Papa León XIV: “Hagan que se escuche la voz de los pobres”

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El Papa León XIV en el discurso a los miembros de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, recibidos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico con ocasión de su congreso internacional anual, reafirmó el papel fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia, “instrumento de paz y de diálogo para construir puentes de fraternidad universal”. Hay una gran necesidad de justicia, de paternidad y maternidad, de espiritualidad – destacó – especialmente entre los jóvenes y los marginados

“Las personas comprometidas con la mejora de la sociedad, los movimientos populares y las organizaciones católicas de trabajadores son expresión de las periferias existenciales en las que la esperanza resiste y siembre brota de nuevo. Hagan que se escuche la voz de los pobres”, posteó en X.

León XIV, explica que hay que redescubrir y cultivar “el mandato de educar al pensamiento crítico” y “el encuentro y la escucha de los pobres, tesoro de la Iglesia y de la humanidad, portadores de puntos de vista descartados, pero indispensables para ver el mundo con los ojos de Dios”. Nacidos y desarrollados lejos de los centros de poder, son los continuadores y realizadores de la Doctrina Social, “expresión de las periferias existenciales donde la esperanza resiste y siempre brota. Les recomiendo que lleven la palabra a los pobres”.

El Papa aborda el tema elegido para la conferencia, “Superar las polarizaciones y reconstruir la gobernanza global: los fundamentos éticos”, y dice: “Hoy existe una amplia necesidad de justicia, una exigencia de paternidad y maternidad, un profundo deseo de espiritualidad, especialmente entre los jóvenes y los marginados, que no siempre encuentran canales eficaces para expresarse. Existe una demanda creciente de la Doctrina Social de la Iglesia a la que debemos responder”.

Santa Cruz de Mayo

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Como cada año, el párroco Misael Reyes y parroquianos de la parroquia San Luis Gonzaga de Collipulli, en vísperas de la Exaltación de la Santa Cruz, hemos celebrado la tradición de la Cruz de Mayo.

Esta actividad se hizo para mantener esta tradición de religiosidad popular y también para salir a recolectar alimentos no perecibles y poder ir en ayuda de tantos que viven en la precariedad.

Como se podrá ver en la imágenes lo que se reúne es una buena cantidad de alimentos no perecible.

 

Renovación de Votos de las HH.CC. 2025

Nos podríamos cuestionar el por qué seguir esta tradición hoy en día, pues muchos religiosos con votos perpetuos son libres de ir y venir en el mundo. La respuesta es, supongo, que los votos anuales para el servicio de los pobres se han convertido en parte de su identidad y son reconocidos por la Iglesia. Las hermanas esperan cada año la fiesta de la Anunciación, cuando eligen comprometerse de nuevo, y una gran corriente de renovación se extiende por toda la Compañía, en unos 90 países de todo el mundo.
El día 25 de marzo, Día de la Anunciación del Señor, hemos ido a Tomé ( PP. Cristian Villalón y Misael Reyes) para acompañar a las Hijas de la Caridad en su Renovación de Votos.
De igual manera el P. Alberto Torres hizo otro tanto acompañando a la Hermanas de Copiapó, con paseo incluido.
En el Hogar El Atardecer le tocó al P. Pablo González acompañando a nuestras Hermanas vecina en Macul.
Y el P. Fernando Macías fue quien acompañó, muy temprano a las Hermanas de Venecia donde también se unieran las de Huechuraba.
Luego, a medio día, fue la renovación de la Comunidad de la Asunción, donde todas las hermanas mayores renovaron sus votos.
Agradecemos a todas y cada una de nuestras hermanas por su donación y les aseguramos nuestra oración.
Que María de la Medalla Milagrosa las proteja con su manto.

 

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DEL P. ANDRÉS MOTTO, C.M.

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El sábado 1° de marzo, a las 11.00 hrs., el mismo autor, presentará su libro «Historia de la Congregación de la Misión y de la Familia Vicentina», por medio de la plataforma Zoom.

