Agua Bendita de San Vicente

El día 27 de agosto se dió inicio a lo que será la tradicional «agua bendita de San Vicente». Tras el artículo que se publicó en nuestra página sobre este sacramental y su tradición en la Congregación, se dió inicio a esta agua bendita en favor de los enfermos. Para ello se dispuso de una pila de agua bendita y una oración para pedir la intercesión del santo.

 

El padre Jorge Manríquez, luego de la misa, bendijo la pila y bendijo el agua con la bendición aprobada por la iglesia que es introduciendo una reliquia en el agua y su oración.

 

Cada 27 de mes repartiremos está agua a quienes necesiten de ella para la salud del cuerpo y del alma.

 

 

EL AGUA BENDITA DE SAN VICENTE

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El Agua Bendita de San Vicente para los enfermos

En el proceso de la beatificación del siervo de Dios Vicente de Paúl se enviaron y aprobaron 56 milagros de géneros diversos, pero todos de gran importancia. Entre aquellos milagros se encuentran algunos obtenidos mediante el uso del agua donde se había sumergido alguna reliquia del siervo de Dios. Recordamos algunos:

1.     En el año 1704 un tal Michelle Lepinè, pequeño comerciante de París, sufría de un escirro en el bazo y de úlceras en el hígado, males declarados incurables por el médico después de todos los remedios previstos. Encontrándose en el final de su vida, una Hija de la Caridad le aconsejó hacer una novena al siervo de Dios Vicente de Paúl y beber un poco de agua en la cual se había introducido una tela con la sangre del mismo siervo de Dios. Terminada la novena y habiendo bebido cada día de ese agua, se encontró perfectamente curado.

2.     La superiora de las Ursulinas del Monasterio de Tarbes Aquitania Sor Anna Damon en el año 1703, por causa de una gran caída, se quedó paralítica, casi inmovilizada y con fiebre altísima. Considerando el triste suceso de la buena superiora, una monja del mismo monasterio muy devota del venerable Vicente de Paúl, su paisano, propuso a la enferma de rezar una novena en honor al siervo de Dios, dándole de beber al mismo tiempo el agua en donde se sumergió un fragmento de una carta escrita por el venerable. Apenas terminada la novena, finaliza la fiebre, recupera el movimiento de las extremidades y la enferma es totalmente curada.

3.     De la misma manera es curado en París, en 1703, el señor Santiago Gran de una peligrosa e insanable disentería; y la hermana Inés, Ursulina de Arles, de unas fiebres tercianas. Todos estos ejemplos se producen antes del inicio del proceso de beatificación. De hecho, en el año 1682, una hermana Ursulina del monasterio de Dax estaba afectada de enajenación mental, todos los remedios aplicados habían resultado inútiles. Un hermano de la misión, Lostalot, le sugirió beber un poco de agua donde se había sumergido un papel con la firma autografíada del difunto señor Vicente, y la hermana afectada se curó perfectamente, así lo escribe el mismo Hermano Lostalot el 23 de septiembre de 1682.

De estos y otros casos similares sucedieron en los procesos y hubiesen ocurrido otros muchos si los sacerdotes de la misión hubiesen difundido la práctica y hubiesen usado, quizás, para ello, una bendición especial del agua sanadora.

Si bien es cierto que en el siglo diecinueve los misioneros de la provincia napolitana usaban una fórmula propia para bendecir el agua de san Vicente, y con la misma, obtenían muchas y milagrosas curaciones de enfermos, especialmente la de los niños y las madres en peligro de muerte: quizá san Vicente quería continuar desde el cielo la curación que hacía a los pobres niños abandonados.

 

Mientras tanto en el año 1881 pasaba por Nápoles el desaparecido P. Fiat, superior general de la Congregación de la Misión, sucesor de san Vicente. Conociendo que los Misioneros de Nápoles usaban una fórmula especial para bendecir el agua de san Vicente para los enfermos mientras introducían en la misma cualquier reliquia o medalla del santo, y habiéndose informado de los milagros que se conseguían, quiso difundir esta práctica a toda la Congregación, obteniendo la aprobación de la Santa Sede, concedida al año siguiente, con cualquier modificación de la fórmula antes usada en Nápoles. Esta fórmula o rito para bendecir el agua de san Vicente es introducida en el Apéndice de los rituales romano siendo propia de la Congregación de la Misión; aunque si algún sacerdote la pide se le facilita sin problema por parte del Superior general, los visitadores o por otro superior de los sacerdotes de la Misión.

Extendido en todo el mundo el uso de bendecir el agua con la invocación de san Vicente de Paúl para la curación de los enfermos, cada año se multiplicaban los efectos prodigiosos recogidos por los Annales de la Misión. Incluso en China Mons. Rouger, vicario apostólico de Kiang-sí, mostraba que en el año 1884 se curó un anciano por medio del agua bendecida de san Vicente.

 

De esta manera, el P. Fiat acudió a la Santa Sede, pidiendo esta gracia que le fue concedida por la Sagrada Congregación de Ritos el 16 de marzo de 1882, como se encuentra consignada en el Appendix del Rituale Romanum (No.52. Pág. 642). He aquí la fórmula, que podemos usar:

BENDICIÓN DEL AGUA CON LA INVOCACIÓN
DE SAN VICENTE DE PAÚL
Aprobada por la Sagrada Congregación de Ritos—16-III-1882
(en favor de los enfermos)

Oremos:
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, que con tu bendición levantas y fortaleces nuestra frágil condición, mira con bondad a este servidor tuyo (o a esta servidora tuya) enfermo (a); y por intercesión de San Vicente de Paúl, aparta de él (de ella) la enfermedad, fortalécelo (a) con tu poder, para que, recuperada la salud, y lleno (a) de prosperidad, pueda reincorporarse a la comunidad de sus hermanos y pueda darte gracias en tu Iglesia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Se sumerge en el agua la medalla o reliquia de San Vicente de Paúl, y se mantiene sumergida hasta el final de la siguiente oración:

Bendice, +Señor, esta agua para que sea un remedio saludable para el género humano; y, por intercesión de San Vicente de Paúl cuya medalla (reliquia) sumergimos, concédenos que todos quienes la utilizaren con fe reciban la salud del cuerpo y la protección del alma. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SAN VICENTE DE PAUL, MIRANOS CON BONDAD Y ACUDE EN AYUDA DE NUESTROS HERMANOS ENFERMOS.
Autor: P. Mario Villar, C.M.