Hoy lunes 8 de julio, a las 9:45 a.m., en el Santuario de la Medalla Milagrosa, se llevó a cabo la eucaristía de exequias por la pascua de Sor Silvia Velasquéz Vergara, H.C. La eucaristía fue presidida por el P. Fernando Macías, Asistente Provincial, acompañados de los cohermanos PP. Jorge Manríquez, Danilo Gallardo y Álvaro Tamblay, también sus hermanas de la casa de la Asunción, casa Virgen de los Rayos y Hogar Atardecer. Participaron de la eucaristía la familia de Sor Silvia, su hermana, sobrinos y sobrinas, quienes llegaron muy temprano desde Talca.
En la homilía se destacó el caminar de Sor Silvia Velasquéz, a lo largo de sus servicios en diferentes obras de las hermanas, destacando sobre todo su entrega misionera en los hospitales de Talca, San Fernando, Van Buren en Valparaíso, El Salvador en Santiago, La Serena, Copiapó, etc. Pero también se fue recordando su gran cariño y entrega por los jovenes de Juventud Mariana Vicentina (JMV), destacando que de esos grupos de jóvenes que animó y asesoró los encaminó a muchos de ellos y ellas a consagrarse como sacerdotes y hermanas (H.C). Así mismo, se destacó como ella testimonió su vida de Sierva de Dios y los pobres en sus actitudes de una mujer sencilla, piadosa, humilde y muy apostólica. Concluyendo la eucaristía, P. Jorge Manríquez dirigió el responso final, invitando a toda su familia y a Sor Farides, H.C. para que participarán aspersión del agua bendita, se dio un momento de silencio orante para escuchar unas palabras de su sobrina de agradecimiento a la tía por su testimonio de vida y cercanía cariñosa hacia cada uno de ellos y agradeciendo a la comunidad de las hermanas por toda la atención y preocupación hacia ella.
Terminada la eucaristía, se dirigió casi toda la asamblea, para acompañarla hacia la cripta en el Cementerio General, para dejar ahí sus restos mortales, bendiciendo su féretro y el nicho. En ese momento se invitó a los participantes a expresar su gratitud hacia ella a través de una palabra o frase que reflejaba las semillas que ella planto junto a nosotros, con un hermoso canto mariano se concluyó este acto religioso, y fraterno de despedida de esta pequeña sierva de los pobres que paso haciendo el bien.