Todos los que quieran participar encontrarán el ID y el Código en el flyer.

Así vamos conociendo nuestros primeros pasos a la muerte del fundador.

San Francisco de Sales, amigo de San Vicente de Paúl

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Hoy, 24 de enero, la Iglesia recuerda a San Francisco de Sales, patrón de los periodistas y escritores católicos a cuyo amparo e intercesión la Iglesia confía a todas aquellas personas que se dedican a la noble profesión del periodismo y al oficio de escribir.

La devoción y la defensa de la fe que caracterizaron a este santo y doctor de la Iglesia son puestas como modelo para los periodistas y escritores, cuyo norte debe ser siempre la difusión de la verdad y la edificación de la humanidad.

Desde este portal web gestionado por profesionales del medio, queremos felicitar y enviar nuestra gratitud a todos los compañeros comunicadores que trabajan fielmente al servicio de la verdad y la información, su compromiso, responsabilidad y ética, asumiendo la grandeza de informar, comunicar y establecer grandes lazos con todas la comunidades.

San Francisco y San Vicente de Paúl

En octubre de 1618, Francisco llega por tercera vez a París. Será en esta ocasión, que sepamos con seguridad, cuando Vicen­te de Paúl va a tener la oportunidad de conversar e intimar direc­ta y largamente con el santo Obispo de Ginebra.

La estancia de Francisco en París se prolongará durante todo un año. A este encuentro llega un Francisco de Sales que, según su propia confesión, «ya iba declinando su vida hacia la vejez», pero, sobre todo, llega un obispo que ha plasmado en su vida el modelo delineado por el Concilio de Trento, y un santo que des­borda amor de Dios en el trato personal e irradia ese amor en el corazón de sus interlocutores. Su figura suscita admiración y reconocimiento universal, desde la gente sencilla de su diócesis hasta el grupo elevado de numerosos espirituales que se esfuer­zan por la renovación de la Iglesia en Francia. La misma nobleza y Corte Real se disputan su presencia.

2.1. Encuentro y ternas a tratar

Francisco de Sales llega a París para solicitar la mano de la joven Cristina, hermana de Luis XIII, para el Príncipe del Piamonte, primogénito de su Alteza Carlos Manuel. Hasta entonces, desde 1602, invariablemente el Duque se había opuesto a su pre­sencia en la Corte de París. Ahora, Francisco gozará de todo un año, entre octubre de 1618 y septiembre de 1619, para responder a las solicitudes de quienes quieren escuchar su predicación, recibir sus consejos y orientaciones, charlar y confesarse con él. Entre aquellos a los que el Santo Obispo de Ginebra va a prestar especial atención, figura Vicente de Paúl.

Sin duda, Vicente conocía ya mucho del santo Obispo. La huella que Francisco había dejado en la Corte y en el pueblo de París con sus más de cien predicaciones durante 1602, se mante­nía profunda y activa. Pero, en particular, seguía vivo el rescol­do de su animación espiritual en el entorno del círculo de Madame Acarie. Vicente participaba sin duda de ese aprecio e influjo de la espiritualidad del santo Obispo de Ginebra.

Conocía al Santo Obispo por su doctrina espiritual, amplia­mente divulgada a través de la publicación en 1608 de la Intro­ducción a la «Vida Devota», que, según confiesa el mismo Fran­cisco, «ha sido muy bien acogida en Francia», y seguramente también a través del «Tratado del Amor de Dios», cuya primera edición es de 1616.

Y es probable que lo hubiese tratado personalmente en su época de párroco de Chátillon-les-Dombes, perteneciente a la diócesis de Lyón, a donde Francisco acudía a predicar y donde acababa de establecer el primer monasterio de la Visitación fuera del Ducado de Saboya. Ciertamente las reglas de la Cofradía de la Caridad están inspiradas en la Introducción a la Vida Devota. Además parece difícil explicar la amistad tan íntima y familiar que surgirá de pronto entre los dos santos a raíz del encuentro de París. Sin embargo, carece de fundamento la afirmación de un primer encuentro el año 1602.

