Cristo. Una indiferencia pasiva sería una bofetada sacrílega al Cristo pobre. Eso es tan hiriente como la violencia contra un ser humano». Y afirmó: «El diálogo es el principio más importante de la vida social y la Iglesia quiere ser morada del diálogo, sacramento de unidad y de justicia».

Finalmente, el padre Jerónimo Walker manifestó: «En este Santiago llagado y amado queremos trabajar, guiados por usted, nuestro arzobispo. Queremos convocar a muchos, a todos, a tener la alegría de ser constructores del Reino».

Terminado este saludo, subieron al altar los obispos auxiliares, vicarios, la hermana del obispo, Mercedes Aós y su esposo, religiosas, el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, representantes de cofradías, colegios, movimientos y de toda la actividad pastoral arquidiocesana, para entregar su saludo al nuevo pastor de Santiago.

Somos hijos amados de Dios

En su homilía, monseñor Aós indicó que «Jesucristo vive en el tiempo; el tiempo es de Dios; suya es la eternidad y el tiempo. Y Dios sabe cuándo es el momento preciso para cada cosa, para cada paso en el plan de Dios». Luego sostuvo que «cada cristiano, usted y yo, fuimos bautizados un día. Y en la fe la comunidad cristiana entendió cómo se decía sobre nosotros: ‘Este es mi hijo, esta es mi hija’. Ya nada ni nadie nos quitará esa dignidad, ese carácter: soy hijo amado de Dios. Nos desfiguramos con nuestros propios pecados, nos combaten desde fuera con criterios y acciones de violencia, injustica, corrupción, ridiculización». Sin embargo, agregó que «el Bautismo nos hizo criaturas nuevas (Gal 6, 15), y nos regaló la libertad de los hijos de Dios». Afirmó monseñor Aós que «estamos llamados a vivir y conducirnos de modo nuevo, somos libres para amar a todos, incluso a los que nos persiguen y calumnian, como lo hizo Jesús que pasó haciendo el bien a todos».

El arzobispo indicó sentirse unido y agradecido al Papa Francisco, a la Conferencia Episcopal, a sus obispos auxiliares, al presbiterio, a los diáconos, religiosos y religiosas, a las familias, a los capuchinos y a la diócesis de Copiapó, donde se inició como obispo.

Que ningún cristiano se sienta observador o condenador

Después, el Arzobispo de Santiago expresó: «Pasamos por días de agitación, de división y ataques (la división, la injusticia, la mentira, la violencia, son contrarios a nuestra condición cristiana, a nuestro compromiso bautismal). La palabra de Dios nos ha repetido que «en cualquier nación, el que lo teme y obra con rectitud es agradable ante Dios. Dios envió su Palabra anunciando a los Israelitas la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos» (Hechos 10, 35-36). Ningún cristiano puede quedarse de observador, menos aún de censor o de condenador; todos debemos preguntarnos ¿qué es la voluntad de Dios para mí? o con frase más familiar ¿qué haría Cristo en mi lugar?», intervención que sacó aplausos espontáneos en la asamblea.

Profesión de Fe y Fidelidad

Previo a la celebración de la Eucaristía, monseñor Celestino Aós hizo solemne Profesión de Fe y de Fidelidad a la Iglesia, en la Sala Capitular de la Catedral Metropolitana, en una breve ceremonia que presidió el nuncio, monseñor Alberto Ortega. El representante papal señaló que «es una alegría para todos esta celebración de hoy de toma de posesión del Arzobispo de Santiago, es una fiesta para todos».

Enseguida, el nuevo Arzobispo de Santiago leyó en forma solemne que «profeso todas y cada una de las verdades que están contenidas en el Símbolo de la Fe, a saber: Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra…». Y así siguió proclamando el texto del Credo de Nicea, Constantinopla, que es más largo que el texto se reza habitualmente.

Luego, monseñor Celestino Aós hizo su Promesa de Fidelidad y Obediencia «a la Iglesia Católica y al Romano Pontífice», como también prometió realizar con eficiencia el encargo apostólico hecho de «enseñar, santificar y gobernar al Pueblo de Dios en comunión jerárquica con la cabeza y los miembros del Colegio Episcopal».

