San Francisco de Sales, amigo de San Vicente de Paúl

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Hoy, 24 de enero, la Iglesia recuerda a San Francisco de Sales, patrón de los periodistas y escritores católicos a cuyo amparo e intercesión la Iglesia confía a todas aquellas personas que se dedican a la noble profesión del periodismo y al oficio de escribir.

La devoción y la defensa de la fe que caracterizaron a este santo y doctor de la Iglesia son puestas como modelo para los periodistas y escritores, cuyo norte debe ser siempre la difusión de la verdad y la edificación de la humanidad.

Desde este portal web gestionado por profesionales del medio, queremos felicitar y enviar nuestra gratitud a todos los compañeros comunicadores que trabajan fielmente al servicio de la verdad y la información, su compromiso, responsabilidad y ética, asumiendo la grandeza de informar, comunicar y establecer grandes lazos con todas la comunidades.

San Francisco y San Vicente de Paúl

En octubre de 1618, Francisco llega por tercera vez a París. Será en esta ocasión, que sepamos con seguridad, cuando Vicen­te de Paúl va a tener la oportunidad de conversar e intimar direc­ta y largamente con el santo Obispo de Ginebra.

La estancia de Francisco en París se prolongará durante todo un año. A este encuentro llega un Francisco de Sales que, según su propia confesión, «ya iba declinando su vida hacia la vejez», pero, sobre todo, llega un obispo que ha plasmado en su vida el modelo delineado por el Concilio de Trento, y un santo que des­borda amor de Dios en el trato personal e irradia ese amor en el corazón de sus interlocutores. Su figura suscita admiración y reconocimiento universal, desde la gente sencilla de su diócesis hasta el grupo elevado de numerosos espirituales que se esfuer­zan por la renovación de la Iglesia en Francia. La misma nobleza y Corte Real se disputan su presencia.

2.1. Encuentro y ternas a tratar

Francisco de Sales llega a París para solicitar la mano de la joven Cristina, hermana de Luis XIII, para el Príncipe del Piamonte, primogénito de su Alteza Carlos Manuel. Hasta entonces, desde 1602, invariablemente el Duque se había opuesto a su pre­sencia en la Corte de París. Ahora, Francisco gozará de todo un año, entre octubre de 1618 y septiembre de 1619, para responder a las solicitudes de quienes quieren escuchar su predicación, recibir sus consejos y orientaciones, charlar y confesarse con él. Entre aquellos a los que el Santo Obispo de Ginebra va a prestar especial atención, figura Vicente de Paúl.

Sin duda, Vicente conocía ya mucho del santo Obispo. La huella que Francisco había dejado en la Corte y en el pueblo de París con sus más de cien predicaciones durante 1602, se mante­nía profunda y activa. Pero, en particular, seguía vivo el rescol­do de su animación espiritual en el entorno del círculo de Madame Acarie. Vicente participaba sin duda de ese aprecio e influjo de la espiritualidad del santo Obispo de Ginebra.

Conocía al Santo Obispo por su doctrina espiritual, amplia­mente divulgada a través de la publicación en 1608 de la Intro­ducción a la «Vida Devota», que, según confiesa el mismo Fran­cisco, «ha sido muy bien acogida en Francia», y seguramente también a través del «Tratado del Amor de Dios», cuya primera edición es de 1616.

Y es probable que lo hubiese tratado personalmente en su época de párroco de Chátillon-les-Dombes, perteneciente a la diócesis de Lyón, a donde Francisco acudía a predicar y donde acababa de establecer el primer monasterio de la Visitación fuera del Ducado de Saboya. Ciertamente las reglas de la Cofradía de la Caridad están inspiradas en la Introducción a la Vida Devota. Además parece difícil explicar la amistad tan íntima y familiar que surgirá de pronto entre los dos santos a raíz del encuentro de París. Sin embargo, carece de fundamento la afirmación de un primer encuentro el año 1602.

Según Pedro Coste, el primer encuentro directo y personal entre Francisco y Vicente de Paúl, al menos en París, tuvo lugar seguramente a finales de diciembre de 1618. Cuando Francisco de Sales llega a París el 10 de noviembre, Vicente de Paúl esta­ba de visita por tierras de Montmirail en compañía de la Señora de Gondi. El intermediario de ese primer encuentro fue proba­blemente Pedro de Bérulle, con quien Francisco de Sales trató sobre la formación del clero. Pero a ese primer encuentro siguie­ron otros más personales, seguramente a través de los señores de Gondi, que se movían en el círculo del ilustre visitante y aprecia­ban sobremanera al señor Vicente. No hay que olvidar que el entonces obispo de París era el Cardenal de Gondi, quien traza­ría un plan para retener a Francisco en París, proponiéndole el nombramiento de coadjutor con derecho a sucesión.