Según Pedro Coste, el primer encuentro directo y personal entre Francisco y Vicente de Paúl, al menos en París, tuvo lugar seguramente a finales de diciembre de 1618. Cuando Francisco de Sales llega a París el 10 de noviembre, Vicente de Paúl esta­ba de visita por tierras de Montmirail en compañía de la Señora de Gondi. El intermediario de ese primer encuentro fue proba­blemente Pedro de Bérulle, con quien Francisco de Sales trató sobre la formación del clero. Pero a ese primer encuentro siguie­ron otros más personales, seguramente a través de los señores de Gondi, que se movían en el círculo del ilustre visitante y aprecia­ban sobremanera al señor Vicente. No hay que olvidar que el entonces obispo de París era el Cardenal de Gondi, quien traza­ría un plan para retener a Francisco en París, proponiéndole el nombramiento de coadjutor con derecho a sucesión.

Si tuviéramos que hacer un guión de los coloquios manteni­dos entre los dos santos, anotaríamos los siguientes puntos:

El tema eclesial, especialmente en lo referente a la refor­ma del clero y a la evangelización del pueblo sencillo y la atención a los pobres.

El tema personal, que permite a Vicente compartir con el Santo Obispo sus inquietudes apostólicas y la vocación a la que se siente llamado.

El coloquio y la intimidad espiritual que se establece entre los dos.

2.2. Plena sintonía y gran familiaridad

El mutuo aprecio y familiaridad que surge entre los dos, hace suponer a P. Coste que los dos santos estaban «hechos para comprenderse amarse». En la misma línea se manifiesta Luis Abelly, al considerar la elección que Francisco y la Madre Chan-tal hacen de Vicente para Director del monasterio de la Visita­ción recién fundado en París, a pesar de que «había por aquellos días en París varios sacerdotes sabios, virtuosos y de más edad que el señor Vicente».

En este caso no se trataba sólo de una impresión, sino que res­pondía a la realidad de una relación íntima. Así nos lo confirma­rá Vicente en diversas ocasiones y de forma solemne en la Decla­ración tomada a Vicente el 17 de abril 1628 para la Beatificación de san Francisco. «Muchas veces me honré con el trato de Fran­cisco de Sales», confiesa Vicente. «Añadiré además —continúa—, basándome en el trato familiar con que me honró, que abriendo conmigo su corazón me dijo una vez que, cuando predicaba, se daba cuenta de que alguno le movía interiormente»’.

El nivel de la confianza depositada por Francisco de Sales en Vicente, lo expresa una confidencia que el Santo Obispo le con­fía en presencia de la Madre Juana Francisca Frémiot, viuda de Chantal, que había llegado a París el 6 de abril de 1619, llamada por Francisco para la fundación del nuevo monasterio de la Visi­tación. Les confía el mismo Francisco: «¡Qué bien he humillado a nuestras hermanas, que se esperaban que iba a decir maravi­llas en tan buena compañía!». Se trataba del primer sermón que Francisco predicó al día siguiente de su llegada a París en pre­sencia de la corte y del auditorio más selecto. Este tipo de con­versaciones tan íntimas no eran casuales, sino habituales. En otra ocasión llegó a confesar a Vicente que no podía leer sus pro­pios escritos sin llorar. «Supe de su propia boca por haberlo visto en su trato familiar, que solía derramar lágrimas, cuando repasaba los capítulo de los libros que él mismo había compues­to, pues se daba cuenta de que todas aquellas cosas las había escrito tan excelentemente, no por su propio ingenio, sino bajo la inspiración de Dios». La confianza e intimidad con que le solía tratar el santo Obispo hace exclamar a Vicente en un momento de su Declaración en el proceso de Beatificación: «Sé a ciencia cierta».

