Por estos días, hemos tenido una Semana Santa y una Pascua diferentes. Nosotros y todo el mundo.
En un año normal, éstos hubiesen sido días de mucho trabajo, de muchos preparativos y nerviosismo, de muchas carreras y de mucho entusiasmo. Per la Pandemia del Coronavirus y las medidas que las autoridades han debido tomar, así como también nuestra propia conciencia del peligro que todos corremos, nos ha obligado a hacer las cosas en forma diferente.
Algunos de nuestros cohermanos están en zonas donde se ha decretado cuarentena obligatoria y absoluta, como es el caso de la Casa de Santiago y también la de Punta Arenas; otros como en Macul, Copiapó, La Serena, Valparaíso, Collipulli y Los Lagos, enfrentando cuarentenas parciales y voluntarias. La mayoría de las diócesis ha decretado el cierre de los templos y de las actividades pastorales.
Como muchos sacerdotes en el mundo, hemos optado por celebrar la misa y todos los ritos de Semana Santa y transmitirlos por streaming o en algunos casos, por la radio. alguien ha objetado diciendo que no es necesario que todos lo hagamos, pero a los fieles les motiva y consuela ver a los sacerdotes de su parroquia o comunidad y estar en contacto, aunque sea virtual, con ellos.
La Comunidad de Macul salió el Viernes Santo, a la hora en que cada año se realiza el Vía Crucis, a recorrer las calles del territorio de la Parroquia Santa María Reina del Mundo, ellos encomendada. Se acercaron a una distancia prudente, a la gente y repartieron medallas.La gente valoró mucho este gesto de cercanía en medio de días tan difíciles. También transmitieron las celebraciones desde la capilla del ex-Regazo y desde el Seminario, transmitieron reflexiones para ayudar a vivir mejor estos días.
El P. Alejandro Fabres, en Tierra del Fuego, llegó a sus feligreses a través de las ondas de Radio Porvenir, con algunos de los ritos de Semana Santa y con reflexiones propias de Semana Santa. Otro tanto hizo la Comunidad de Collipulli por Radio Mirallay.
Y este Lunes de Pascua no habrá paseo, pero de seguro habrá el compartir alegre y sencillo en Comunidad, ejerciendo, como nunca, eso de «vivir como hermanos que se quieren bien» y un poco de aquello de ser «cartuchos en casa», sin dejar de ser misioneros, no ya quizá en la campiña, sino ahora en la red…