Si tuviéramos que hacer un guión de los coloquios manteni­dos entre los dos santos, anotaríamos los siguientes puntos:

El tema eclesial, especialmente en lo referente a la refor­ma del clero y a la evangelización del pueblo sencillo y la atención a los pobres.

El tema personal, que permite a Vicente compartir con el Santo Obispo sus inquietudes apostólicas y la vocación a la que se siente llamado.

El coloquio y la intimidad espiritual que se establece entre los dos.

2.2. Plena sintonía y gran familiaridad

El mutuo aprecio y familiaridad que surge entre los dos, hace suponer a P. Coste que los dos santos estaban «hechos para comprenderse amarse». En la misma línea se manifiesta Luis Abelly, al considerar la elección que Francisco y la Madre Chan-tal hacen de Vicente para Director del monasterio de la Visita­ción recién fundado en París, a pesar de que «había por aquellos días en París varios sacerdotes sabios, virtuosos y de más edad que el señor Vicente».

En este caso no se trataba sólo de una impresión, sino que res­pondía a la realidad de una relación íntima. Así nos lo confirma­rá Vicente en diversas ocasiones y de forma solemne en la Decla­ración tomada a Vicente el 17 de abril 1628 para la Beatificación de san Francisco. «Muchas veces me honré con el trato de Fran­cisco de Sales», confiesa Vicente. «Añadiré además —continúa—, basándome en el trato familiar con que me honró, que abriendo conmigo su corazón me dijo una vez que, cuando predicaba, se daba cuenta de que alguno le movía interiormente»’.

El nivel de la confianza depositada por Francisco de Sales en Vicente, lo expresa una confidencia que el Santo Obispo le con­fía en presencia de la Madre Juana Francisca Frémiot, viuda de Chantal, que había llegado a París el 6 de abril de 1619, llamada por Francisco para la fundación del nuevo monasterio de la Visi­tación. Les confía el mismo Francisco: «¡Qué bien he humillado a nuestras hermanas, que se esperaban que iba a decir maravi­llas en tan buena compañía!». Se trataba del primer sermón que Francisco predicó al día siguiente de su llegada a París en pre­sencia de la corte y del auditorio más selecto. Este tipo de con­versaciones tan íntimas no eran casuales, sino habituales. En otra ocasión llegó a confesar a Vicente que no podía leer sus pro­pios escritos sin llorar. «Supe de su propia boca por haberlo visto en su trato familiar, que solía derramar lágrimas, cuando repasaba los capítulo de los libros que él mismo había compues­to, pues se daba cuenta de que todas aquellas cosas las había escrito tan excelentemente, no por su propio ingenio, sino bajo la inspiración de Dios». La confianza e intimidad con que le solía tratar el santo Obispo hace exclamar a Vicente en un momento de su Declaración en el proceso de Beatificación: «Sé a ciencia cierta».

Por su parte, la admiración y veneración que Vicente de Paúl llegó a profesar a san Francisco de sales, creció de día en día. «Cuando repaso en mi mente las palabras de este siervo de Dios, excitan tanto mi admiración que me muevo a creer que ha sido el hombre que mejor copió al Hijo de Dios, mientras moró en esta tierra». Llamó especialmente la atención de Vicente la bondad desbordante que transmitía en sus conversaciones perso­nales al hablar del amor de Dios. Esto le hizo exclamar en una ocasión en que repasaba en su interior la idea de la bondad de Dios, que Francisco le había manifestado: «¡Qué bueno eres, Dios mío, cuando tan amable es esta criatura vuestra!».

A Vicente que, según Abelly, «era de natural bilioso y de un temperamento vivo y, por consiguiente, muy inclinado a la cólera», se le grabó en el fondo del alma este modelo. Ya antes se esforzaba en moderar su temperamento, que, además, inquie­taba especialmente a la señora de Gondi, porque pensaba que estaba disgustado por alguna queja contra su casa. Desde el encuentro con Francisco de Sales intensificó este esfuerzo. Nos cuenta Abelly «que la primera vez que lo vio, reconoció enseguida en su aspecto, en la serenidad de su rostro, en la manera de tratar y de hablar una imagen muy clara de la man­sedumbre de Nuestro Señor Jesucristo, que le había ganado el corazón».