Por su parte, la admiración y veneración que Vicente de Paúl llegó a profesar a san Francisco de sales, creció de día en día. «Cuando repaso en mi mente las palabras de este siervo de Dios, excitan tanto mi admiración que me muevo a creer que ha sido el hombre que mejor copió al Hijo de Dios, mientras moró en esta tierra». Llamó especialmente la atención de Vicente la bondad desbordante que transmitía en sus conversaciones perso­nales al hablar del amor de Dios. Esto le hizo exclamar en una ocasión en que repasaba en su interior la idea de la bondad de Dios, que Francisco le había manifestado: «¡Qué bueno eres, Dios mío, cuando tan amable es esta criatura vuestra!».

A Vicente que, según Abelly, «era de natural bilioso y de un temperamento vivo y, por consiguiente, muy inclinado a la cólera», se le grabó en el fondo del alma este modelo. Ya antes se esforzaba en moderar su temperamento, que, además, inquie­taba especialmente a la señora de Gondi, porque pensaba que estaba disgustado por alguna queja contra su casa. Desde el encuentro con Francisco de Sales intensificó este esfuerzo. Nos cuenta Abelly «que la primera vez que lo vio, reconoció enseguida en su aspecto, en la serenidad de su rostro, en la manera de tratar y de hablar una imagen muy clara de la man­sedumbre de Nuestro Señor Jesucristo, que le había ganado el corazón».

Pero también Francisco de Sales, refiere su confesor Miguel Favre, había declarado «que no era dulce tanto por inclinación natural como por esfuerzo”. Más aún, como un día su herma­no, probablemente Juan Francisco, le mostrase su admiración por como había dominado su cólera, el Santo le confesó que «en muchas ocasiones, la cólera le hervía en el cerebro como hierve el agua en un cacharro puesto al fuego, pero que por la gracia de Dios, aunque tuviera que morirse por la violencia que tenía que hacerse para resistir esa pasión… jamás diría una palabra en su defensa».

En el retiro de Soissons de 1621, según asegura P. Collet’, Vicente le rogó a Dios que le cambiase ese temperamento brus­co y le concediese uno dulce y benigno. Poco después, nos dice Jean Calvet, quedó curado por una gracia especial, precisamen­te a la muerte de Francisco de Sales en 1622, como si fuese «la última sonrisa de su amigo’. Ya al final de su vida, confiesa a sus misioneros con evidente humildad: «Hace tanto tiempo que estudio esta lección y todavía no me la he aprendido».

Lo que el mismo Vicente recomienda al P. Codoing, es que desconfíe de los fervores naturales, ya que el espíritu de Dios procede con suavidad y con toda humildad. Y le confirma que, al comienzo de proyectar la Misión, hizo expresamente un retiro en Soissons por ese motivo, y añade: Dios quiso escucharme.

José Mª López Maside,

CEME, 2008

Oración por Chile en Playa Ancha – Valparaíso

Como es una tradición en Playa Ancha, desde hace 13 años, el sábado 5 de octubre tuvo lugar, en el Colegio María Auxiliadora la «Oración Interconfesional por Chile 2024». El evento tenía como frase motivadora «Cristo, Esperanza y Futuro para Chile».

En esta Oración participaron: Iglesia Cristiana para las familias; Iglesia de Dios; Misiones Mundiales; Iglesia Evangélica Metodista de Valparaíso y las parroquias San Vicente de Paúl, Medalla Milagrosa y Jesús el Buen Pastor.

También participó el Grupo Folklórico Corazones Cuequeros de Playa Ancha y dos alumnas de la Carrera Técnico en lenguaje de señas de la Universidad de Playa Ancha.

Participaron dos pastores y dos pastoras, además de los tres párrocos y un buen número de fieles de las diversas comunidades. También asistieron representantes del Ejército y de la Armada y algunos políticos.

La exhortación u homilía estuvo a cargo del párroco de San Vicente de Paúl, el P. Carlos de la Rivera, C.M.

Fiesta San Vicente de Paúl

Viernes 27 de septiembre se celebra la memoria de San Vicente de Paúl, santo que ha tocado los corazones de tantas personas, sacerdotes, hermanos, laicos y feligreses. y que con su vida quedó demostrado que el amor y la entrega por el prójimo, es dar sin esperar nada a cambio.

