En la mañana de este jueves 14 de julio, los delegados a la Asamblea General fueron recibidos en audincia por el Papa Francisco, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.
El Papa hizo un alto en su descanso estival, rompiendo su «ayuno de julio» en su expresión, para recibir a los participantes en tres capítulos generales: la Orden Basiliana de San Josafat; la Orden de la Madre de Dios y la Congregación de la Misión que era lejos el grupo más numeroso.
Al comenzar cada uno de los Superiores Generales leyó un saludo dirigido al Santo Padre.
El P. Tomaž Mavrič, hablando en español, esbozó aspectos del carisma vicentino, poniendo énfasis en la misión la caridad y la entrega en las manos de la divina providencia. Recordó que San Vicente ha sido llanado el «mistico de la caridad»; descubriendo la «experincia mística del amor de Dios por la humanidad, a traves de la Encarnación , la Trinidad, la Eucaristia y la Virgen Maria»… «encontró la experiencia mística en Jesús, viviéndolo en la persona de los pobres y de los pobres en Jesús, experiencia que pusó en la perspectiva del aquí y el ahora, a través de la mística de la Divina Providencia»…
El Santo Padre devolvió los saludos de los tres superiores y les agradeció la presentación de las trayectorias y perspectivas de sus respectivos Institutos. “También yo deseo, en primer lugar, expresarles la gratitud de la Iglesia por el testimonio que dan como personas consagradas y por la actividad apostólica que desarrollan allí donde están presentes”, les manifestó.
Luego, recordó que, en estos días, las tres familias religiosas se dedican a trabajar en el Capítulo General. Precisó que los clérigos de la Madre de Dios y los sacerdotes de la Misión están llegando al final de estos espacios, mientras que los basilianos “no han hecho más que empezar”, acotó. El Papa extendió sus mejores deseos a los que han sido elegidos para el servicio del gobierno y se unió a su gratitud por los que han terminado.