Pero también Francisco de Sales, refiere su confesor Miguel Favre, había declarado «que no era dulce tanto por inclinación natural como por esfuerzo”. Más aún, como un día su herma­no, probablemente Juan Francisco, le mostrase su admiración por como había dominado su cólera, el Santo le confesó que «en muchas ocasiones, la cólera le hervía en el cerebro como hierve el agua en un cacharro puesto al fuego, pero que por la gracia de Dios, aunque tuviera que morirse por la violencia que tenía que hacerse para resistir esa pasión… jamás diría una palabra en su defensa».

En el retiro de Soissons de 1621, según asegura P. Collet’, Vicente le rogó a Dios que le cambiase ese temperamento brus­co y le concediese uno dulce y benigno. Poco después, nos dice Jean Calvet, quedó curado por una gracia especial, precisamen­te a la muerte de Francisco de Sales en 1622, como si fuese «la última sonrisa de su amigo’. Ya al final de su vida, confiesa a sus misioneros con evidente humildad: «Hace tanto tiempo que estudio esta lección y todavía no me la he aprendido».

Lo que el mismo Vicente recomienda al P. Codoing, es que desconfíe de los fervores naturales, ya que el espíritu de Dios procede con suavidad y con toda humildad. Y le confirma que, al comienzo de proyectar la Misión, hizo expresamente un retiro en Soissons por ese motivo, y añade: Dios quiso escucharme.

José Mª López Maside,

CEME, 2008

Otros homenajes a la Virgen del Carmen

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El pasado 16 de julio, en la parroquia San Luis Gonzaga de Collipulli se llevó a cabo la tradicional celebración de la Virgen del Carmen. Está festividad católica, profundamente arraigada en Chile, comenzó con una procesión desde la capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la población Santa Cruz. La procesión se dirigió al Templo Parroquial, donde se celebró la eucaristía en honor a la Virgen del Carmen, Reina y Madre de Chile.

Desde temprano en la mañana, numerosos feligreses se congregaron para venerar a la Madre de Dios.

 

Procesión y misa en la Comunidad de Ntra. Señora del Carmen de Mininco, parroquia de Collipulli.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la parroquia San Vicente de Paúl, en Valparaíso se realizó la Novena en honor a la Virgen del Carmen y, por supuesto, se la celebró como corresponde el día de su fiesta.

También uno de los misioneros de Valparaíso, P. Carlos de la Rivera, se desplazó a la zona interior de la Región de Valparaíso para celebrar en la localidad del Retiro en la Comuna de Quilpué, con una masiva participación de fieles.

 

 

 

 

 

 

 

 

Víspera y Cantata a la Virgen del Carmen. Acontecida el lunes 15 con el Coro de la Parroquia San Marcelino Champagnat, se presentó junto a los coros de la Vicaria de La Serena. Para brindarle homenaje a la Virgen del Carmen en la Iglesia de San Agustín.

Y el martes 16, se celebró la Solemnidad de la Virgen del Carmen; ceremonia presidida por Monseñor René Rebolledo Salinas en la Iglesias San Agustín de La Serena y acompañados por los feligreses de las distintas parroquias de la Vicaría de La Serena.

 

 

 

 

 

 

Festividad Virgen del Carmen

El martes 16 de julio se celebró en distintas parroquias e iglesias de nuestra Provincia la Festividad de la Virgen del Carmen Reina y Madre de Chile, comenzando por la Casa Central, la Iglesia San Vicente de Paúl en la Alameda, cuya misa se realizó como de costumbre a las 12:30 hrs, contando con una gran participación de los feligreses quienes manifestaron su gran amor y devoción por la Virgen del Carmen. La celebración fue presidida por el P. Visitador, y también se aprovechó la ocasión para bendecir una «pila de agua bendita» que se puso a la entrada de la iglesia.

 

 

Otra de nuestras obras en festejar a la Reina y Madre de Chile fue la Parroquia de San Lorenzo de Renaico. Donde el párroco, el P. Cristian Villalón, C.M. presidió y participó acompañando del novenario en honor a la Virgen del Carmen en dos capillas que están bajo su jurisdicción. Se trata de las capillas: Virgen del Carmen del Tijeral y de la Capilla del mismo nombre en Huelehuico.