 

 CELEBRACIONES DE NORTE A SUR.

 

En la comunidad de Copiapó, la celebración tuvo lugar en el templo Catedral de la Diócesis «Nuestra Señora del Rosario» en ella se reunieron las distintas ramas de nuestra Familia Vicentina para celebrar los 40 años del colegio «San Vicente de Paúl» de las Hijas de la Caridad. En esta ocasión su pudieron reunir, ambos Visitadores, Sor Maria Eliza, P. Gastón Otárola, además de contar con la presencia del director de hermanas, el P. Sergio Plana, del mismo modo acompañaron los PP. Rodis Christensen, Alberto Torres y Álvaro Tamblay, además de un gran número de hermanas, laicos, alumnos y profesores.

 

y por supuesto, que las actividades en nuestras comunidades locales no se hicieron esperar, empezando por la celebración de la Parroquia Santísima Trinidad de Copiapó, Eucaristía que estuvo presidida por nuestro Padre Visitador, y su párroco P. Alberto Torres, C.M, en esta ceremonia, la comunidad de A.I.C, renovaron sus promesas.

La solemne Eucaristía de la Parroquia San Vicente de Paúl de Playa Ancha, estuvo presidida por el P. Luis Chávez, vicario parroquial, que estaba celebrando su 30º aniversario de ordenación sacerdotal y la homilía la pronunció el párroco, P. Carlos de la Rivera.

En la homilía, el predicador subrayó que San Vicente es un modelo a seguir por todos nosotros y que, él en seguimiento de Jesús, se hizo Buena Noticia para los pobres. También hizo referencia al aniversario sacerdotal del P. Luis, resaltando sus características personales y el hecho de que es en esta parroquia donde inició su ministerio, como vicario y luego como párroco por diez años. Finalmente, llamó a «reavivar a nuestra parroquia», superando los obstáculo que se ha tenido por diversas razones.

Concluida la Eucaristía, se realizó un brindis en los patios de la parroquia.

Posteriormente, en Santiago de Chile, en la Capilla de la Virgen de la Medalla Milagrosa donde hacen vida las Hijas de la Caridad, se reunieron, tras la convocatoria de la FAMVIN las distintas ramas que sirven en Santiago. La Eucaristía fue presidida por el Cardenal Celestino Aós Braco y por parte de los misioneros vicentinos estuvieron presentes los PP. Pablo González, David Paniagua, Jorge Manríquez, Danilo Gallardo y los seminaristas. Cabe resaltar la decoración de la Capilla, la cuál, se veía realmente hermosa, digna de está celebración.

También en la Casa Central de Alameda, donde la iglesia estaba de fiesta patronal, se celebró una misa bastante significativa con gran número de feligreses, quienes participaron de una manera alegre y agradecidos por formar parte de la espiritualidad de San Vicente. Presidió la Eucaristía el P. Víctor Rodríguez, C.M. En su homilía hizo énfasis «en las nuevas pobrezas, a las cuales debemos saber dar respuestas, ya que eso hizo el Santo de la caridad al cual recordamos. Debemos acordarnos también de las personas que sufren a nuestro lado, los adultos mayores, niños, enfermos…» Concelebraron los PP. Jorge Manríquez y Danilo Gallardo. Al finalizar la celebración, el padre Danilo Gallado procedió a bendecir el «agua bendita de San Vicente» para los enfermos y de igual esta se entregó con un pan donado por las Hermanas mayores Hijas de la Caridad. «El pan de los pobres» de San Vicente de Paúl.

 

En la Parroquia Santa María Reina del Mundo, el 28 de septiembre la Familia Parroquial celebró la solemnidad de San Vicente de Paúl, «el apóstol de caridad».
Con la presencia de Monseñor Luis Migone, el Párroco P. Pablo González, Padre David Paniagua, Diácono Patricio Lagar, el hermano «Polo», Seminaristas Jeffrey Zuniga y Daniel Vallejos, a las Hermanas Hijas de la Caridad, y a quienes representaron a las comunidades.