Terminada le lectura de esta profesión y promesa de fidelidad, el Arzobispo de Santiago firmó los textos de estos documentos y enseguida hizo otro tanto el Nuncio de Su Santidad, de lo cual fueron testigos los miembros del Cabildo Metropolitano y obispos de otras diócesis y eméritos presentes.

 

Fuente: Comunicaciones Santiago

Mensaje de la Conferencia Episcopal sobre la situación que vive el país

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¡Chile no puede esperar!

A los que tienen responsabilidad política y social

A todos los hombres y mujeres de buena voluntad

1. En esta hora compleja de nuestra historia, como hijos de Dios en esta tierra, como ciudadanos y pastores, humildemente apelamos a la generosidad de todos para anteponer a cualquier ambición personal o grupal el bien común de la patria, la que nos debiera congregar como una sola familia.

2. ¡Por amor a nuestra patria terminemos con la violencia! Ante las denuncias por violaciones a los derechos humanos, personas fallecidas, heridas, vandalismo, saqueos, destrucción de infraestructura pública y privada, pedimos con fuerza e insistencia que cese todo tipo de violencia, venga de donde venga. No olvidemos que nuestra historia nos enseña el grave daño que el quiebre de la institucionalidad y la transgresión sistemática de la dignidad de las personas han dejado en muchos conciudadanos y en el alma de Chile.

3. ¡El respeto y el diálogo son hoy una urgencia! En el actual escenario, en que se ha invitado a una amplia reflexión sobre una nueva Constitución, es imprescindible un diálogo nacional sin exclusiones, amplio, participativo y diverso, que no sólo integre a los actores políticos, sino también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad; que involucre a los movimientos y organizaciones sociales y laborales, siguiendo el legítimo cauce institucional. La amistad cívica, la justicia y el respeto a la institucionalidad son la condición esencial de la convivencia y de la reconstrucción del tejido social.

4. “¡El fruto propio de la justicia es la paz!” (cfr. Is. 32, 17). ¡Chile no puede esperar! Todos tenemos que hacer nuestros mejores esfuerzos para derribar los muros que nos separan y tender los puentes que nos permitan encontrarnos y construir un pacto social que nos conduzca a un futuro con más justicia, con paz y dignidad, donde nadie se sienta excluido del desarrollo humano integral.

Como lo hicieron nuestros padres de la Patria, ponemos a Chile en manos de la Virgen del Carmen, sabiendo que ella nunca dejará de escuchar el clamor de su pueblo.

LOS OBISPOS Y ADMINISTRADORES DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE

Lo Cañas, 12 de noviembre de 2019.

Obispos piden respetar derechos de las personas y evitar más derramamiento de sangre para reconstruir la paz social

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En una nueva declaración pública desde el estallido social de la última semana, el Comité Permanente del Episcopado dice compartir la «esperanza de tantos que anhelan el pronto restablecimiento del orden público y confiamos en el juicio de la autoridad que se ha comprometido a terminar las medidas de excepción establecidas».

La declaración fue hecha pública la tarde de este jueves 24 de octubre y lleva por título «Levantarnos de la mano de la justicia y del diálogo». La firman los cinco obispos del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile.

Los obispos recuerdan su declaración del sábado 19 de octubre “Cuidar la convivencia: la paz es fruto de la justicia”, en la que hacían presente la necesidad de “comprender el profundo malestar de personas y familias que se ven afectadas por injustas desigualdades, por decisiones arbitrarias que les afectan en su vida diaria y por prácticas cotidianas que consideran abusivas, porque lesionan especialmente a los grupos más vulnerables”. Junto con condenar la violencia, dijimos también que “tenemos que hacernos cargo de entender las raíces de esa violencia y trabajar con urgencia para prevenirla, detenerla y generar formas pacíficas de hacerse cargo de los conflictos”.

