MENSAJE DE SAN VICENTE DE PAÚL PARA LA APERTURA DEL SIMPOSIO:

“Queridos hermanos y hermanas, ¡qué alegría verlos reunidos, provenientes de tantos rincones de Latinoamérica, unidos por este mismo deseo: comunicar esperanza!
En mi época, no teníamos las maravillas que Dios les ofrece hoy: sus redes, sus dispositivos, sus medios que cruzan océanos en segundos. En aquel entonces, mis cartas me llevaban semanas, meses, y sin embargo, las escribía sin cesar, porque sabía que la palabra, cuando nace de la caridad, es semilla de vida y transformación.
Por eso les digo: no se dejen engañar por el brillo y los encantos de este mundo digital, si la caridad no habita en ellos. La comunicación vicentina debe ser un reflejo de la ternura de Dios, debe hacer visible el rostro de Cristo en los rostros de los pobres, debe consolar a los afligidos, formar a quienes buscan sentido, animar a quienes sirven, despertar a quienes duermen en la indiferencia.
Usen sus medios, sí. Usen ¡Con inteligencia, creatividad y valentía! Pero recuerden: ninguna tecnología puede reemplazar un corazón encendido de amor por Dios y los pobres. Ninguna conexión vale más que el encuentro humano. Que sus publicaciones sean puentes, que sus palabras sean bálsamo, que sus imágenes muestren la belleza de la caridad.
Y, sobre todo, que cada clic los acerque a Jesús y que cada mensaje los conduzca a los pobres, que son nuestros maestros y señores. Si hacen esto, serán verdaderos misioneros digitales vicentinos, comunicando esperanza y preparando al mundo para la llegada del Reino de Dios.
— Su humilde servidor, Vicente de Paúl.