 

Con una buena cantidad de fieles, se celebró la Solemnidad de San Vicente de Paúl, en la Parroquia Todos Los Santos de Los Lagos, su párroco el P. Gabriel Fuentes, C.M. en su homilía, resaltó la vida y figura de San Vicente, y como su modelo de santidad es tan actual como lo fue en su tiempo, además de cómo el ejemplo de su vida es un camino alcanzable. Llamados a vivir intensamente la caridad y el tiempo personal que dispongamos para trabajar por el prójimo. En esta ceremonia, acompañó el P. Cristopher Groff, C.M, participaron también tres hermanas de nuestra comunidad (Cecilia, Lorena, Tamara).

Posteriormente a la Eucaristía, se compartió un ágape fraterno, celebrando al Santo de la Caridad.

Agradecemos a todas las comunidades que hicieron llegar imágenes de éstas celebraciones, para compartirlas con la Provincia y la Congregación.

 

Equipo de Comunicaciones Provincia de Chile. 

Agua Bendita de San Vicente

El día 27 de agosto se dió inicio a lo que será la tradicional «agua bendita de San Vicente». Tras el artículo que se publicó en nuestra página sobre este sacramental y su tradición en la Congregación, se dió inicio a esta agua bendita en favor de los enfermos. Para ello se dispuso de una pila de agua bendita y una oración para pedir la intercesión del santo.

 

El padre Jorge Manríquez, luego de la misa, bendijo la pila y bendijo el agua con la bendición aprobada por la iglesia que es introduciendo una reliquia en el agua y su oración.

 

Cada 27 de mes repartiremos está agua a quienes necesiten de ella para la salud del cuerpo y del alma.

 

 

Beatificación de Ján Havlík (Seminarista Vicentino)

Janko Havlik nació el 12 de abril de 1927 en Vlékovany, cerca de Skalica (actual Dubovce), Eslovaquia; en el seno de la familia de un obrero pobre, Karol Havlik, y su esposa Justina, de soltera Pollékova. En su currículum vitae manuscrito se lee: “Como quería continuar mis estudios, asistí durante dos años a la Escuela Cívica de Holic, donde caminaba 6 km al día. Al cabo de dos años empecé a ir al gimnasio de Skalica, en bicicleta todos los días, lo que suponía 36 km diarios”.

Janko creció en tiempos de gran crisis económica, que aumentó en el panorama de la Segunda Guerra Mundial. En esta situación, se trasladó a Banska Bystrica en 1943, e ingresó en la Escuela Apostólica, ”Seminario Menor”, de la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl, al tiempo que completaba sus estudios de bachillerato. Tras la guerra, el régimen político cambió radicalmente. El “febrero victorioso de 1948“, como se le llamó, significó el advenimiento del totalitarismo comunista y el comienzo de una lucha abierta contra la Iglesia.

Janko Havlik era uno de los jóvenes sobre los que el poder totalitario iba a ejercer toda la eficacia de su brutalidad. El 29 de octubre de 1951 fue detenido junto con los demás seminaristas de la Congregación en Nitra. La terrorífica policía estatal lo interrogó y torturó durante 16 meses, abandonándolo al hambre y al frío. Tras el juicio, que duró del 3 al 5 de febrero, fue condenado a diez años de prisión. A finales de febrero de 1953, Janko Havlik fue escoltado al campo de Jachymov como minero en la mina de uranio. En este ambiente de fatiga y sufrimiento descubrió que si no podía ser sacerdote, podía ser misionero.

Le dice a su querido amigo Anton Srholec: “Me siento como en una misión. Ningún misionero podría elegir un lugar de misión mejor y más difícil”.