Agenda social con participación ciudadana

En su mensaje de este jueves, los obispos valoran los gestos de autoridades y dirigentes que han procurado acoger las demandas expresadas por diversos sectores. «La mayor responsabilidad la tienen quienes ocupan cargos de dirigencia en la vida política y social. Es necesario confiar en su buena fe y su capacidad de llegar a acuerdos. Confiamos en que la agenda social se pueda ir construyendo con amplia participación ciudadana. La ciudadanía espera altura de miras de todos sus líderes, y sólo el diálogo fundado en una auténtica amistad cívica podrá superar las legitimas diferencia entre sectores, lo cual contribuirá a la pacificación de los ánimos».

Respetar los derechos de todas las personas, evitar más derramamiento de sangre

Agregan los pastores que «la vida de todos quienes vivimos en Chile y el respeto a la dignidad y los derechos de cada persona y la inculcación de sus deberes ha de ser una preocupación de todos nosotros. Unidos al dolor de los familiares de quienes han perdido la vida y de tantos que han resultado heridos, llamamos a todas las personas que se están manifestando y a los organismos y autoridades competentes a velar por el respeto de los derechos fundamentales, el trato ajustado a derecho de las personas detenidas y el respeto a los servidores públicos llamados a mantener el orden y la seguridad de acuerdo a las normas que la ley consagra».

Y añaden: «Evitar más derramamiento de sangre tiene que ser para todos la principal motivación en este momento para construir efectivamente la paz social. Los caminos de vida y unidad jamás se construyen con la muerte de compatriotas ni atropellando la dignidad de las personas, de todas las personas, independiente de su condición».

Levantarse desde la humildad y el diálogo, evitando toda violencia

Los obispos comparten «la esperanza de tantos que anhelan el pronto restablecimiento del orden público y confiamos en el juicio de la autoridad que se ha comprometido a terminar las medidas de excepción establecidas. Chile necesita levantarse desde la humildad y la generosidad mediante un diálogo constructivo y mayoritario, propio de la democracia, dejando de lado toda violencia, venga de donde venga. En este sentido, agradecemos las palabras del Papa Francisco que en estos días nos exhorta a que a través del diálogo se pueda trabajar para encontrar soluciones a la crisis».

Gratitud a quienes ayudan a construir el bien común

Finalmente, los obispos destacan que, en medio de la crisis que estamos viviendo, «ha habido muchas personas que han dado lo mejor de sí realizando acciones generosas para ayudar a otros, evitando la violencia y contribuyendo eficazmente en la construcción del bien común. En estos días también se han multiplicado en nuestras comunidades momentos de oración, reflexión y gestos concretos de fraternidad y servicio. Sigamos orando y comprometiéndonos, personal y comunitariamente, por la amistad cívica y la paz social en nuestro país».

La nota concluye pidiendo que la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, interceda por nosotros para que nos encontremos como hermanos, para que esta patria sea un hogar para todos.

Declaración Pública de la Conferencia Episcopal de Chile

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DECLARACIÓN PÚBLICA

Hemos conocido que el Fiscal Nacional ha decidido dejar sin efecto el Convenio Marco de Colaboración con la Conferencia Episcopal de Chile, texto que habíamos trabajado en conjunto durante varios meses y que suscribimos el 30 de abril.
Al respecto, la Conferencia Episcopal de Chile declara:

1. Nuestro único propósito al suscribir este acuerdo fue dar mayores garantías a las personas denunciantes de abuso sexual, especialmente a quienes no desean hacer su relato ante las instancias del Estado, y colaborar para que toda denuncia sea investigada por el Ministerio Público.

2. Nunca hemos buscado un trato preferente con este convenio. Nuestro objetivo fue explicitar en un documento formal con los estándares establecidos por el Ministerio Público, nuestra disposición a colaborar más allá de lo que la sola ley estipula.

3. Lamentamos que la firma de este convenio haya causado un impacto doloroso en víctimas y sobrevivientes de abuso. No era esa nuestra intención.

4. Por este motivo, comprendemos la razón de Fiscalía Nacional para tomar esta decisión. Dada la nueva situación, ratificamos nuestra voluntad de realizar todo lo necesario para aportar los antecedentes que reciba la Conferencia Episcopal y que ayuden a las instancias del Estado a esclarecer la verdad y hacer justicia.