En ambas capillas, se celebró a la Virgen con procesión, luego la Santa Misa para finalizar con un fraterno compartir. En la Comunidad del Huelehuico la procesión fue acompañada del club local de huasos.

Durante la novena, en la Capilla San Gabriel, fueron bautizadas dos adultas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Parroquia Nuestra Señora del Carmen del Cerro Bellavista celebró su fiesta patronal. Junto a los fieles, igualmente nos acompañó el P. Jorge Leng, párroco vecino del Cerro Mariposa.

Una hermosa eucaristía con un bello coro que nos acompañó.

 

 

 

 

 

 

 

En nuestra Parroquia San Miguel de Punta Arenas, Región de Magallanes, se la honró con la celebración de una Misa a la Chilena, presidida por su párroco, P. Pablo Vargas R., C.M.
La celebración se llevó a efecto en un gimnasio perteneciente a la misma parroquia, ya que fue muy numerosa la concurrencia de fieles.
Y, como es costumbre en estas Misas, se culminó con hermosos pies de cueca, nuestro baile nacional.

En nuestra parroquia Todos los Santos, ubicada en Los Lagos, también se celebró la solemnidad, de Nuestra Señora la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile, con una hermosa Misa a la Chilena, contando con la presencia de nuestras autoridades y feligreses de la comunidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cantata a Nuestra Señora Del Carmen en Cerro Bellasvista

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El día sábado 13 de julio se realizó la segunda «Cantata a la Carmelita» en nuestra parroquia de Valparaíso, Nuestra Señora del Carmen del Cerro Bellavista.

Todo comenzó el año pasado, viendo la realidad pastoral de la parroquia y la geografía del cerro, era cada vez más dificultoso poder realizar la típica y tradicional procesión en anda.

Junto a las parroquias del decanato Juan XXIII y en una acción sinodal con un comité abierto del decanato se realizó por primera vez la Cantata a la Virgen para festejarla de un modo nuevo. Uniendo poesía, danza, canto, música en diversos estilos, se logra convocar al rededor de 450 personas siendo un acto único en su estilo en la tradicional ciudad de Valparaíso.

Por ese  mismo motivo, la parroquia del Carmen, junto a su párroco, al Hno. Iván y a todo su equipo pastoral parroquial, convocan nuevamente a las parroquias del decanato volviendo a realizar «La segunda cantata a la carmelita 2024′

A pesar del frío de estos días de invierno, al dificultoso acceso a la parroquia, nuevamente se realizó esta colorida y folclórica fiesta, contando con la presentación de 10 cuadros artísticos musicales, de diversos estilos y modalidades, llevando a la gente a orar, cantar, meditar y hasta bailar. Esta celebración se llevó a cabo desde las 16:00 hrs hasta las 18:15 hrs. Este homenaje contó con la presencia de 380 personas aproximadamente. Asistieron, laicos, familias, niños, jóvenes, adultos mayores, sacerdotes, diáconos y religiosas del decanato. Todos dieron realce y éxito a esta fiesta parroquial y decanal en honor a la Madre del Carmelo.

Se concluyó con 3 pies de cueca chilena en honor a la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile y así, una vez finalizado el acto y dando las gracias a todos los que participaron y ayudaron en la preparación de esta fiesta, se recibió la bendición final de Párroco, Padre Mario Villar, C.M.  y se invitó cordialmente a todos los asistentes de esta segunda cantata a un fraterno compartir que el comité del consejo parroquial había preparado (sopaipillas y vino navegado). Este compartir se realizó en los jardines del templo.

La feligresía y los asistentes venidos de diversos lugares compartieron con alegría y gozo esta tarde carmelitana en nuestra Parroquia Nuestra Señora del Carmen, donde se demostró que unidos entre todas las parroquias vecinas y en fraternidad sinodal vamos celebrando y fortaleciendo nuestra fe.

Cuidado de enfermos y necesitados.

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La parroquia San Luis Gonzaga de Collipulli, enmarcada en la festividad de su santo patrono, quien se dedicó a cuidar enfermos, ayudar a los necesitados y protector de los jóvenes estudiantes, realizo el día sábado 15 de junio, una atención a personas en situación de calle a través de una rica once con sopaipillas, pebre, café, té y leche, entre otros cosas.

Esta actividad también recibió apoyo por parte de miembros de la comunidad y jóvenes de confirmación, junto a su párroco el P. Misael Reyes, CM.