Se sometió a un segundo juicio en 1959 y se añadió otro año a su condena. Incluso en prisión fue interrogado, maltratado, torturado y dejado sin comida y a la intemperie. Siempre se comportó con valentía. En agosto de 1961, Janko se desmaya en el trabajo. El diagnóstico en la enfermería es: “El estado del paciente requiere hospitalización inmediata“. Cuando pudo salir de la cárcel, lo enviaron a casa como enfermo terminal. Del joven que una vez había sido tan fuerte como un abeto, sólo quedaba una ruina. Pero hasta que el Señor le llamó a Sí, todavía se las arregló para describir su experiencia espiritual, sus pensamientos y sus oraciones, escribiendo dos pequeños pero densos cuadernos “El Vía Crucis de las Almas Pequeñas” y “Diario”. Son importantes porque nos permiten descubrir sus conversaciones personales con Dios, y pueden convertirse en una guía fiable para todos aquellos que quieran ir a Dios con él.

A pesar de todo, Janko no había bebido su copa de amargura hasta el fondo. Cuando el sonido de la ambulancia se difundía por el pueblo, todos sabían que Janko está siendo trasladado al hospital de Skalica. Los agentes le espían constantemente. Su último aliento llegó el 27 de diciembre de 1965. Janko Havlik muere repentinamente en la calle, sin testigos, el día de su santo patrono, San Juan Evangelista a la edad de 37 años. Muere en las horas de la mañana. De pie. Lo encuentran en una de las calles de Skalica, apoyado en la pared, junto al depósito de cenizas de una casa.

Llevó una vida santa: devoto, excelente en el canto, dotado en la palabra, devoto de la Virgen María, perseverante y amante de la oración. El 9 de junio de 2013 comenzó la investigación diocesana sobre el martirio del Siervo de Dios.

La redacción de la “Positio super martyrio” está en curso.

El próximo 31 de agosto el Cardenal Marcello Semeraro beatificará en Sastin a Ján Havlík, miembro de la Congregación y mártir de la fe. Dejamos esta infografía para irnos preparando para la fiesta que unirá Cielo y tierra a finales de este mes. Acudamos a la intercesión de Ján Havlik para pedir su te inquebrantable, su ejemplo de perdón y misericordia y su amor por el carisma vicentino.

Comparte la infografía para que llegue a más personas.

 

EL AGUA BENDITA DE SAN VICENTE

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El Agua Bendita de San Vicente para los enfermos

En el proceso de la beatificación del siervo de Dios Vicente de Paúl se enviaron y aprobaron 56 milagros de géneros diversos, pero todos de gran importancia. Entre aquellos milagros se encuentran algunos obtenidos mediante el uso del agua donde se había sumergido alguna reliquia del siervo de Dios. Recordamos algunos:

1.     En el año 1704 un tal Michelle Lepinè, pequeño comerciante de París, sufría de un escirro en el bazo y de úlceras en el hígado, males declarados incurables por el médico después de todos los remedios previstos. Encontrándose en el final de su vida, una Hija de la Caridad le aconsejó hacer una novena al siervo de Dios Vicente de Paúl y beber un poco de agua en la cual se había introducido una tela con la sangre del mismo siervo de Dios. Terminada la novena y habiendo bebido cada día de ese agua, se encontró perfectamente curado.

2.     La superiora de las Ursulinas del Monasterio de Tarbes Aquitania Sor Anna Damon en el año 1703, por causa de una gran caída, se quedó paralítica, casi inmovilizada y con fiebre altísima. Considerando el triste suceso de la buena superiora, una monja del mismo monasterio muy devota del venerable Vicente de Paúl, su paisano, propuso a la enferma de rezar una novena en honor al siervo de Dios, dándole de beber al mismo tiempo el agua en donde se sumergió un fragmento de una carta escrita por el venerable. Apenas terminada la novena, finaliza la fiebre, recupera el movimiento de las extremidades y la enferma es totalmente curada.