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONES CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE

Santiago, 6 de mayo de 2019.
Prot. CECh 102 / 2019

Mensaje de la 50ª Asamblea General de Superioras y Superiores Mayores

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Los días 29 y 30 de abril, se realizó en la Casa de Ejercicios de Padre Hurtado, la 50ª Asamblea General de la Conferencia de Superiores y Superioras Mayores de Chile, Conferre, en la cual participó nuestro Visitador, P. Fernando Macías.

Esta 50ª Asamblea General emitió el siguiente Mensaje, dirigido a todos los miembros de las Comunidades perteneciente a Conferre:

“…Pero tu dejaste el mejor vino para el final”
(Juan 2, 10)

Hermanas y Hermanos:

1.-Reunidos en Asamblea general anual de la Conferencia de Religiosos de Chile, un gran grupo de representantes de la Vida Religiosa del país queremos acercarnos por este medio, para compartir con ustedes lo que hemos experimentado, reflexionado y caminado en este encuentro, con- templando al icono de las Bodas de Caná que nos ha propuesto la Conferencia de Religiosos de América Latina y el Caribe, CLAR, para este trienio 2018-2021.

2.- También nosotros y nosotras somos invitados con Jesús y sus discípulos a esta fiesta de alianza, vivida con alegría y entusiasmo, en la que nos encontramos sorpresivamente con María, que ya estaba allí. Bajo su mirada hemos podido reconocer, en medio de tanto bien que el Espíritu realiza a través de nuestra vocación en esta boda, la falta de vino en algunos ámbitos de nuestra propia vida religiosa: pesimismo estéril, comunidades en las que se vive el maltrato, adormecidas, con escasa llegada al mundo de los jóvenes de hoy, con abusos de poder, situaciones todas que van dejando cicatrices a personas a las que se les ha destrozado su capacidad de amar. Frente a esta realidad, nuestra fe está siendo desafiada a buscar signos de vida y esperanza, a transformar nuestros estilos de relación, a ver en los jóvenes el ahora de Dios, estar en los espacios donde ellos están y ver en cada joven una tierra sagrada donde hay que entrar a pie descalzo, a trabajar ahora en los cimientos de la reconstrucción, impulsados con la confianza y claridad con que María aconseja a los sirvientes: hagamos lo que él nos diga, hagámoslo.

3.- Como servidoras y servidores libres, también queremos llenar hasta arriba las estériles tinajas de piedra de la purificación. Nos sentimos invitados e invitadas a dejarnos guiar por este amado Jesús que nos transforma y convierte en discípulos y discípulas que escuchan, que se hacen cargo de las situaciones difíciles que enfrentamos, que servimos, que damos espacio para el protagonismo real de los jóvenes, que queremos estar atentos a las necesidades de los demás, con ojos admirados para mirar el trigo que hay en medio de la cizaña, que acompañan, que dan res- puesta y se adelantan a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, que comparten la vida. Así colaboramos en el surgimiento del vino nuevo que nos trae en abundancia Jesús, y que hace revivir la fiesta del Reino.

4.- Es un vino nuevo inesperado, un fruto que no hemos cultivado, y que nos lleva a valorar y comprometernos con los distintos dones de la sinodalidad que nos propone Jesús y que están creciendo entre nosotros y nosotras: la fraternidad, la complementariedad, la diversidad, la humanización, la crisis como oportunidad de vida nueva, el laicado que colaborativamente saca adelante la misión de la Iglesia en el mundo de hoy, el trabajo en redes, el permanecer en la fidelidad como lo hizo María, que permanece antes, durante y después en el proceso de la vida y el evangelio de su hijo.

5.- Hermanas y hermanos, nos sentimos llamados a continuar la fiesta del Reino. Desde nuestra Asamblea, les invitamos a la alegría y a la confianza, estando presentes, sensibles, valorando la diaconía de tantas personas que construyen en silencio la Iglesia de cada día, viviendo desde dentro las situaciones cotidianas, como María en Caná, que nos provoca a volver a centrar nuestra mirada y nuestra vida en Jesús.

 

Padre Hurtado, 30 de abril 2019