En las puertas de la catedral, monseñor Celestino Aós fue acogido por los miembros del Cabildo Metropolitano, lugar en que besó una antigua cruz que preside las más importantes celebraciones en este templo, como signo de adhesión cristiana, para luego iniciar la procesión de entrada por la nave central, en medio de cálidos aplausos y gestos de afecto y cercanía de los cientos de fieles que repletaron el templo.
Antes del inicio de la misa, el Nuncio Apostólico, monseñor Alberto Ortega, leyó el documento del Papa Francisco que establece al nuevo Arzobispo de Santiago, «dado que fuiste bien formado en la familia de los Capuchinos (…) y que eres idóneo para presidir esta grey y para regirla prudentemente». Finalmente, el Pontífice se muestra confiado en que «tú podrás mostrar a todos el rostro de Cristo y su bondad».
Iglesia, morada de diálogo ante crisis moral y social
A continuación, a nombre de la Iglesia en Santiago, entregó su saludo el presbítero Jerónimo Walker,quien dio gracias a Dios «por la vocación y presencia de don Celestino entre nosotros (…) Dios pone en su corazón infinidad de personas y comunidades: laicos, sacerdotes, obispos, religiosas, diáconos, catequistas», como también la labor evangelizadora en colegios, universidades, hospitales, cárceles, etc.
Más adelante el padre Jerónimo expresó: «Nos preocupa el quiebre social de Chile. Es una crisis social y moral. Hay una abismal desigualdad en salud, educación, sueldos y pensiones. Eso humilla y aplasta a Cristo. Una indiferencia pasiva sería una bofetada sacrílega al Cristo pobre. Eso es tan hiriente como la violencia contra un ser humano». Y afirmó: «El diálogo es el principio más importante de la vida social y la Iglesia quiere ser morada del diálogo, sacramento de unidad y de justicia».
Finalmente, el padre Jerónimo Walker manifestó: «En este Santiago llagado y amado queremos trabajar, guiados por usted, nuestro arzobispo. Queremos convocar a muchos, a todos, a tener la alegría de ser constructores del Reino».
Terminado este saludo, subieron al altar los obispos auxiliares, vicarios, la hermana del obispo, Mercedes Aós y su esposo, religiosas, el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, representantes de cofradías, colegios, movimientos y de toda la actividad pastoral arquidiocesana, para entregar su saludo al nuevo pastor de Santiago.
Somos hijos amados de Dios
En su homilía, monseñor Aós indicó que «Jesucristo vive en el tiempo; el tiempo es de Dios; suya es la eternidad y el tiempo. Y Dios sabe cuándo es el momento preciso para cada cosa, para cada paso en el plan de Dios». Luego sostuvo que «cada cristiano, usted y yo, fuimos bautizados un día. Y en la fe la comunidad cristiana entendió cómo se decía sobre nosotros: ‘Este es mi hijo, esta es mi hija’. Ya nada ni nadie nos quitará esa dignidad, ese carácter: soy hijo amado de Dios. Nos desfiguramos con nuestros propios pecados, nos combaten desde fuera con criterios y acciones de violencia, injustica, corrupción, ridiculización». Sin embargo, agregó que «el Bautismo nos hizo criaturas nuevas (Gal 6, 15), y nos regaló la libertad de los hijos de Dios». Afirmó monseñor Aós que «estamos llamados a vivir y conducirnos de modo nuevo, somos libres para amar a todos, incluso a los que nos persiguen y calumnian, como lo hizo Jesús que pasó haciendo el bien a todos».
El arzobispo indicó sentirse unido y agradecido al Papa Francisco, a la Conferencia Episcopal, a sus obispos auxiliares, al presbiterio, a los diáconos, religiosos y religiosas, a las familias, a los capuchinos y a la diócesis de Copiapó, donde se inició como obispo.
Que ningún cristiano se sienta observador o condenador
Después, el Arzobispo de Santiago expresó: «Pasamos por días de agitación, de división y ataques (la división, la injusticia, la mentira, la violencia, son contrarios a nuestra condición cristiana, a nuestro compromiso bautismal). La palabra de Dios nos ha repetido que «en cualquier nación, el que lo teme y obra con rectitud es agradable ante Dios. Dios envió su Palabra anunciando a los Israelitas la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos» (Hechos 10, 35-36). Ningún cristiano puede quedarse de observador, menos aún de censor o de condenador; todos debemos preguntarnos ¿qué es la voluntad de Dios para mí? o con frase más familiar ¿qué haría Cristo en mi lugar?», intervención que sacó aplausos espontáneos en la asamblea.
Profesión de Fe y Fidelidad
Previo a la celebración de la Eucaristía, monseñor Celestino Aós hizo solemne Profesión de Fe y de Fidelidad a la Iglesia, en la Sala Capitular de la Catedral Metropolitana, en una breve ceremonia que presidió el nuncio, monseñor Alberto Ortega. El representante papal señaló que «es una alegría para todos esta celebración de hoy de toma de posesión del Arzobispo de Santiago, es una fiesta para todos».
Enseguida, el nuevo Arzobispo de Santiago leyó en forma solemne que «profeso todas y cada una de las verdades que están contenidas en el Símbolo de la Fe, a saber: Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra…». Y así siguió proclamando el texto del Credo de Nicea, Constantinopla, que es más largo que el texto se reza habitualmente.
Luego, monseñor Celestino Aós hizo su Promesa de Fidelidad y Obediencia «a la Iglesia Católica y al Romano Pontífice», como también prometió realizar con eficiencia el encargo apostólico hecho de «enseñar, santificar y gobernar al Pueblo de Dios en comunión jerárquica con la cabeza y los miembros del Colegio Episcopal».
Terminada le lectura de esta profesión y promesa de fidelidad, el Arzobispo de Santiago firmó los textos de estos documentos y enseguida hizo otro tanto el Nuncio de Su Santidad, de lo cual fueron testigos los miembros del Cabildo Metropolitano y obispos de otras diócesis y eméritos presentes.
Fuente: Comunicaciones Santiago