3.     De la misma manera es curado en París, en 1703, el señor Santiago Gran de una peligrosa e insanable disentería; y la hermana Inés, Ursulina de Arles, de unas fiebres tercianas. Todos estos ejemplos se producen antes del inicio del proceso de beatificación. De hecho, en el año 1682, una hermana Ursulina del monasterio de Dax estaba afectada de enajenación mental, todos los remedios aplicados habían resultado inútiles. Un hermano de la misión, Lostalot, le sugirió beber un poco de agua donde se había sumergido un papel con la firma autografíada del difunto señor Vicente, y la hermana afectada se curó perfectamente, así lo escribe el mismo Hermano Lostalot el 23 de septiembre de 1682.

De estos y otros casos similares sucedieron en los procesos y hubiesen ocurrido otros muchos si los sacerdotes de la misión hubiesen difundido la práctica y hubiesen usado, quizás, para ello, una bendición especial del agua sanadora.

Si bien es cierto que en el siglo diecinueve los misioneros de la provincia napolitana usaban una fórmula propia para bendecir el agua de san Vicente, y con la misma, obtenían muchas y milagrosas curaciones de enfermos, especialmente la de los niños y las madres en peligro de muerte: quizá san Vicente quería continuar desde el cielo la curación que hacía a los pobres niños abandonados.

 

Mientras tanto en el año 1881 pasaba por Nápoles el desaparecido P. Fiat, superior general de la Congregación de la Misión, sucesor de san Vicente. Conociendo que los Misioneros de Nápoles usaban una fórmula especial para bendecir el agua de san Vicente para los enfermos mientras introducían en la misma cualquier reliquia o medalla del santo, y habiéndose informado de los milagros que se conseguían, quiso difundir esta práctica a toda la Congregación, obteniendo la aprobación de la Santa Sede, concedida al año siguiente, con cualquier modificación de la fórmula antes usada en Nápoles. Esta fórmula o rito para bendecir el agua de san Vicente es introducida en el Apéndice de los rituales romano siendo propia de la Congregación de la Misión; aunque si algún sacerdote la pide se le facilita sin problema por parte del Superior general, los visitadores o por otro superior de los sacerdotes de la Misión.

Extendido en todo el mundo el uso de bendecir el agua con la invocación de san Vicente de Paúl para la curación de los enfermos, cada año se multiplicaban los efectos prodigiosos recogidos por los Annales de la Misión. Incluso en China Mons. Rouger, vicario apostólico de Kiang-sí, mostraba que en el año 1884 se curó un anciano por medio del agua bendecida de san Vicente.

 

De esta manera, el P. Fiat acudió a la Santa Sede, pidiendo esta gracia que le fue concedida por la Sagrada Congregación de Ritos el 16 de marzo de 1882, como se encuentra consignada en el Appendix del Rituale Romanum (No.52. Pág. 642). He aquí la fórmula, que podemos usar:

BENDICIÓN DEL AGUA CON LA INVOCACIÓN
DE SAN VICENTE DE PAÚL
Aprobada por la Sagrada Congregación de Ritos—16-III-1882
(en favor de los enfermos)

Oremos:
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, que con tu bendición levantas y fortaleces nuestra frágil condición, mira con bondad a este servidor tuyo (o a esta servidora tuya) enfermo (a); y por intercesión de San Vicente de Paúl, aparta de él (de ella) la enfermedad, fortalécelo (a) con tu poder, para que, recuperada la salud, y lleno (a) de prosperidad, pueda reincorporarse a la comunidad de sus hermanos y pueda darte gracias en tu Iglesia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Se sumerge en el agua la medalla o reliquia de San Vicente de Paúl, y se mantiene sumergida hasta el final de la siguiente oración:

Bendice, +Señor, esta agua para que sea un remedio saludable para el género humano; y, por intercesión de San Vicente de Paúl cuya medalla (reliquia) sumergimos, concédenos que todos quienes la utilizaren con fe reciban la salud del cuerpo y la protección del alma. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SAN VICENTE DE PAUL, MIRANOS CON BONDAD Y ACUDE EN AYUDA DE NUESTROS HERMANOS ENFERMOS.
Autor: P. Mario Villar, C.M.